-Cuando fluye con sencillez el lenguaje, logra hablar en silencio:
rumor del río -
tan sólo la montaña
oculta las estrellas
(Antonio)
Y hay un río con un curioso nombre junto a un punto y coma que es un ciberguiño, en una alternancia de rumores:
Río Mundo;
tras una ráfaga de viento
callan las chicharras
(Mercé)
Lo que nombran los haijines es lo que todos percibimos, pero lo hacen de una manera diferente:
ya estaba anoche
un caracol pardo
en el follaje
(Elías)
Sólo al volar
se distingue entre flores
la mariposa
(Maramín)
A veces, las palabras guiñan al decir:
rumor de hojas...
posados en el carro
los barrenderos
(Mirta)
El comentario de un haijin me develó el secreto de esas flores de zona templada tan persistentes en su afán de vivir:
campo yermo -
en mitad del camino
las corrihuelas
(Juancarlos)
Un verso pivote aumenta la sugestividad de un plenilunio:
La araña inmóvil
en medio de los hilos
la luna llena
(Hadaverde)
Un contraste de la naturaleza, lo que sucede en la tranquilidad de una tarde, las peripecias de un pajarillo, todo eso que se presenta aquí ahora y la manera de decirlo, eso es el haiku:
Ha crecido la hierba.
El vuelo bajo
de unas urracas.
(Estela)
tarde sin viento -
al arrancar el higo
una gota de leche
(Diente de León)
Con algo en el pico,
al mirlo le cuesta
alzar el vuelo.
(Orzas)
Felicidades, haijines,
Jorge