Sonetos a Orfeo

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luisherrero
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Sonetos a Orfeo

Mensaje por luisherrero »

Un fragmento de "Glosas.Un ejercicio de lectura. Soneto I, primera parte", de Patxi Lanceros, incluido en "Sonetos a Orfeo", Abada editores:

"[...] El canto, y el reverencial silencio del que surge, el silencio que rodea, el silencio que provoca, se dispone como línea divisoria y permanente espacio de transición entre un estado de rutinario abandono y otro de inter-acción. Del silencio: en el callarse late el nuevo comienzo, en el callarse se hospeda la condición de la escucha; y la escucha es el factor de transformación. Ya no gritos, ya no bramidos; ya no cuevas o guaridas, tampoco el oscuro deseo. O sí: todo eso estaba allí. Pero todo eso, desde el silencio, se incorpora al canto, se hace canto. Y celebración.

Todo el poemario será, de hecho, el minucioso análisis de las propiedades del canto, de sus cualidades, de su circunstancia. Canto reflexivo, todo él, canto crítico: que expone las condiciones de su posibilidad. Y se hace realidad, se real-iza. Desde el principio, como lugar común.

Que el canto, y la escucha que inmediatamente suscita, son el lugar común, el ámbito de convergencia y celebración, queda claro en la doble sinestesia, inicial y final, y en la leve y decisiva variación que impone ( Baum im Ohr/ Tempel im Gehör): árbol y templo que volveremos a visitar, más de una vez, en el decurso de la obra. De hecho, el propio Orfeo queda recogido, asumido en el canto -y sólo en él-: que se impone al cantor.

La palabra final del soneto -Gehör-, que suena a la vez como "escucha" y como "pertenencia", es clave para la intelección de la obra en su conjunto: se irán viendo las transformaciones del árbol y del templo, la meticulosa construcción de la escucha en y para el canto, y de una y otro -escucha y canto- como espacio ganado, como espacio de celebración o, en palabras de Rilke como "espacio interior del mundo" (Weltinnenraum). Tras los dioses (s)idos. Canta Orfeo."


Soneto I, primera parte (versión de Juan Barja)

"Ahí se alzó un árbol. ¡Oh, ascensión pura!
¡Oh, alto árbol al oído!¡Oh!, canta Orfeo
y calló todo, y de ese silenciarse
surgió un nuevo inicio, seña y cambio.

Del silencio llegaron, desde el claro
bosque, libre de lechos y nidos,
los animales -que no por astucia
ni por miedo callados se encontraban-,

para oírlo. Bramar, gritar, ya poco
era en su corazón, y, donde había
para acoger sólo un escaso abrigo

al oscuro deseo, con su entrada
de postes tembloroso, ahí creaste
para ellos en su escucha un templo."

(Da stieg ein Baum. O reine Ûbersteigung! / O Orpheus singt! O hoher Baum im Ohr! / Und alles schwieg. Doch selbst in der Verscwigung /
ging neuer Anfang, Wink und Wandlung vor. // Tiere aus Stille drangen aus dem klaren / gelösten Wald von Lager und Genist; / und da
ergab sich, daß sie nicht aus List / und nicht aus Angst in sich so leise waren, // sondern aus Hören. Brüllen, Schrei, Geröhr / schien klein
in ihren Herzen. Und wo eben / kaum eine Hütte war, dies zu empfangen, // ein Unterschupf aus dunkelstem Verlangen / mit einem Zugang,
dessen Pfosten beben,- / da schufst du ihnen Tempel im Gehör.)
"(...)y se ensimisma tanto que se olvida", Chrétien de Troyes
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