Mayo 2008

Haikus destacados por los participantes del foro
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Luis Carril
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Mayo 2008

Mensaje por Luis Carril »

Queridos amigos haijines:

Después de unos meses de descanso, es un placer y un honor volver a saludaros desde esta sección de selecciones mensuales. Antes de empezar quisiera decir que compruebo con enorme agrado cómo, junto a los habituales de siempre, no dejan de aparecer nuevos y talentosos compañeros en el cultivo de nuestro venerable género. Todos, veteranos y debutantes, colaboráis para mantener -si no elevar- un asombroso nivel mes a mes. Algo debemos estar haciendo bien, ¡felicitémonos! Las obras de unos y otros que más me han gustado en el pasado mes de mayo es lo que, con vuestro permiso, mencionaré a continuación.

Comenzaré con Orzas. Orzas tiene un idilio con el haiku. Es un haijin a ras de suelo, tanto, que llega a confundirse con la tierra. Ocupa el lugar que en un determinado “aquí y ahora” le corresponde, y se dedica a estar en medio de muchos otros estares. De ello deja constancia con unos haikus sencillos, directos y agradables, que esconden, además, un gran contenido en ellos. Me voy a permitir recomendar a todos los que empiezan un vistazo a la obra de Orzas en general. Primero por su propio valor y segundo por lo mucho que de didáctico encuentro en ella. He escogido uno de sus haiku, pero podría ser cualquier otro de la colección que presenta.

Lluvia de primavera:
flores silvestres
en el barbecho


He aquí un ejemplo de la fuerza de la vida, de sus mecánicas, en una ocasión en la que no coinciden con la voluntad del hombre. El haijin está donde debe, inmerso en la escena. Y a la vez a un lado. La expresión del “momento-haiku” es también paradigmática (de no ser tal vez por la disposición 7-5-5, pero en este y otros muchos casos ¿qué más da?). Kire, kigo, y toda la retahíla de condiciones técnicas que hacen de un haiku un ejercicio de precisión, de humildad, de desprendimiento del ego. De belleza. Siempre siento rabia y pena de no poder hablar –en lugar de escribir- de un haiku que me gusta mucho, como este, porque es la palabra hablada la que los comentarios a un haiku me suelen pedir. ¡Qué le voy a hacer! Esperaremos a Albacete.

Mercedes Pérez comparte con nosotros

Vieja casona-
el batir de unas alas
cerca del pelo


Un haiku que es todo él como el envoltorio de un... ¡sobresalto! Me parece que las palabras para describir este suceso están excelentemente escogidas: casona, batir, ese verbo tan sonoro; cerca del pelo, mejor que en la cabeza. Excelente; reaviva instintos aletargados y miedos primarios.

una pared;
en medio del sembrado
una pared


De Santiago Larreta, ofrece una excelente transmisión de la perplejidad y del absurdo. La simetría de los versos estimula un juego mental: parece que el segundo verso es una pared mismamente. Me ha hecho recordar un haiku, no sé de quién, que decía algo así como “por mi ventana / entran las estaciones / por mi ventana”.

La sombra del alhelí
se curva
en la panza del cántaro


De Mavi. ¡Qué puedo decir! Cualquier comentario que intento, por sutil y leve que sea, suena como una brutalidad al lado de esta maravilla. Mejor me inclino por el silencio, la repetición y el paladeo.

Noche de duelo;
juega un perrico
a pillarse el rabo


De Raijo. Un poco en la misma temática que el de Orzas acerca de lo insondable de la vida, de lo exclusivo que suele ser el punto de vista humano sobre ella. Los animales, en cambio, poseen una especie de inconsciencia -o de bienaventuranza- en donde sólo importa el presente. Un duelo no tiene el menor sentido comparado con conseguir pillarse el rabo.

A continuación un haiku de Miraalsur:

Aún huele a leche
la madre en el umbral.
La Vía Láctea.


Esto es algo gigantesco. Una relación gigantesca entre términos gigantescos: la Maternidad, la Feminidad, el Cosmos, el Verbo. Colosos lejanos que nos sobrepasan. Y, contrapuesto, algo de lo más cercano que puede sentir un mamífero como tú y como yo: la leche, su olor. Sobrecogedor.

De Palmira he seleccionado

Se pone el sol
en la flor del granado.
Veleta roja.


porque me parece una de las especialidades de su autora. El “momento haiku” parte de uno de los infinitos motivos plásticos que Palmira percibe en el mundo y que a la mayoría nos pasan desapercibidos. No pasa nada. Ella los recoge y nos los ofrece. Pero no de cualquier manera, no. Cada plato tiene su guinda, o su ramita de laurel, o su chorrito de caramelo. Y uno de los remates favoritos de Palmira es el juego, el humor, lo lúdico. A ver, no es que uno se tronche a carcajadas con este haiku, pero tira suavemente del humor hacia la sonrisa, ¿no?

Domingo gris:
la canción que me lleva
hasta tu casa.


De Pintura. La valentía a la hora de encontrar tu propia voz sea en el haiku o en cualquier otra disciplina artística debe ser premiada, al menos tanto como la subordinación a la ortodoxia. Lo destaco porque maneja con elegancia y sobriedad un tema sentimental que a menudo en un haiku chirría. No es nada fácil hacerlo y no he leido muchos ejemplos que acaben con éxito. En mi humilde opinión, este haiku lo ha conseguido. Contiene una gran cantidad de historia en su interior, invita a tirar de un hilo.

El árbol seco-
por su tronco y sus ramas
las madreselvas.


De Radoslav Ivelic. Ha hecho que me reencuentre con una palabra maravillosa: madreselva. ¿Puede un ser vegetal aspirar a un nombre mejor? Madreselva. Un haiku en mi opinión excelente. Mmmm, reparo en que... parece que mi tema en mayo es la vida, ¿no? Claro, comprendedme, es el mes de las flores. Bueno, y ya que se me permite una digresión, permitidme ahora una confesión: este haiku de Radoslav Ivelic nos muestra de una manera sencilla, eficaz y plena un motivo que yo llevo meses tratando de darle forma y no lo he conseguido. Radoslav me ha mostrado cómo “era” que había que escribir este haiku.

Vieja cartuja:
también sobre ese olivo
reposa el polvo


De J. L. Vicent ¡Qué cantidad de tiempo contiene este haiku! ¡Cómo se puede “guardar” tiempo en diecisiete golpes de voz! Lo he escogido, aparte de por su indudable belleza estética, por que me ha hecho reflexionar sobre que contiene una grata particularidad: es un haiku que no habla de un suceso ocurrido en un instante, no. Lo que sucede en este haiku comenzó hace mucho, el haijin deja constancia y lo deja, siguiendo que suceda, quién sabe por cuánto mas.

Pues hasta pronto, haijines, un abrazo grande a todos.
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