El bosque de la Herrería.

[Mercedes Pérez]

EL BOSQUE DE LA HERRERÍA

He salido a caminar, quizá un poco tarde para ser otoño, por un bosque de El Escorial llamado la Herrería. La neblina no es densa, pero persiste en las rocas que hay en las cumbres de los cerros que me rodean. Ahora, con el incipiente crepúsculo, adquiere un tenue color algo más cálido, como si en algún lugar que no se alcanza a simple vista, el sol brillara sin impedimentos, antes de desaparecer.
A pesar del frío húmedo y de la poca luz, decido seguir caminando por un sendero entre los robles, alejándome del camino principal.



Se estrecha el sendero;
cada vez más intenso
el olor a vaca.



Las luces del pueblo que se asienta en la ladera, comienzan a brillar, parpadeando entre las pocas hojas otoñales que aún quedan pendientes de las ramas de castaños y robles, a la espera del viento, ese que no tardará en llegar, como siempre, desde que el mundo es mundo y que las devolverá en un vuelo mágico al suelo del bosque.
De pronto, a escasos metros de donde me hallo, los matojos otoñales comienzan a crujir. Sin pensarlo, mi cuerpo se detiene y miro sin respirar hacia la penumbra de dónde proviene ese ruido.



Huyen de mí dos toros;
en la oscuridad del bosque
quedan sus mugidos.

[Juan Carlos Moreno]

Mercedes:

Me ha gustado mucho leer el haibún que has escrito:
vaya gama de colores y de sensaciones.
Me ha encantado la prosa y la belleza de tus descriciones: robles, niebla, ramas de castaños, matojos otoñales...suelo del bosque. y ese atardecer que te pillaba como casi los toros uf!!




Un Abrazo