Hola a todos. Sin preámbulo esta vez comienzo con mi selección de febrero de 2007:
Comenzamos con uno de los "cortos" a los que nos tiene acostumbrados Palmira:
Un viejo bolso,
una entrada de un cine
que ya no existe.
Enrique Linares nos regala un haiku que haría las delicias de los Santiago Auserón y compañía de "El canto del gallo":
Tras la verbena
los grillos y la luna.
Tres campanadas.
Una vez leí la historia de cómo unos monjes que practicaban el tiro con arco a caballo no disparaban cuando estaban absolutamente seguros de que iban a acertar. Comparto eso que dice Vicente Haya de que hay haikus que el mejor comentario que merecen es repetirlos y repetirlos. A mi juicio, uno de estos lo ha escrito Maramín:
Paseo al sol
a solas con mi sombra,
vuelvo sin ella.
Un par de haiku deliciosos de Jordi Climent:
acuario en venta -
observa la tortuga
a la clientela
pez de colores -
tras el escaparate
lo pide un niño
Jordi, me pregunto si habrás leido el cuento de Cortázar "Axolotl", porque estos magníficos haiku enseguida me lo han evocado.
farol de pueblo -
la sombra de un perro
se alarga al correr
Un haiku de Israel López Balán, que extrañamente, tratándose de él, podría enmarcarse dentro de los preceptos más clásicos. Lo que viene a demostrar que Israel no sólo es en mi opinión uno de los más intrépidos haijines hispanos a la hora de escoger temáticas para sus obras, sino que se desenvuelve igual de bien en los terrenos más ortodoxos. Este haiku es un apunte que relaciona a un ser vivo con lo intangible -su sombra-, propiciado por el maestro de ceremonias -que no el protagonista- que ha dado lugar al motivo del haiku: el farol del pueblo. Me estoy dando cuenta de que el farol del pueblo actúa a su vez como un haijin, testimonialmente iluminando una escena, ¿no os parece?
En el apartado de tercetos he encontrado algo que a mí me parece una joyita:
Arrecia el viento,
y el chorrito del caño
flota en el aire.
Es magnífica la combinación de los elementos de este haiku. En cada verso suceden o se cuentan un montón de cosas. Si tuviera que definirlo en una sola palabra, esa sería "grácil". En general, me gustaría felicitar a Orzas, pues creo que a este haiku lo podrían acompañar muchos otros ("En la vitrina", "Golpe de viento"), pero confieso que escribo a la hora de comer desde el trabajo y hablar de todos los haiku que me han gustado implicaría un seguro desfallecimiento vespertino.
Me gustaría mencionar el primer verso de otros haiku o tercetos (cada vez me cuesta más distinguir unos de otros) que me han gustado de veras.
De Gustavo Scarone: "banco de plaza" e "indiferencia"; de Ali Al Haded "¡Muchas hormigas!"; de Enrique Linares "En el concierto"; de Luis Emilio "sobre la colcha"; y quisiera dejar para el final a dos autores. Uno de ellos ya lo conocía, Rodolfo Langer: "sobre la cama", "unas florcitas" y "muevo la piedra". Y al otro no lo conocía y para mí ha sido un grato descubrimiento. Se trata de Viento. Esta es una muestra de su magnífica colección de haiku que no me puedo resistir a escribir completos:
de vuelta a casa
el sol de mediodía
aún en mis ojos
ante la puerta
amanece aterido
el perro guardián
puerto vacío,
un poco más de viento,
suena la piedra
el moscardón;
un bosque cerrado
tras el cristal
tienda de novias
bajo la blanca luna
espera el novio
cuatro molinillos
tres de ellos inmóviles
brisa del sur
Y bueno, amigos, el ruido de mis tripas me impide ya concentrarme más y en cualquier momento puedo empezar a escribir cosas como "tortilla", "lentejas" o "empanada".
Un fuerte abrazo para todos.
Luis Carril.
Febrero 2007
- Luis Carril
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