MARIA :
barco de pesca-
aún en el cielo
la última estrella
¡Qué melancolía, que suavidad, cómo nos hechiza este haiku!
ya no es el mismo cielo
de hace un instante …
nubes de otoño
Todo se mueve, todo cambia, todo muda y muta de una cosa a otra cosa. Ahí está el flash de María para, bellamente, atestiguarlo. Decepción de nuestro yo infantil, que quisiera fijar las nubes, con sus formas recién descubiertas.
ISRAEL
Israel, original, atrevido investigador de instantes, maestro en el haiku, en el senryu, en el zappai, niño grande con gesto serio que cambia inmediatamente a sonrisa...dejo aquí para deleite de todos estas tres bellas muestras de su última colección:
nido abandonado -
también las ramas
sin hojas
viento de otoño -
la voz del locutor
llena el cuarto
ni de noche
dejan de caer las hojas -
luna llena
SERGIO ABADÍA
tras el chaparrón
el bosque recupera
sus sonidos
Espléndido haiku, digno del mejor documental de la National Geographic. Leerlo ensancha los pulmones y aguza todos los sentidos.
RAFAEL COSTA
atardecer,
el barullo de tordos
en la arboleda.
Haiku perfectamente construido, con el eje en la palabra “barullo”, que le da dinamismo y lo salva de la mera descripción.
PALMIRA
De Pamira, otra vez citar la colección entera. Palmira es el detalle, la elegancia y la feminidad. Su haiku entra en la poesía hispanoamericana con honores. ¡Ojo, algún día Palmira nos alegrará con un importante premio literario de los hasta ahora reservados únicamente a la poesía lírica!
Oscuro estanque,
el destello fugaz
de peces rojos.
En la alambrada
han hecho un pasadizo
los animales.
Por el jardín
se aleja el vagabundo.
Queda su olor.
Zumban abejas
en la llanura malva.
Brezos en flor.
Humilde calle,
¡cómo luces teniendo
el mar al fondo!
ORZAS
Sol de noviembre,
rondan aún avispas
entre los juncos.
Primeros fríos,
canturrea y da palmas
el castañero.
Atención amorosa a los pequeños detalles que dan fe del pulso de las estaciones. Enhorabuena al haiyín Orzas, recientemente premiado en Albacete.
RADOSLAV IVELIC
Ya sin los pájaros
el bosque calcinado
sólo silencio.
Réquiem bellísimo. Enhorabuena, Radoslav.
MARAMIN
siesta estival,
se funden los ronquidos
de perro y amo.
Monte nevado,
sólo el ligero slihsss
de los esquíes.
Maramín, de vez en cuando, nos hace un guiño y aligera sus haikus, volviéndolos pura delicia.
J.L.VICENT
Rumor del agua
Posada en un zapato
la mariposa
Me gusta muchísimo. Parece que no se pueda cambiar nada, que el haiku ha brotado por sí solo en la mente del jaiyín, como nace una flor o suena un sonido.
Sol de otoño
Resplandece el sendero
al volver la mirada
Buen haiku (mejor dicho, muy bueno) pero permíteme un atrevimiento, José Luis. ¿No quedaría mejor cambiando de orden los dos últimos versos? Así (creo) dejaríamos para el final la sorpresa del sendero resplandeciente, dotando quizá al haiku de mayor fuerza.
RAIJO
En algún sitio
de la oscuridad nocturna
bebe un perro
Otra vuelta de tuerca del amigo Raijo. Historia de un sonido (que no se da en el campo oscuro, no, sino en la misma oscuridad nocturna, en algún sitio de esa inmensidad que todo lo llena, que todo lo traga, salvo ese pequeño y fresco sonido).
MAVI
Lo mismo que con Palmira sucede con Mavi. Toda la colección es soberbia y necesitaríamos un volumen para explicar las sensaciones que nos producen estos haiku. Pero sólo diremos esto: al leerlos nos trasladamos inmediatamente al lugar en el que brotaron, un lugar prístino, tanto externo (la naturaleza) como interno (el instante limpio de preocupaciones).
Lavando el brécol
En las manos mojadas
la luz de lluvia
Copulando y yendo a alguna parte
cientos de insectos rojos
Calabaza
Su piel verrugosa
aún retiene la lluvia
Blanco, humeante,
el paño que las cubre
Gachas de leche
Vuelo de un mirlo
Tras él, la niebla
se va volviendo lluvia
M. ASUNCIÓN
¡Cuánta gracia en este senryu perfecto!
La bisabuela
mientras pela patatas
refunfuñando
GUSTAVO SCARONE
una gran nube
con forma de pájaro
pasó de largo
Otro haiku de nubes. La arquitectura de los sueños, diría Borges. Gustavo, al ver esta nube, no ha forjado una frase ingeniosa, metafórica, como el genio argentino. No, Gustavo baja de las alturas del intelecto hasta la altura de la mirada para regalarnos esta instantánea libre de pretensiones, leve, bellísima.
CARLOS
Desgranando
con el sol en la cara
una granada.
Recuerda a Santoka y su verdad: la vida tal cual viene, tal cual es, la belleza de los actos inútiles, la conciencia de estar. Sensación de haiku rotundo, perfecto.
Claro del bosque.
Sobre un pino caído,
tumbarse al sol.
Otro que recuerda a Santôka y su vagar descuidado y atentísimo.
JORGE MORENO BULBARELA
hojas al viento -
regresan en bandadas
las mariposas
...y se confunden unas con otras y todas con el jaiyín, que se expande hacia el infinito del instante...
J. CLIMENT BOTELLA
primeras gotas -
al marcharse la mosca
me quedo solo
Este haiku parece música de Satie. El mundo lavado por la lluvia, nuestra mente lavada por el sonido y el frescor de las gotas de lluvia. La mosca, una nota más en esta partitura de silencio estremecido.
fría mañana -
los reflejos del lago
también tiritan
Entre el haiku cómico y el zappai. En cualquier caso un...¿haiku? travieso, quizá ajeno a la rotundidad del canon... pero me llega directamente y me divierte. Sí, esos reflejos del lago en la fría mañana, ¿no están, como el haiyín, tiritando? Sin duda alguna.
RODOLFO LANGER
nada se mueve,
con los picos abiertos
bajan los buitres.
Hay muerte en este haiku (“nada se mueve”). Y hay vida en los heraldos de la muerte (los buitres, que bajan a alimentarse de la muerte para seguir viviendo)
entre las ruinas
de la casa señorial,
un balde rojo.
Antítesis cargada de expresividad: señorial/balde. ¡Qué atrevido, además, este objeto humilde, brillando descarado entre las ruinas de lo que fue casa prestigiosa!
Noviembre 2007
Noviembre 2007
"¡Gitanos, gitanos!" (Marcello Mastroianni en "Ojos negros")