Febrero 2011

[Elías]

Luz de luna.
Se desliza entre púas
una araña

Sencillo. Básico. Sin más pretensión que contar lo que ha emocionado. Un haiku, vaya.
El añadido, esa evocación de tanta pata y tanta púa, con los juegos de sombras que ofrece esa luna…

Ya sin el viento
se rehace de nuevo
la luna en el agua.

A la imagen de la luna o a la deshacerse la luna, se le añade una nueva visión: el rehacerse, tras haber sido y dejado de ser reflejada. Sugerente, muy sugerente

anochecer lluvioso -
las flores del lapacho
rozando el zinc

está la imagen de las flores, la del lapacho, la del propio zinc o la de la lluvia; la sensación de la lluvia. Sin embargo, lo que me llega no es nada de eso: es el sonido de la lluvia sobre el zinc, que ni se menta, y pasa a ser objeto principal, enmarcado eso sí, por esas flores… Un haiku para disfrutar con los cinco sentidos.

hojas blancas -
florece el invierno
en los primeros brotes

primavera es florecer, insistir en ello sería redundante. Pero el invierno, también tiene sus flores, también florece. Toda la familia de los prunos: almendros, cerezos, ciruelos, etc. que tantos haiku nos han dado, aquí son el segundo plano: ee el invierno el protagonista, el que se hace protagonista con sus primeros brotes: la Naturaleza sigue su curso

En medio del llano,
las espigas silvestres
cubren las sendas.

Oigo el llano y se me van “los sentíos” ;-). ¡cuántas inagotables imágenes y sensaciones en algo tan sencillo, tan humilde, tan modesto como es un llano! Es imposible no ver esas espigas, que taparon las sendas, mecerse y cambiando de color según sople el viento. El viento del llano. Muy a lo Bashô, el maestro, sencillo, también lo hubiera disfrutado

Almendro en flor.
El camino se pierde
entre la niebla.

No es la belleza de la flor del almendro el foco. Ni la niebla. Ni el camino. Es el no-camino que comienza. El inicio de lo que ya no es, o al menos ya no se ve. Entre la blanca flor y la blanca niebla, algo tan real como lo que deja de verse. Muy bueno.

Sol mañanero;
desde algún lugar del monte
llama una cigüeña.

A veces pienso, si me permite la frivolidad, en ponerme un sombrero cuando leo haikus. Ello me permitiría poder quitármelo cuando leo cosas como esta. Y ya está todo dicho.


cinta de colores -
una niña se acerca
al coralillo

lo entiendo como la primera impresión que se obtuvo (y no como una metáfora) para llegar a la sorpresa de que donde realmente se acercaba la nena era a una serpiente. Colores, infancia y nombres sonoros, para acabar en algo que siempre nos retrae como es un reptil. Sin intelectualización, directamente lo percibido sin más…, llega.

Brisa del mar.
La sombra del pescador
cambia de roca.

Con evocaciones a aquel pescador de erizos, este haiku me gusta y mucho. Brisa-mar-roca. Gas-líquido-sólido. Los tres elementos dispuestos. Un hombre quieto mientras la Naturaleza se mueve en torno a él y nos regala esa imagen cambiante. Lo dicho, me gusta y mucho.

saltan las truchas-
Rumor de las vertientes
al irse el sol

Es en la oscuridad cuando más se aprecian los ruidos: los ríos y sus animales. Todo continúa, el sol se va pero la vida sigue, palpitante, y alguien que toma nota y nos lo cuenta…

súbitamente
un bando de estorninos,
cruza y se aleja.

Súbito nos sugiere algo individual y cercano. Sin embargo, un bando entero de pájaros que no está en nuestra oreja, también se nos antoja súbito si el marco es el cielo. El bando se hace minúsculo y su distancia milimétrica con el cielo de fondo. ¡cómo no verlo! ¡súbito!

Gracias a todos y todas por todo.