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La condición sagrada

Publicado: 18/Oct/2017 13:13
por JL.Vicent
Si somos capaces de relajarnos —de relajarnos al mirar una nube, de relajarnos ante una gota de lluvia y de vivenciar su autenticidad—, entonces podemos ver lo incondicional que tiene la realidad, que reside simplemente, muy simplemente, en las cosas tales como son. Cuando somos capaces de mirar las cosas sin decir: “Esto está a mi favor” o “Esto está en mi contra”, “Con esto puedo entenderme bien” o “Esto no puedo aceptarlo”, entonces estamos experimentando el estado de ser del espejo cósmico, la sabiduría del espejo cósmico. Quizá veamos una mosca que zumba; quizá veamos un copo de nieve; quizá veamos cómo se riza el agua; quizá veamos una viuda negra. Podemos ver todo tipo de cosas; y siempre podemos verlas a todas con una percepción sencilla y corriente, pero apreciativa.
Tenemos la experiencia de un inmenso mundo de percepciones que se despliegan. El sonido es ilimitado, la visión es ilimitada, el sabor es ilimitado, la sensación es ilimitada y así sucesivamente. El ámbito de las percepciones no tiene límites, a tal punto que la percepción misma es primordial, impensable; trasciende el pensamiento. Son tantas las percepciones que hay, que están más allá de toda imaginación. Y el número de sonidos es inmenso; hay sonidos que no hemos oído jamás. Hay espectáculos y colores que nunca hemos visto. Hay sentimientos que jamás hemos experimentado. Los campos de la percepción son infinitos.
Aquí, la percepción no es solamente lo que percibimos, sino la totalidad del acto de percibir: la interacción entre la conciencia, los órganos sensoriales y su respectivo campo sensorial, o los objetos de la percepción. En algunas tradiciones religiosas se considera a las percepciones como algo problemático, porque excitan deseos mundanales. Sin embargo, en la tradición shambhala, que es una tradición secular más bien que religiosa, se considera que las percepciones sensoriales son sagradas. Se las considera fundamentalmente buenas. Son un don natural, una capacidad natural que tenemos todos los seres humanos. Son una fuente de sabiduría. Si no vemos lo que hay que ver, si no oímos los sonidos, si no saboreamos la comida, nos resulta absolutamente imposible comunicarnos con el mundo fenomenal. Pero, debido a la extraordinaria amplitud de la percepción, tenemos posibilidades de comunicarnos con la profundidad del mundo —el mundo de la vista, el mundo del sonido—, con el ancho mundo.
Dicho de otra manera: nuestras facultades sensoriales nos dan acceso a la posibilidad de percepciones aún más profundas. Más allá de la percepción corriente se encuentra el supersonido, el superolor y la supersensación que existen en nuestro estado de ser. Y sólo se los puede vivenciar por medio de un entrenamiento en la profundidad de la práctica meditativa, que clarifica cualquier confusión o nebulosidad y hace aflorar la precisión, la agudeza y la sabiduría de la percepción: el ahora de nuestro mundo.


Extraído del libro de Chögyam Trungpa, Shambhala. La senda sagrada del guerrero. Kairós, 1986 (traducción. Marta Guastavino).

Publicado: 18/Oct/2017 16:40
por Gorka Arellano
Gracias por traer este asombro afín, compañero :)

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Publicado: 18/Oct/2017 17:35
por PANDA
José Luis que maravilloso artículo realmente confirma infinidad de percepciones que he tenido y además que mi madre me señalo tantísimas veces con su sabiduría ella percibía esa belleza don de otros veían lo desagradable como en el texto C-S.
Es un material digno de seguir degustandolo muy lentamente y darse el permiso de plasmar dichas sensaciones.

GRACIAS por compartirlo

Buena JOrnada
PAZ y ARMONIA :D

Publicado: 22/Oct/2017 17:28
por Hikari
Maravilloso texto J.L. Gracias por compartirlo.
Lo he encargado en la biblioteca y ya tengo ganas de leerlo con tranquilidad.
Un abrazo! _/\_