Bueno, pues aprovecho un rato de calma, para relamerme con vuestros haiku del buzón y comentaros lo que me ha sugerido uno de cada autor/a
Sin agua apenas
las valvas chocando
dentro del cubo.
Barbarroja
Me sumo a Mercedes en que merece resaltarse la colección completa de Barbarroja. Tomo éste como lo podría haber hecho con cualquier otro. Brillo y luz, olor, sonido, el tacto de las valvas y casi su sabor. No le falta nada y no puede ser más sencillo. Pues los otros cuatro, igual
A un paso del surco,
el agua de su caldero
le salpica el pie
Raijo
Con frecuencia valoramos la consistencia de una casa por las cualidades de sus ladrillos, olvidando el cemento que los une. Igualmente, el haiku parece que se realza exclusivamente gracias a sus sustantivos, dándole poca importancia a todo aquello que los une, que los conecta. Para mí, en este haiku entiendo que la verdadera consistencia se la dan los ¡8 monosílabos¡ empleados, pulcramente empleados (un cambio por del, un, su, al, …una supresión, acabaría por restar fuerza al haiku, incluso su sentido). Pone lo que debe poner. El gran escultor mima hasta el último detalle de su obra, y si se trata de una tan breve, con mucha más razón.
Segunda arada
Con los tormos se parten
también sus sombras
Mavi
Por mi tierra se les llaman “gasones” y son el paradigma de lo bruto y agreste. Este haiku destroza el mito y recoge toda la sutil (y no por ello menos cruda) realidad que un arado puede ofrecer rompiendo la tierra… y sus sombras
senda musgosa -
una hormiga camina
cuesta abajo
jorge moreno
Cuestión de proporciones. Notamos una cuesta cuando nos es proporcional a nosotros. Cuando juntamos una hormiga con una cuesta (de las nuestras), el impacto está garantizado. Seguramente para ella nada, para nosotros mucho. Mirada de haijin.
brisa de otoño -
el hijo de los vecinos
ya camina
israel
La naturaleza va quemando sus etapas por estaciones, y las personas por mera evolución en nuestras posibilidades. ¡ya camina! Llegará el día en que monte fiestas y la cosa será peor ; )
Humedal seco;
entre el barro las piedras
del otoño pasado
Orzas
Aquí el haijin nos tare este pedazo de haiku que a los de mi tierra no nos puede provocar otra cosa que eso que los modernos llaman un “flashback” o como se diga. Es un aquí y ahora, que nos evoca un tiempo en el que había agua. Y las tablas de Daimiel, siguen su proceso de incendio subterráneo. Lo que les faltaba.
Atardeciendo,
el relente que cala
hasta los huesos
Marymontaña
En la más pura tradición japonesa. Intemperie bien, pero “relente” tampoco tiene nada de desperdicio. Me llega a mi hasta aquí también.
Junto al viñedo
una cabaña de piedra
medio en ruinas
Maria
“medio en ruinas” No del todo. Seguro aún se guardan aperos. Seguro aún cobija al pastor de las tormentas. Tan sólo está “medio”. ¡que sencillamente bien dicho!
Agua estancada.
Algo se mueve dentro
zigzagueando
Susana
En esta zona, las balsas de riego no vacías del todo, se cargan de renacuajos. Algo tan estancado como el agua, algo tan curvo y cargado de movimiento como el zigzagueo, ¡qué imagen!
Hacia el muro
de a poco el viejo olmo
se va inclinando
Rado
Estos haiku que narran en un sencillo aquí y ahora toooooodo el paso de tooooodo un tiempo, siempre me dejan un sabor…..muy especial
ya mediodía,
todavía ese arrullo
en la bignonia
Mirta
La sorpresa del aún. La sorpresa de que lo habitualmente efímero, se nos permita disfrutar de ello un poquito más. Y la haijin, que nos hace posible disfrutarlo también a los demás
entre la niebla
sendas enrevesadas
las vides rojas
Mikel
Sendas enrevesadas versus la perfecta alineación de las vides. El destello rojo de las pámpanas frente al mate blanquecino de la niebla. Puro contraste al que resulta difícil escapar
desde el zaguán
el olor de las manzanas
puestas a secar
Santiago
Las manzanas se suelen usar como ejemplo de frescura y vitalidad, o como ejemplo de podredumbre. Pues no, el haijin dice que ni frescas ni podridas, ¡secas! Además nos importan poco las frutas, lo que nos llega es su simple olor. ¡desde un zaguán! Ufffffffffffff, pega y llega de verdad
Del espantapájaros
sólo aquellas cuatro cañas
Nubes de otoño
José Luis
El espantapájaros es la esencia de lo desechable, de lo que se monta con sobras y despojos. Pero al final, pasa a ser algo útil y renovado, hasta el punto de que el haijin no nos refleja el paso del tiempo sobre frutos u hojas, sino que nos hace ver que el paso del tiempo y las estaciones se hacen notar incluso en un mísero espantapájaros.
Cogiendo membrillos
poco a poco el árbol
recupera su forma
Mercedes
Cómo no percibir el olor del membrillo. Su luminosidad al frotarlo contra la manga. Aquí, junto con dátiles y limas, se venden de manera clásica y especial, en el mercadillo del asilo de ancianos el día de San Antón. Mientras los cajones y baules de casa, se colman de su aroma natural, el membrillero, puede recuperar al fin su forma. Gracias por la imagen.
mañana helada -
todo el paisaje muestra
el azul del cielo
Jordi
Pareciera que el frío está ligado al cielo cubierto, pero bien que se mete dentro en los días de raso. El contraste de frío - cielo descubierto, la pura paradoja, hace tal vez que el frío nos parezca más frío y el cielo, descomunal. Los epítetos, que hacen que tantos haiku dejen de serlo, es usado con arriesgada maestría en este caso por el haijin. El cielo es azul porque convierte en azul todo el paisaje. Tan sencillo y cuánta fuerza.
Felicidades si es que alguien llegó hasta aquí sin caer fulminado por el sopor.
Octubre 2009
- Elías
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Octubre 2009
Crepitaciones / La niebla está calando / en el rescoldo
de Mavi
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