Septiembre 2008

Haikus destacados por los participantes del foro
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Luis Corrales
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Septiembre 2008

Mensaje por Luis Corrales »

Qué cantidad de buenos haikus este mes pasado. Comienzo:

En mi ausencia
floreció la begonia
de la ventana


En mi ausencia
floreció la azucena
en el búcaro.


La pequeña historia de dos tímidas flores que "deciden" florecer a solas, cuando nos ausentamos; cuyo ritmo vital nos pilla a contrapié. ¿Una afortunada coincidencia la de estos dos haikus de distintos autores, o mutua influencia?


El huerto de mi padre…
sólo un gorrión
de rama en rama


Maravilloso haiku huérfano de verbos, nostálgico y sentido. A pesar de que algo queda dando vida aún al viejo huerto, percibimos a través de su lectura el regusto amargo de los recuerdos del poeta.


Bajo el tendal,
en hilera, cagadas
de golondrinas.


Más por la curiosa alineación de los elementos que por la propia expresión feísta, un afortunado senryû que nos despierta la sonrisa.


Fiestas del pueblo:
se retoman los bailes
tras la tormenta.


Lleno de vida, dinámico, ruidoso, lo tiene todo este sencillo haiku, y nos gustaría también bailar, observar las historias y escuchar las conversaciones de la concurrencia bajo los toldos, participar del regocijo cuando escampa.


diurna menguante -
y el tulipán africano
en su apogeo


Muy bien expresado en 18 sílabas poéticas. Un sujeto como la luna diurna, no explicitado y extremadamente escaso en toda la literatura, y una atmósfera muy bien recreada.


arcilla mojada -
el grosor de las suelas
a cada paso


Haiku de caminante, sucio, embarrado. Podemos sentir perfectamente el peso de cada nuevo paso en los pies del poeta, y nos situamos junto a él, acompañándole en su trayecto.


cubre el patio
la sombra del olivo,
un perro ronca.


Nos transporta a un patio de pueblo, a comienzos de la tarde, con las sombras empezando a caer con mayor ángulo. Es un haiku de ritmo lento, marcado por los ronquidos de un perro desconocido (pues el poeta se ha expresado con el indefinido "un").


Campo azulado.
Con el viento el aroma
de los espliegos


Entran en juego en este delicioso haiku nada menos que tres sentidos: la vista, posada en los campos; el oído, a través del viento; el olfato, recogiendo los aromas del camino.


Charcos de lluvia...
y sigue el caracol
pegado al muro


La breve historia de un tozudo caracol que resistió a la lluvia.


En sus dos manitas juntas
no cupo el puñado de arándanos


Tan breve y delicioso que es preferible comentarlo lo menos posible.


El galope en sueños
Al despertar
se hizo viento de otoño


En mi caso, he necesitado de un par de relecturas para paladear este haiku tan especial. Podría resultar onírico e irreal, pero en realidad estamos ante la transición entre sueño y despertar, tan sutil, tan difícil de capturar en medio de la noche que detrás de las palabras solo puedo imaginarme la mirada y la sensibilidad mejor entrenadas.


Espumarajos
sanguinolentos
de un mulo en el desfile


Contiene tanta verdad que provoca un escalofrío. La construcción del haiku es espectacular: los dos primeros versos contienen... dos palabras. Irregularidad silábica no ya bien empleada, sino sencillamente necesaria.


Linde arriba,
se desprende simiente
a ras de tierra


Otro trozo de verdad desprendido de la entraña de la tierra. Conmovedor.


nube de vaho -
con exceso de carga
avanza el asno


Haiku sin un solo elemento complaciente o "bonito": el haijin se ha limitado a exponer la cruda historia de este asno que inmediatamente nos despierta simpatía.


árbol sin hojas -
el verde de la cotorra
en lo más alto


Maravilloso ejercicio de intuición visual a través de un árbol pelado. Primero hemos descubierto el color verde; luego, a una cotorra.


cruza volando
entre las hojas secas
un pico amarillo


De nuevo un color fugaz, tan fugaz que en este caso no llegamos a saber a qué o a quién pertenecía, ni falta que hace.


luz y silencio-
las orugas devoran
los alhelíes


Un primer verso lleno de intensidad sensorial, que nos prepara para una escena cruel descrita fielmente, sin rodeos ni juicios sobre lo que ocurre.


sin nada que decir -
lluvia de otoño


Minimalista y certero. Las palabras necesarias, ni más ni menos.


primeros fríos
la perra un ovillo
de ojos tristes


Curiosa imagen la de los ojos de una perra hechos un ovillo. Quince sílabas geniales con las que se nos eriza la piel por esos primeros fríos.


Gracias por vuestro talento y un saludo,

Luis
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