Julio 2011

Haikus destacados por los participantes del foro
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Elías
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Julio 2011

Mensaje por Elías »

Vuelvo a comentar sin haber podido leer la mayoría de los haiku en el foro, por lo que pido disculpas si me reitero en algo ya dicho.

Dice JM Bermejo (y dice bien) que al haiku “analizándolo, se lo destruye”. Esa primera (segunda o centésima) lectura virgen y directa, es imprescindible para que brote, pellizque y sugiera. Luego, reposado, ya podemos contar lo que de él nos llegó y nos queda….

tarde sin viento –
al arrancar el higo
una gota de leche


Tan usada hace tiempo para curar mil cosas, ahora una simple gota de esa leche del tallo del higo, acaba por sorprendernos. Esa ausencia de viento parece hacerla más pegajosa, más viscosa, más patente … ¡tan sencillo! Cómo me gusta

Amanecer.
Una rana ha saltado
sobre las algas.


Salto… rana… difícil no retrotraerse al maestro. Aquél ponía énfasis en el ruido, hoy nos llama la atención ese verde sobre verde mientras amanece. Todo por ocurrir aún, el día está verde.

Una curruca...
A ratos entre la copa
un salto de agua.


Flora, fauna y terreno, todo aparece con naturalidad, en pura armonía, sin forzar, ni intelectualizar… un gran haiku

Puesta de sol,
cada palmera tiene
su propio brillo


En la naturaleza, no hay dos cosas iguales, como no hay dos momentos iguales. Ante una aparente igualdad, el ojo del haijin para distinguir, para contar cómo cada cosa y momento es único. Me gusta mucho

Sigue vacío
el morral de la mula.
Amaneciendo.


¡ufff! Una imagen sencilla narrada de una forma sencilla y las cosas que a uno le puede sugerir. Ese vacío del morral conduce al vacío (o no presencia) aún de tantas cosas… aún no es de día, aún no llegó el forraje, aún no llegó el labriego, aún… ¡qué bueno!

hileras de paja-
el polvo del rebaño
oculta el horizonte


como en su día hicieran los segadores, quedan hoy amontonadas por hileras las pacas o simplemente la paja. Es tiempo de siega, es tiempo de haiku. Un horizonte que a veces se nos antoja borroso, no lo es tanto si fijamos la vista más cerca: hay ovejas y hay paja, no es mala cosa. Muy de lo grandioso, muy de Bashoo.

anocheciendo –
tan veloces las nubes
sobre los pájaros


¡cuántas veces haber visto este haiku y no saber cómo decirlo! Pues ahí está, clarito y directo. Y todo, todo transcurre sobre nuestras cabezas, todo inalcanzable salvo a la sensibilidad del haiku

La brisa helada,
un pétalo de almendro
flota en el charco.


De kigo complicado, la imagen que ofrece, simple sencilla y sin carga de simbología, es clara. Luego, lo que a cada cual le llega: que ese renacer que trae la flor de almendro; ahora no la flor, sino de un pétalo de la flor, aún siga a flote, confronta ese renacer-fragilidad-supervivencia del ciclo natural. Lo sencillo de un haiku, lo que puede llegar a sugerirnos

Atascos en el puente –
debajo el zigzag
de golondrinas.


La naturaleza nos supera por los lados, por arriba ¡y por debajo! La eterna fila ordenada y estática de fríos coches, es “subvolada” por las anárquicas, incesantes y hermosas golondrinas de uno a otro lado. ¡qué imagen!¡qué confrontación! .. y qué ojo para reflejarla.


tras el rocío
en las grietas del álamo
hormigas negras


Podría pensarse que “hormiga negra” es un indeseable epíteto para un haiku, pero por lo que me llega, además de la posibilidad de las temibles hormigas rojas y hormigas pardas, los versos se han dispuesto en la gama: blanco-gris-negro, como materia-flora-fauna. Todo cosas mínimas que parecen transmutarse de unas en otras con el paso de un, también diminuto, espacio de tiempo. A mi me llega y me funciona perfectamente


Río Mundo;
tras una ráfaga de viento
callan las chicharras


Las 9 sílabas del segundo verso, no hacen sino ayudar a hacer más patente en nuestra piel esa ráaaaaaafaga de viento. Sobre lo demás que se sugiere es difícil hacer una disección: el sonido del río y el del viento sobre el que se provoca el silencio del permanente escándalo de las chicharras, los aromas, las imágenes… mejor no, mejor no las separo y las dejo que me lleguen todas así, ¡de una!

sentado en el porche...
ver caer la lluvia
en el corral


La lucha que lleva el autor para que sus alumnos tras leer ese primer verso no se sitúen al volante de un 911 o un turbo-diessel no es pequeña. Se le tiene un cariñoso sobrenombre que se puede justificar, una vez más, en este pedazo de haiku, muy al estilo del maestro Taneda. Parafraseando a Ch. Millard, lo mejor que se puede hacer por este haiku es … ¡leerlo cien veces!

Gracias a todos y todas.

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Crepitaciones / La niebla está calando / en el rescoldo
de Mavi
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