Hola amigos, ha sido un placer leer vuestros haikus, sobre los que he reflexionado a veces y otras me han impactado con su primera lectura. Vuestros haikus tienen fuerza, tienen contenido, no son juegos de palabras ni ejercicios de ingenio. Creo que son auténticos. Os felicito.
He seleccionado estos paisajes que destacan por su plasticidad y su sentido contemplativo. Son imágenes visuales, composiciones al azar que nos ofrece la propia naturaleza con sus luces, sus colores y contrastes.
lejos la nieve
y el sol sobre las hojas
del limonero
El cielo negro.
Se inclina la cabeza
del girasol
Desarraigado
al paso del agua,
un lirio en el brazal
Las hojas muertas-
de pronto el vendaval
las sube al cielo.
nubes de oriente -
en el atardecer
sólo luciérnagas
a distintos niveles
girando las cigüeñas
vertedero
En estos otros están presentes las acciones de los animales, siempre dispuestos a sorprendernos si estamos atentos, hablándonos sin palabras de su pequeño mundo. Un pájaro se detiene en la fuente, otro bebe de una lata oxidada, las moscas se agrupan en una piedra, los vencejos vuelan contra poniente, el pájaro descarado no se deja intimidar por nuestra presencia (gracioso apunte de Santiago).
Plaza sin sombras,
al borde de la fuente
un pajarillo.
Sólo en el gajo
de aquélla vieja encina
¡cantando un ave!
A ras del río, vencejos
El poniente irisa sus lomos
En la piedra
que trajo el perro:
las moscas
! cuanto descaro!
ni al abrir la ventana
alza el vuelo
Las huellas de las acciones que hombres y animales dejan a su paso, despertando a veces curiosidad, a veces nostalgia.
Trueno de lluvia;
en el desagüe, un nido
a medio hacer
se fue el circo
los enormes montones
de estiércol
Poco a poco
la huella en la arena
se llena de mar.
Las imágenes que capturamos en un instante y nos atrapan, esos pequeños detalles que observamos a veces con el rabillo del ojo, pero que tienen una fuerza que nos traspasa y los convierte en auténticos protagonistas: los pimientos enhebrados, el culo de la avispa, el rocío en los zapatos, la mujer que se peina, la ciruela que cae…
Y estos otros haikus de sensaciones: las voces que se entremezclan, el rastro de un aroma …
La voz de la tórtola
se pierde en el canto
de las chicharras
en las tijeras,
en su filo, el olor
de madreselva
Y deseo destacar la colección que nos presenta María, a quien voy descubriendo poco a poco como poeta y haijin.
Saludos y hasta la próxima,