Enero 2008

Haikus destacados por los participantes del foro
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Luis Corrales
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Enero 2008

Mensaje por Luis Corrales »

Por la cornisa,
un gato con arcadas
de trecho en trecho


A cada trecho, un mundo. También para el poeta, que se reconoce, en un perpetuo juego de dualidades, en el enfermo protagonista.


Cercano a su fin
un cuerpo que aún se eriza
al asearlo


Estremecedor, cercano, humano... y aún así no perdemos el contacto más sutil con la mismísima Naturaleza, ni con su inevitable devenir.


diente de león maduro -
el viento no sopla
lo suficiente


Delicadísimo y con un sutil toque de humor: ¿quién no se imagina al poeta expectante, delante de este modesto diente de león convertido en literatura que no termina de echar a volar?


porche de invierno -
en el pelo de la abuela
rayos de sol


Tierna y placentera imagen invernal.


Año nuevo
El viejo calendario
deshojado


Como si hubiéramos reparado en el viejo año tan solo ahora, después de haber recibido el nuevo. Posee un agradable un aire nostálgico.


en los aleros
el ruido de las gotas
va menguando


Un haiku milagroso con el cual cualquier comentario estaría en deuda.


La luna llena,
olor a crisantemos
en el salón


Qué agradable es toparse de vez en cuando con haikus en los que no ocurre nada especial; y sin embargo, sus elementos se suman de una forma tan discreta y acertada que terminan por conmovernos.


entra en la sombra
del muro un insecto
que resplandecía


Ojo avizor, de un auténtico cazador de momentos. Un insecto que pierde su resplandor al entrar en la sombra. Ahí es nada.


día de niebla:
siluetas de pelícanos
en una roca


Buen haiku descriptivo. Muy sugerente lo que nos deja entrever en este día neblinoso.


En el anzuelo
aún se agita el pez
y brilla al sol.


El brillo de lo moribundo, de lo condenado: pura fascinación de haijin.


espesa niebla -
el viejo radio
aún funciona


Como un milagro, ocurre lo que no esperábamos. Una delicia.


atardeciendo
y el caracol, al fin,
junto a la piedra


Digno de Issa. Dios sabe cuántas horas necesitó el caracol para llegar a la piedra. ¡No cejes!, parece haberle ido diciendo el poeta durante su camino.


Rueda un pozal
En la noche helada
la blasfemia del vecino


Una estupenda escena nocturna, llena de sonidos y sensaciones.


Sobre el reflejo
de mi rostro en el agua,
cae la lluvia.


Un yo difuminado, melancólico, monocromo, muy cinematográfico.


Enhrabuena por tan hermosos haikus y hasta la próxima,

Luis
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