Abril 2007

Haikus destacados por los participantes del foro
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Mavi
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Abril 2007

Mensaje por Mavi »

Selección de abril 2007





cielo plomizo
en el portal de al lado
meten un piano


(Konstantin Dimitrov)



Un piano parece una cosa muy grande para meterlo en el haiku; y, sin embargo, cabe... como cabe cualquier cosa o hecho que transmita con inmediatez su aura de autenticidad. Y qué poco espacio ocupa un piano de verdad en un haiku de verdad.






En la calleja,
una peste de estiércol.
El sol de agosto


(Santiago Larreta Irisarri)



Directo, atrevido, incluso irreverente, este haiku establece sin artificios una relación entre dos elementos (sol y hedor) que, en nuestra escala de belleza, ocupan lugares tan distantes entre sí como quepa imaginar. En muchas ocasiones, el impacto puede provenir de una combinación espontánea de este tipo y, por osada que pueda resultar, el haiku la acepta (en tanto que es la experiencia misma, en tanto que no ha sido establecida artificialmente).






pasan las nubes
una abeja se arrastra
por el callejón


(Viento)



el caer de una hoja de aguacate
poder morir entre el viento.
..

(Viento)



Más allá de todo tipo de cábalas, la muerte es lo más seguro que podemos pensar. Nos defendemos de ella en su terreno: Ante la idea de la muerte, la idea de poder morir serenamente. Pero el sufrimiento que puede derivarse de las ideas de dolor, muerte o agonía no es, sin embargo, una idea y no se puede combatir con esas armas. Para eso está el mundo, con su belleza al asalto, con la perfección de todo lo que ocurre... ¿Temes sufrir? Y una abeja se arrastra con la misma naturalidad con que vuela...¿Temes sufrir? Y una hoja de aguacate cae como estuvo en la rama...






Una moscarda
va y vuelve de la higuera
al excremento.


(Palmira)


Una trayectoria de ida y vuelta, repetitiva... Una contaminación de las cosas entre sí: Una transformación secreta que, como todas, empieza por un contacto. En los higos manchados ya estarán proliferando los microbios pero, ¿y el excremento? ¿Qué obtiene a cambio el excremento? ¿O es que acaso, en el mundo del haijin, la fragancia y la textura y el color de los pellejos de los higos no pueden transformar -aunque sólo sea un poquito- al excremento?







En el hostal
al sacarse el pañuelo,
unos piñones.


(Orzas)


Piñones y pañuelo en el albergue de una noche...¡Cuántos haikus hay que escribir para lograr este grado de naturalidad! O quizá no; porque el haiku nunca ha sido tanto una cuestión de magisterio como de actitud.







sonido de la lluvia-
después de un rato
ella dice mi nombre


(I.L. Balan)


Un silencio compartido en el que ella dijo el nombre de él y no importó nada más... Fueron agua en la lluvia, la frialdad del cristal, pensamientos, cosas inconexas... Pero el haiku tiene el poder de unir, de convocar a la existencia. Una mujer que nombra puede ser -de hecho esta vez lo es- un haiku; porque cuando dijo una palabra -mucho más porque esa palabra era un nombre-, obligó al mundo a estructurarse... Cuando ella dijo el nombre de él -mucho más si lo dijo con amor-, el mundo recompuso una figura.






mudo en su jaula-
han tendido la ropa
junto al balcón


(Santiago Larreta Irisarri)


¿Qué es lo que mantiene mudo al pájaro más allá del momento en que alguien tendió la ropa? Nos sorprende lo misteriosas que resultan las cosas tal y como son, con su derecho y su revés. Pues no sólo canto es el pájaro y no sólo silencio la ropa que se ha tendido.







beben los mulos,
la corriente del río
entre sus patas


(J.L. Vicent)


A poco que sintamos que ninguna ficción supera a la realidad, esperaremos lo que haga falta por ver lo que hay en este haiku... Por ver cómo unos mulos pueden obligar a la corriente de un río.






sobre la pared
una mancha oscura,
retrato ausente.


(Rodolfo Langer)


Esta tristeza no dicha, esta soledad de lo que queda (tampoco dicha)... El cerco que pone el tiempo a los objetos (un tiempo que no es sucesión de instantes, un tiempo-no-sucesivo, un tiempo-suceso)... Esa mancha alrededor que enmarca, focaliza, realza, la ausencia de algo y no nos permite escapar a la certeza de que siempre estuvimos fuera mientras sucedían las cosas.






después de abordar
el asiento desocupado
todavía cálido


(I.L. Balan)




hojas muertas
en las suelas de los zapatos
el sol de otoño


(Miralsur)


Pisando el sol en el suelo de otoño, sentándonos en un asiento recién abandonado, la temperatura del mundo se contagia a nuestros cuerpos... Siempre está el haijin sometido al contagio, siempre está en medio, entre una epidemia de sensaciones, enfermando, sanando... Y nunca rehúye el contacto. Aunque no sepa a qué viene ni qué clase de honor es éste, un haijin se instalará en la sensación mientras se le permita.






día de lluvia-
el interior del paraguas
se llena de vaho


(Jordi Climent)


Un paraguas es un cobijo ofrecido a todos los vientos y, sin embargo, abrir un paraguas es concentrarnos en obtener un resguardo provisional, una reducción de las posibilidades. Un paraguas está dando forma al haiku, circunscribiendo lo posible a su espacio interior. Y sin el corazón de un haijin, ese milagro de vaho retenido habría sido devuelto, sin más ceremonia que cerrar el paraguas, al mar de la posibilidad y a la inexistencia.



Saludos a todos y gracias por vuestras aportaciones de abril.
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