Marzo 2011

Haikus destacados por los participantes del foro
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Elías
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Marzo 2011

Mensaje por Elías »

Tarde, pero el tiempo no mata el sabor a haiku. Nuevamente expongo lo que a mi me ha llegado (ni pretendo, ni puedo, ni debo analizar el trabajo da cada cual o su punto de vista). Tampoco hay sugerencia de cambios: sólo, equivocadamente o no, lo que a mí me llega…

joven la tierra...
primavera invernada
joven la mar...


El autor experimenta, y eso está bien. Una repetición en 1º y 3º con dos confrontaciones en 1º y 3º y entre las dos palabras centrales tierra-mar y primavera-invierno. Sin verbos y con sólo dos artículos genera un clima poético que es muy agradable de leer


Aún hace frío...
no hay ninguna hormiga
junto al insecto.


Un Mu-I ¡tan natural! Y queda ese toque abierto para que cierre el haiku, aunque lo leo y releo nergándome a hacerlo para disfrutarlo más. O mejor, ¡lo cerraré de varias formas según lo sienta! O mejor… ¡lo que sienta!


Olor de algas...
Tras la única nube
queda la luna


De la mar al cielo, del olor a la vista, de lo vegetal a una nube y finalmente ¡la luna! ¡cómo no disfrutarlo! Cómo llega.



Día lluvioso.
Hoy no se han abierto
las campanillas


La naturaleza tiene sus ritos. Sus sagrados ritos… y aún así nos asombran en cada vez. Asombra que con sol las flores se abran, y asombra que cuando llueve no. Sencillo. Tan haiku…


Primavera.
La vecina ha subido
la persiana hasta arriba.


La primavera la identificamos con flores, abejas, polen, plantas, aromas, cielo… pero también con la persiana de la vecina. Porque así es la vida y así nos la cuenta quien se asombra con ella. Me llega.


Anochecer-
todavía el violeta
en el estanque.


Los colores. Los sentidos no son utilizados igual por todos. Unos nos pesan más que otros según a cada cual. Aquí, se percibe el mundo a través de los colores, que varían según momento y lugar. Y ese violeta… ¡aún estaba allí!

Cerezo en flor.
Vuelve a posarse
el herrerillo.


Bueno ya comenté lo que en la cultura japonesa supone la flor del cerezo. Cuando todavía es bella, en su apogeo, cae. Y cae de una, a peso, no balanceándose lentamente. Con dignidad hermosa y sin dudas. Aquí aún está en el árbol y el herrerillo parece quiere disfrutar de ese escaso lujo que se le brinda anualmente. Y nosotros de presenciarlo, olerlo, sentirlo…

playa de río -
aún no reinician su viaje
las monarcas


Generalmente oigo playa y pienso en mar. En muchos sitios de Latinoamérica, también una playa es un estacionamiento. Aquí nos trasladan a un río, hábitat del que están a punto de irse esas espectaculares mariposas. Pero aún no se fueron… y conviene disfrutar de ese momento


brotes de chopo-
el antiguo riachuelo
vuelve a correr


Brota el chopo y brota el riachuelo. Es Abril. La Naturaleza se dispara de nuevo. Escrito con tal sencillez que uno se traslada…


amanece -
se ahoga en la garúa
el canto de un grillo


Extraordinario uso del lenguaje. En un medio líquido, a un animal que requiere del calor y la sequía para vivir y cantar, se le complica la vida. ¡se ahoga su canto! Una frase común que aquí adquiere doble valor porque ese ahogamiento viene del agua que cae. Muy interesante y llega, llega…

atardece...
en el río calmo...¡pluc!
una trucha


¡cómo llegan las buenas onomatopeyas en un haiku! En la sierra, todo es calma, hasta que una insignificante trucha todo lo altera. Un instante mínimo con la suerte de había alguien por allí que hace que meses después, otra persona muy lejana al hecho, aún la ande comentando. Gracias

Lluvia sobre el mar
Desaparece el barco
tras la bruma


Lluvia, mar, barco y bruma. Lo líquido sobre lo líquido. Y la robustez de un barco que desaparece entre lo efímero de una bruma. Queda un sabor… mmm

Senda rocosa;
alguien va deshojando
una flor malva.


No sabemos si la flor la arrancó, o la encontró ya suelta. En cualquier caso, no pudo resistir la tentación de tomarla, y deshojarla luego,poco a poco, lentamente, como para aumentar más el contacto con ella aún sabiendo que se acabará en breve el disfrute de la flor. Toda una senda por recorrer en el asunto… aunque sea rocosa

Sólo las huellas
que dejo tras de mí
sobre la nieve.


A veces, el manto de la nieve es tal, que parece que no haya otra cosa que eso, nieve. A veces, el ánimo es tal, que uno siente que tras él no queda nada. Si acaso, unas huellas mínimas en la nieve. Y todo se ve más claro, con más luz, despejado como un paisaje lleno de nieve. A veces, casi siempre, el camino pasa por la sencillez.


quietud de invierno -
entre las ramas tiernas
la luz helada


sólo desde la experiencia se entra de esta manera saliendo airoso. La sinestesia de sentir una luz helada, o se siente sincera al escribirla, o hiere en su lectura. Cargado de haimi, el haiku llega y bien dentro. Una gran imagen que nos permite ver el helor.
Crepitaciones / La niebla está calando / en el rescoldo
de Mavi
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