Qué distinto el sonido
cuando pasa el tren
Creo que ya lo comenté en su momento. La humedad no es cosa de verla, olerla, sentirla, o que te llegue hasta la boca, ¡es todo junto! Y justo quizá el sentido que menos la refleja, el sonido, es lo que hace variar cuando pasa el tren. ¡ufff!
Una obra de arte
En la hierba,
una mariposa
de un verde claro
Hierba y mariposa. Un solo color… ¿varía el tono? … ¿más sencillo? ¿más haiku? imposible
Ya se desprenden
los limones maduros;
cuánto azahar
Directamente al pulmón desde la huerta. El amarillo del limón (que luego alguien “escurrirá”), su tacto, el olor del azahar y el sonido del cítrico al chocar con el suelo… en fin, qué os voy a contar
olor a vaca ~
y en medio de la niebla
otro mugido
Más sentidos que se activan. Todos… y esa niebla que llega hasta los huesos…
Reventando
la costra del huerto,
brotes de datura
Marca de la casa, también lo comenté en su día. La selección de palabras y su sonido: reventar-costra-brote, hacen llegar más fácil esa imagen tan de nuestros campos
Almendro en flor.
Todavía en la cima,
restos de nieve.
Aparte del temor de lo que va a subir el turrón
, ¡qué imagen con qué zoom! con el reflejo
de una luna redonda
se mueve el charco
Sabemos que un charco se mueve porque ni más ni menos que una luna se refleja en él. Un charco de ciudad, aldea, pueblo, campo o patio interior. Pero ahí está
Casa vacía-
los novios de la foto
aún se miran.
Estos haiku “de interior” cuando pellizcan, pellizcan. ¿Qué sigue vacío? ¿Sólo la casa? Luego ¡se habla de una foto y surge un “aún”! Ese “aún” es impagable.
Y muchos más claro…..