Febrero 2010

[Luelir]

Gracias por haberme regalado momentos de felicidad, pero estos son los que más me han emocionado.

Las Tres Marías
asoman donde el viento
mueve el follaje.
El viento como agente de cambio de paisaje y la noche y las estrellas.

Por el pico
de la abubilla muerta
corre una hormiga.
En sólo un punto, juntas, la vida y la muerte.

Noche de relámpagos
La lluvia achatando
los caballones.
La atmósfera de esa noche lo estropeó y... vuelta a empezar.

Llueve:
al compás las burbujas
van río abajo.
El producto de la lluvia se va al ritmo de la lluvia.

Se esconde el sol,
ahora solo velas
en el comedor.
Romántica escena que precede al gran silencio de la noche.

Llenas de surcos
las manos del labriego
plantan patatas.
En este Haiku caben dos lecturas, a cual más bella.

Luna de día
brillante aún en el cielo
desde la noche.
Juego de luces con el paso del tiempo.

Donde termina
el sendero los pétalos
de la magnolia.
Parece que no exista nada más y todavía..., pétalos de magnolia.

Desde la orilla
el reflejo del sauce
hoy más cercano.
Lo que no aparece (la crecida del río) es lo que hace que el reflejo esté más cercano.

Sigue la nieve
sobre leña apilada.
Bosque en silencio.
Está, pero no ha llegado aún y el bosque... en silencio.

Ningún gorjeo.
Solo el espantapájaros
medio caído.
Sensación de soledad, de desamparo.

Viento del alba-
cargadas de olor a lluvia
nubes ceniza.
El viento y el color nos traen el olor a lluvia.

De colores
En un charco de aceite
la luna llena.
Para llegar a ver la luna de colores, son precisos los ojos de un Haijin que mire en un charco de aceite.

Saludos. Luelir