Hola, amigos.
Quisiera, antes que nada, responder a la amable invitación de Luis Corrales para esta selección mensual de haiku con un profundo agradecimiento –comentar haikus, haikus tan buenos, me hará aprender haiku- y con una explicación, tal vez sobrante. Soy lo más opuesto posible a la figura del erudito (¡qué más quisiera uno!), por lo que mi elección estará fundamentada, con toda humildad, en mi propio gusto. Dentro de él, del gusto, y a falta de otro criterio mejor habré de prestar especial atención al poder de resonancia de un haiku, a su cualidad de resultar, a fin de cuentas, memorable. Al menos para esta cabezota.
Y ¡hala!, empiezo:
De Barbarroja me gusta mucho
El herrerillo
elige para cantar
una morera.
Creo que la preocupación por si el pajarillo tiene o no libre albedrío no debería ser tal, porque probablemente algo de albedrío sí tenga, y entre esa morera y aquel cardo o aquella encina, pues va y elige la morera, y precisamente ahí es donde a mí me parece que está lo magnífico de este haiku. Y después, como coronación, encima se pone a cantar. Maravilloso. También me ha encantado
Viento calmo
lo justo para turbar
una espiguilla.
Repetir este haiku tiene efectos sedantes. Probad, veréis.
De Maramín
Dormita un perro
sobre un sillón tirado
a la basura.
Un haiku que invita a pensar siempre me parece un buen haiku. Claro, aquí a uno lo deja pensando sobre el valor relativo de las cosas. Unos seres las deshechamos, otros todavía las aprovechan.
De J. L. Vicent
Crece el verdín
en los viejos remolques;
la tierra yerma.
¿Qué misterio vegetal hará más adecuado el metal que la tierra para el verdín? También
Siguen allí...
Las huellas de un dinosaurio
sobre la piedra.
Uno siente ese peso extraño, difícil de medir, difícil de explicar; pero peso enorme, del transcurrir del tiempo, expuesto además en este haiku no en años, ni en siglos, sino en ¡eras!
De Mavi
Acequia al sol
Se retrasa en la umbría
la última escarcha
Con qué atención ha reparado Mavi en un motivo de haiku, con qué habilidad y delicadeza atribuye a la escarcha la capacidad de retrasarse. Me parece un haiku maravilloso. Un apunte, si se me permite (que no una propuesta de mejora): Borges hubiera empleado el verbo "demorar" (por el que parece que sentía predilección), en lugar de "retrasar".
y
Cogida de la mañana
la mandarina
heló mis dientes
Un haiku vivaz, de esos que con toda intensidad pueden transmitir la sensación en él expuesta.
De Palmira
Al mismo paso
las zapatillas negras
de dos ancianas
Palmira tiene entre otras, la virtud de ser capaz de componer ciertos haiku enormemente narrativos, que cuentan en sus vericuetos una gran cantidad de historia. Este es uno de ellos, ¿no os parece?
De Grego
la luna llena
partida en dos
por un jirón de nube
Este, en cambio, me parece un haiku-foto (perdonad mi carencia de conocimientos, seguro que hay un término japonés para describir esto, pero lo desconozco). Normalmente los haikus-foto no me llenan demasiado, pero este tiene una expresión soberbia: un jirón de nube. Perfectamente ilustrativo, ¿no?
Eva Comas presenta un haiku, como ya han comentado en el foro, que describe una imagen muy sugerente de lo trágica que resulta:
estatua sin cabeza
en su cuello aletea
la paloma
Me parece también un acierto esa aclaración a lo haibun que hace la propia Eva de este haiku y creo que gana mucho como haiku de remate en este tipo de prosa.
Y por último, de Nanook
nieve tardía
cada copo un segundo
sobre el asfalto
un haiku muy visual, como un corto de cine, y que posee esa capacidad de hacer un zoom muy nítido sobre el detalle, agrandándolo, acercándonos a él.
Y, bueno, nada más. Amigos, creédme, habéis dejado asombrado a este pobre haijin.
Venga, hasta pronto.
Luis
Enero 2007
- Luis Carril
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