Pequeña historia de un colibrí y una mano

[Claudia Bakún]

Caminando cuadras y cuadras, como siempre...averiguando precios negocio por negocio para presupuestar algún trabajo: así irías esa mañana de enero bajo el sol abrasador por las calles de un oeste no tan lejano de Buenos Aires. El gentío habitual, cierto fastidio, cierto cansancio.
De pronto algo llamó tu atención. Brillaba sobre el piso, más precisamente sobre la vereda caliente…Creíste que era un papel celofán por sus tonos irisados, y como siempre, tu curiosa mirada se detuvo a investigar. Entonces el asombro ganó el espacio de todo tu día: lo que había allí tirado no era un papel, sino un colibrí. Pequeño pedazo de vida exhausta, el pajarito extenuado por tanto aleteo infructuoso seguramente habría gastado más energía de la que pudo reponer…tal vez sus alas ignoraban que el arbusto más cercano quedaba aún más lejos de lo que hubiera sido preciso…
Lo tomaste entre tus manos con la delicadeza que ellas suelen tener, y le fuiste aplicando una suave caricia en la esperanza de que el bichito se compusiera, o al menos aguantara vivo hasta llegar a la casa.


Lleva en la mano
un pajarito débil
y algo de sombra


No sabías muy bien si le estabas brindando una gentileza al recogerlo, o si él te estaba ofreciendo la gracia de admitirte como camarada al aceptar tu amparo.
Sea como fuere, se te olvidó la sed y tu propio cansancio, y por varias cuadras ambos se acompañaron mutuamente bajo el intenso sol. En la palma de tu mano brillaba esa vida diminuta que ya iba recobrándose lentamente, aleteando un poco, cada vez un poco más.


Iridiscente…
Le cosquillean las alas
entre los dedos


Ahí nomás, un arbusto: probaste a detenerte para ver lo que hacía, y voló hasta una flor silvestre tan pequeña como él. Se había recuperado. Te quedaste mirándolo tanto como te lo permitió su renovada rapidez.



Desde su mano
otra vez hacia el aire
el colibrí



Ese día no lograste terminar el presupuesto.

[Jorge Moreno Bulbarela]

Claudia, qué ternura y qué solidaridad para con las criaturas de la naturaleza la de ese esforzado trabajador.

Un abrazo para ambos,
jorge

[Claudia Bakún]

Jorge: muchas gracias por tu lindo comentario y por detenerte en mis letras.Me honra.
Un gran abrazo

[Fany.pb]

Claudia, tu haibun me ha conmovido.¡¡ Que amorosos cuidados para el colibrí !!. Sentir la fragilidad de ese diminuto ser en tus manos, debió ser emocionante. Y más aún lo sería, cuando le viste alzar el vuelo y llegar a la flor.

No he leído muchos haibun, pero, en mi opinión, éste es de los que no pueden dejar indiferente.

Un abrazo grande.

Fany

[Claudia Bakún]

Querida amiga: mil gracias por comentar tan bonito sobre este escrito! Qué bueno que te haya llegado!
Si querés, en tercetos está "colibrí", que dio origen a este relato...Ahí verás que el que lo protagoniza es en realidad mi compañero en la vida...De ahí que haya adoptado un punto de vista un poco extraño para contarlo.Te mando un rayito de arco iris de colibrí y un beso.