Julio 2008

[Luis Corrales]

Siguiendo con mi costumbre de comentar los haikus sin "ponerles nombre", paso a destacar los que más me han gustado este pasado mes de julio:


Agua de mar
en el cubo del niño,
de vuelta a casa.

Tierno y fácilmente proyectable a nuestra propia infancia. Un hallazgo.



Hasta el sonido
de las chicharras
ha cesado

Nos conmueve que, en pleno verano, cese hasta el sonido más característico del campo estival. Como si el propio verano dejase de serlo y se nos escabullera de entre los dedos. Qué poema tan sencillo y a la vez tan sugerente.



Vuelta ciclista
El pelotón de sombras
por la pared

Bien visto. Desenfadado y sin grandes pretensiones, nos provoca una sonrisa.



Truenos lejanos
Chirrían los pedales
en la bici de un niño

Contextos y relaciones que aparecen y, de la misma forma, se esfuman. Y que, en su breve existencia, provocan una chispa poética inexplicable, como en este haiku, que nos habla de sonidos ajenos entre sí como los provocados por truenos y pedales. Excelente.



Ulula el búho
y manchan los murciélagos
la luna blanca.

Una estampa convencional, convertida casi en feísta por la audacia del autor, audacia transmitida a los murciélagos, que "manchan", profanando, diríamos, a la mismísima luna.



brisa de monte
un buho cruza la luz
de la farola

Otro haiku de oscuridades, luces, sombras y cruces repentinos en la noche. Y una brisa que baja del monte y nos provoca un escalofrío.



Al trasluz rojo
de la blusa tendida
la luna ondea

Esa luna, como convertida en blusa a través de la luz, terminando por ondear junto a ella. Haiku poético, unificador y verdadero.



los dos senderos
que llevan al mar
anochece

Llama la atención lo misterioso de la formulación, propiciada -da la impresión- por el uso del artículo "los"; como si el haijin tuviese que escoger entre los dos caminos que se bifurcan frente a él. Sencillo y lleno de atmósfera.



viejo reloj
de manecillas fijas,
la vida sigue.

Un haiku -si lo es- poco convencional; en cualquier caso, un hermoso poema.



primer café -
alumbra la cocina
la luna llena

Simpático y mañanero este haiku, que nos permite gozar de una atrevida luna junto al primer café.



Abuela y nieta
despezonando higos
para el invierno

Tierno y valioso. Un placer dejarse sugerir por la frescura del gerundio, tan poco usual y tan bien empleado.



las grietas
sobre la mesa de bambú
y las horas

Excelente muestra de haiku descriptivo... que termina siendo casi lo contrario, sin dejar de describir. Las horas, largas, eternas, la soledad, el paso del tiempo, nuestro propio carácter efímero frente al mundo.



Mientras discuten,
el canario en su jaula
canta más alto

Afortunado senryû, excelente en la "humanización" de este pequeño canario, que parece querer participar de la discusión.



Brotes de higo
Se va ocultando el sol
entre los cerros

Oscila al viento
la flor de la alcaparra
Acantilados

Dos haikus estos últimos con varios puntos en común, resueltos con habilidad: un protagonista vegetal (brotes, flor) contrastado con un gran accidente del paisaje (cerros, acantilados), y un elemento de la naturaleza (sol, viento) que modela la escena, dándole color, movimiento y... vida, en definitiva. Los dos poemas, leídos así, juntos y en conjunto, resultan excelentes.



Gracias por vuestras selecciones.

Saludos.