Julio 2010

[Jorge Moreno Bulbarela]

Mis amigos, preseleccioné treinta y tantos haikus; sólo presento una parte de ellos.
Hay unos que me fascinan porque sólo dicen algo de lo que perciben y, sin embargo, se hace presente el resto:

Nube de polvo;
las últimas ovejas
llegan al pasto.
(Orzas)

Primeras estrellas.
Resuena en la montaña
la voz de un autillo
(Mercedes)

Nubes de tormenta.
Al posarse la hormiga
pierde un ala
(Mercedes)

Zarzas en flor.
El olor del rebaño
aún perdura
(Mercedes)

Otros me asombran por la forma tan inesperada de decir las cosas:

tráfico nocturno -
salpicada de luz
brilla la lluvia
(Jordi)

día de campo -
se oscurece el almuerzo
lleno de hormigas
(Jordi)

En éste, la soledad que se menciona, me sugiere que , aparte del observador, no hay nadie en el parque o campo:

puesta de sol -
la soledad de un cuervo
a contraluz
(Jordi)

Aquí, las palabras "viejo" y "muelle" me hacen sentir aún más la calma:

Mar en calma.
Cerca del viejo muelle
emerge una ballena
(Mary Vidal)

Por último, la sencillez con que se menciona el reflejo de la luz y su contrario:

Monte nevado
el brillo de la nieve
con luna llena
(Radoslav)

Espinas secas
- en la rama del ceibo
la hormiga brilla.
(Bibi)

Es todo por el momento,
Jorge