Mayo 2007

Haikus destacados por los participantes del foro
Responder
Avatar de Usuario
Mavi
--------------------
Mensajes: 6333
Registrado: 18/Nov/2006 00:14
Ubicación: Murcia, España

Mayo 2007

Mensaje por Mavi »

Selección de mayo de 2007





brotes de abril
desaparece el muérdago
dentro del chopo


(Nanook)



El primer mirlo
con la última estrella.
Amaneciendo


(Santiago Larreta Irisarri)


Al avance de la primavera, el retroceso de los signos invernales... Al primer mirlo, la última estrella... Que unas cosas se oculten mientras otras se muestran es una especie de compasión con el ser humano, que no podría sobrevivir a la eclosión simultánea de todos los signos. Que en la naturaleza del mundo esté el “mostrarse sucesivamente” convierte nuestra sentimentalidad para con él en una fruslería, comparada con la gracia de la que somos objeto.





entre escombros
la cabeza de muñeca
lluvia de abril


(Miraalsur)



la lluvia colma
de flores de castaño
los parabrisas


(Luis Carril)



lluvia de abril
la abubilla recoge
unos hierbajos


(José Luis Vicent)



Con la lluvia viene a nosotros la memoria vieja del hombre o la mujer que somos y la memoria ancestral del ser humano. No hemos perdido -es imposible perderlo- el asombro por el agua, que nos constituye en lo físico, que nos “cala” en lo emocional, como ningún otro elemento. Llueve y es abril y todo está claro ante los ojos: una cabeza de muñeca en el escombro, flores en los parabrisas, una abubilla... Todo parece más cerca de ser dicho. ¿O es que somos un poco más permeables a lo real bajo la lluvia de primavera?





esta mañana
ningún barco en la costa,
la niebla


(José Luis Vicent)



en el ocaso
y el anochecer
las ramas del árbol


(Viento)


El haiku es un relámpago entre dos momentos, entre dos cosas, entre dos sucesos, un fogonazo que nos permite percibir instantánea y fugazmente el lugar por el que penetrar en la trama de lo que se manifiesta. Incluso donde no hay nada, donde nada sucede, hay algo que percibir. Incluso donde todo está quieto, en un desierto de niebla o entre las ramas inmóviles de un árbol, se sostiene una pugna silenciosa e incesante, una lucha que se libra en y entre las cosas (y entre los estados) por ser.





cielo de cirros
la alondra en el cable
de alta tensión


(Konstantin Dimitrov)


A veces la conmoción ante lo que existe se amplifica porque percibimos lo cerca que está del peligro. El sentimiento de inquietud y la incertidumbre nos impiden desear que la escena se prolongue más allá del haiku mismo, más allá de este instante de eternidad donde permanecemos con el pájaro suspendidos al borde del desastre.





un sol poniente
el zorro entre maleza
montaña arriba


(José Luis Vicent)


El poniente intensifica el color naranja del zorro. El animal permanecerá expuesto mientras el sol esté brillando en su pelaje. Como en el haiku de la alondra, sentimos el vértigo del riesgo. Mientras quede un segundo de luz, el zorro no podrá librarse de sí mismo. Estará existiendo peligrosamente para sí mismo.






últimos rayos-
se desvanece el sol
en las espigas


(Jordi Climent)


El sol desaparece bajo el horizonte, pero la luz -que no es un objeto sino una vibración- sencillamente deja de ser. Aún por unos momentos tras la puesta de sol, la luz permanece en las cosas. Un tiempo breve... como si necesitase comprender que aquello por lo que vino a la existencia ya no la sostiene. Como si tuviera que entender que ya no existe.






hoya profunda
moviéndose despacio
una arcoiris


(José Luis Vicent)


La profundidad del agua no acaba de ser lo determinante. Nos hacemos una idea del tamaño de la trucha por la lentitud de sus movimientos. Las prodigiosas conexiones internas de la realidad -que el haijin ha sabido trasladar con delicadeza al haiku- nos permiten calibrar las proporciones a través de nuestra percepción del paso del tiempo.





un cuervo enorme
por la persiana
un segundo de sombra


(Nanook)



Cada ser en el mundo es tiempo: el tiempo en que algo estuvo visible, el que tardó en cruzar, el que duró... La cifra respecto al hecho demuestra que permanecemos a salvo, en el perímetro del suceso donde aún somos espectadores. Porque si algo nos envuelve, no podemos contemplarlo: Entramos en su cerco a deleitarnos o a destruirnos. Y en ambos casos la medida del tiempo se vuelve imposible (o un dato vacío, carente de interés o de sentido).






el pordiosero
toca su violín, solo
bajo el puente


(Luis Emilio)


Una música sin “para qué”, sin “para quién”... La música de un hombre solo del que ni siquiera sabemos si hoy ha comido...Y, contra toda razón, comprendemos que esa música debe ser interpretada, porque es en sí una redención, una forma de dignidad: Un gesto inútil que permite a un hombre fuera de la sociedad sentirse auténtico, pleno, libre... capaz de sonar más allá del sonido de sus tripas.






según el terreno
la sombra de una paloma
sube y baja


(I. L. Balan)


El comportamiento de las sombras es algo con lo que no estamos, en general, muy familiarizados. Los haikus sobre su naturaleza cambiante sólo parecen sencillos a los que ignoran todo sobre ellas. El que contempla la constitución de la sombra ve mucho más allá de si ésta se mueve o desaparece o cambia de tamaño. Quien quiera profundizar en el haiku no debe dejar para mucho más tarde el estudio serio de la materialidad de las sombras.

Gracias a todos por vuestas aportaciones de mayo.
Responder