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Asombros afines: "Elogio del caminar", David Le Breton

Publicado: 24/Abr/2017 09:47
por JL.Vicent
Caminando por el Dolpo, P. Matthiessen y su compañero tienen súbitamente la revelación del silencio en el que están sumergidos desde su llegada a esos parejes. <<GS dice: "¿Te das cuenta de que no hemos oído ruido de motores, ni siquiera a lo lejos, desde septiembre?". Y es cierto. Ningún avión cruza estas viejas montañas. Nos hemos perdido en otro siglo>>. El silencio remite entonces a una experiencia anterior a la técnica, a un universo sin motor, sin automóviles, sin aviones; es el vestigio arqueológico amenazado de otro tiempo. Y el lento camino de retorno resulta difícil y amargo, pues significa la vuelta al ruido tras meses y meses de paz interior. […]
La búsqueda del silencio es así la exploración sutil de un universo sonoro, apacible, que apela por contraste al recogimiento personal, a la disolución del yo en un clima propicio. El caminante toma esta carretera secundaria para gozar de la serenidad y escuchar y compartir el habla. El silencio es un filón moral cuyo único enemigo mortal es el ruido; es, además, intérprete directo del sentido de las cosas, y la vía directa para el repliegue del yo sobre sí mismo que nos permite retomar el contacto con el mundo. […] El silencio es para el hombre como una poda que lo pone de nuevo en forma y limpia de maleza el terreno en el que se debate. El paseante atento entra lentamente por medio de su oído en sus variados círculos, accediendo a cada instante a un nuevo universo sonoro de los que pueblan el interior del silencio. Descubre así un sentido nuevo; no una simple agudización del oído, sino un sentido íntimamente ligado a la percepción del silencio. Pues si su oído es lo bastante sensible, el hombre puede oír cómo crece la hierba, o cómo las hojas se despliegan en la copa de los árboles, o incluso cómo maduran las frambuesas y la savia fluye lentamente por el tallo de las plantas. Puede oír, de nuevo, el ligero temblor del tiempo que el ruido y la urgencia por hacer algo ocultan de ordinario. Y el silencio es estacional. Sin salir de nuestro entorno, es distinto en enero en un campo envuelto de nieve, o en agosto con el zumbido de multitud de insectos y la explosión de flores y hierbas agostadas por el sol. En un mismo paraje, el silencio cambia cada día.


Extraído del libro: Elogio del caminar. David Le Breton. (Traducc. del francés por Hugo Castignani). Biblioteca de Ensayo SIRUELA; 2015 (tercera edición)

Publicado: 25/Abr/2017 12:03
por Hikari
Gracias J.L., es maravilloso el texto. Y tan afín al haiku y no sólo a él, sino a cualquier arte.
Todo el texto es para recrearse en él, aunque me ha impactado esta estrofa.

"El silencio es un filón moral cuyo único enemigo mortal es el ruido; es, además, intérprete directo del sentido de las cosas, y la vía directa para el repliegue del yo sobre sí mismo que nos permite retomar el contacto con el mundo. […] El silencio es para el hombre como una poda que lo pone de nuevo en forma y limpia de maleza el terreno en el que se debate".

Pues en eso estamos en aprender a podar y podarnos para oir el silencio.

Muchas gracias por traerlo! _/\_

Publicado: 17/Jun/2017 18:22
por Kaur
Gracias por tan hermoso texto.
La bulliciosa esencia del silencio, la que posibilita el encuentro con todo lo real y auténtico.
Qué inmensamente habitado de sonidos diminutos cuando el ser humano calla, cada estación llena de los suyos, cada hora del día o de la noche.

Gracias por el regalo.