Comienzo mi selección de abril con el haiku que más me ha gustado de todos los presentados al buzón:
Atardecer:
una casa en ruinas
entre los montes.
Un hallazgo digno de Buson que, imagino, gustará mucho a Vicente Haya, pues es de esos casi invisibles, que, con pocos elementos (y no especialmente llamativos) consiguen llenarnos de sabor a haiku.
Golpe de lluvia,
las ovejas en círculo
bajo una encina.
En este haiku huelo las ovejas, siento el frescor de la lluvia, me abrigo y protejo yo también bajo la encina.
Rastros de baba
del tronco al ramaje
entrecruzados
¿Haiku feísta? ¿Haiku de lo sagrado? Haiku en estado puro, a fin de cuentas.
una hoja al viento
y volando en ella
la mantalgorri
Digno de una película de Disney (por ejemplo, la estupenda “Bichos”). ¡Cuánto encanto en este haiku! En él “Santiaguito” se abre paso hasta el corazón de Santiago. Alegría de vivir.
Al desclavarlo
del surco último
el arado reluce
Siempre atentísima, la haiyín no dejó pasar este detalle, y ahora lo comparte con nosotros. Muchas gracias, Mavi, por tu dedicación tan pura al haiku, que tanto nos hace disfrutar.
Ese trocito
que le falta a la luna
para ser llena.
Combina la magia infantil de “una hoja al viento” con la atención de “Al desclavarlo”. Precioso haiku de “lo que no ocurre”. Pintura sigue ahí, a pie de vida, reportera de la magia de lo cotidiano.
Sol en el claustro:
la naranja podrida
en el naranjo.
¡Qué paz la de este haiku! Transparencia, aceptación, unidad. Incluso la rima le sienta bien.
Detengámonos en cuatro de J.L. Vicent:
Apura un anciano
su cigarrillo,
a la intemperie
Lentitud. En estas pocas palabras sentimos pasar el tiempo, despacio… Parece que el aire, el tiempo, apurasen también ese cigarrillo, esa vida, despacio…
Rachas de viento
La nube con forma de dragón
sigue a otra nube
Otro bello haiku de nubes. En este caso con un guiño infantil (parece que este buzón de abril se hubiese llenado de niños). Este dragón, este “comecocos”, persigue a una nube que, si seguimos observando, puede transformarse de repente en…¿princesa, caballero, asno…?
Declina el sol
A lo lejos las luces
de otros pueblos
¡Cuántas veces hemos visto este haiku! Gracias, José Luis, por sacarlo de la experiencia colectiva y regalárnoslo así, tan desnudo, tan verdad.
Viejos cipreses
Junto al nicho vacío
la escoba rota
Viejos, vacío, rota… Decrepitud transmutada en belleza por alguien con la sensibilidad a flor de piel.
Otra fina sensibilidad en estos tres haiku de Radoslav. El cuerpo afinado, como un stradivarius, puede hacer música de la mejor con la brisa y el crepúsculo.
Trae la brisa
los aromas del bosque-
abro mi casa.
Un suave viento-
junto a las mariposas
vuelan los pétalos.
En el crepúsculo,
rosa, el rosal blanco
y el almendral.
Orzas sigue caminando, paseando con su mochila a cuestas. Y nos deja este precioso haiku con sabor a poeta itinerante:
En el paseo,
junto al rosal sin flores,
una amapola.
Dos haiku de María que nos llenan de luz, de transparencia, aligerándonos. ¡Qué difícil conseguir haikus tan puros! ¡Qué agradecidos quedamos tus lectores. María!
ventana abierta:
el olor de la hierba
recién cortada
mañana tibia -
una yegua y su sombra
en la planicie
Hay que citar este mes la colección entera de Christian: unidad con todo lo viviente, atención al ahora, compasión y, para innovar un poco (recordemos que José María Bermejo nos animaba a ser audaces con el haiku), lirismo (esos pajarillos) y hasta un verso filosófico que se entromete (¡ah, el pensamiento!) entre las hojas nuevas de la morera.
sin dirección
camina la arañita
a la intemperie
huellas borradas
por el agua espumosa
que retrocede
mastica lento
el abuelo sin dientes
la miga blanda
los pajarillos
invisibles cantores
crepusculares
las hojas nuevas
(todo sigue ocurriendo)
de la morera
Abril 2008
Abril 2008
"¡Gitanos, gitanos!" (Marcello Mastroianni en "Ojos negros")