Despedidas

[Mercedes Pérez]

DESPEDIDAS

La muerte, ese gran tabú que parece mancharnos con su inevitabilidad; esa gran verdad, quizá la única con la que nos enfrentamos desde que el milagro de la concepción nos ata a la tierra…

Ahora, entra viento por la estufa que acaba de apagarse; miro por la ventana y el brillo de las hojas que se mueven bajo la luz de las farolas, me hace sentir más dentro de mí que nunca. Llevo el día desazonada por una extraña sensación, una leve inquietud que me da la vuelta al corazón.

Ayer pasé por lugares sumidos en una intensa niebla, y fue precioso, inquietante por lo irreal, por lo desdibujado de todo aquello, que aparecía y desaparecía bajo la inmaterialidad en la que se había convertido el paisaje del camino de vuelta a casa.

Apenas unas horas nos separan de lo que se mostró infinito en sus horizontes, sólo luz y aire, luz y aire…..y que de pronto, esa niebla que parecía surgida del más allá, convirtió en algo contradictoriamente sólido con su densa y a la vez sutil presencia; los límites jugaban al escondite. Todo etéreo, blanco, húmedo, terriblemente húmedo; el color de la tierra ya no era rojo, atrapado como estaba en bruma que cobró vida y que hipnótica, me arrastró a paisajes interiores que creía olvidados.

Pensando en el hijo
que no nació…
¡Qué inmensa llanura!


Saludos, Mercedes