Hola, Ariel, qué bueno que aún te diga cosas este intento de acercamiento a los aspectos estéticos de Bashō
. Quisiera responderte algo que te sirva aunque, ya sabes, se tratará de una forma de re-interpretación
Imagino que la relación entre la arquitectura contemporánea y la japonesa puede perfilarse desde el aspecto del
hosomi en base a cuestiones espaciales como la cualidad de diáfano, de no-estanco, de cohabitación, de continuidad visual de interior/exterior... Para mí que soy una aficionada, es fascinante cómo se conjugan el paisaje, el vacío y los espacios para que fluyan unos dentro de otros. En muchos aspectos puede verse el contagio.
El tiempo puede entenderse a la manera oriental como otro aspecto, es lo que he intentado en la serie: no hay por qué plantearlo separadamente. El color que da la noche a un bosquecillo de bambú, penetra desde un cuarto de baño que da al noroeste hasta ese dormitorio donde empieza a clarear el día. Noche que fluye dentro del alba y de la casa. Corriente de oscuridad: los pájaros de ese bambudal, como los patos de Bashō, estarán dormidos aún.
Vamos a esto del "también". Te planteas cosas interesantes , Ariel, muchas gracias por convocarme a pensar
. Patos que también están dormidos, ahora mismo, en otro lugar de este presente, en otra dependencia de esta "casa", cuando también otros sujetos duermen. No es un recuerdo, no es una imaginación, es algo que viene de la experiencia y con esa autoridad aparece a la conciencia. Un lago lleno de patos dormidos ha "desembocado" en las palabras de un Bashō que parece estar al borde del sueño. Pero ese "también duermen" ¿implica más durmientes además de los patos? ¿Quiénes son? Acaso Bashō está viendo un par de gansos dormidos junto a la fuente de la posada o bosteza un perro que dormita, acaso vio los mismos patos la noche anterior y alguien ronca ahora cerca de su cama impidiéndole conciliar el sueño... No sabemos pero es que debemos aceptar que tampoco importa mucho saber eso. Si importara, el haiku lo diría y no lo hace. Ese "también" está reforzando la noche, su color, su manto de invisibilidad y silencio que todo lo cubre, esto de aquí y aquello de allá
Para el budismo hay seis sentidos: los cinco tradicionales y la mente. Percibimos con los seis a la vez y todos son ilusorios e importantes: es a partir de ellos que Bashō había visto en algún momento estos patos, el color de sus plumajes, el tamaño del grupo, las condiciones del lago, la temperatura, la vegetación... pero ¡nada de eso fue haiku! El haiku ocurrió luego, cuando esos patos emergieron a la conciencia en la corriente de la noche. Sin esperarlo. A su tiempo. Cuando otros también dormían. Lo hicieron cuando ya no estaban siendo observados ni estaba trabajando el observador de patos.
Nuestro Bashō escapa del "también" en el sentido de que está aún lo bastante despierto para notar cómo ha aflorado la experiencia a la conciencia y pone en palabras esa conmoción.
Un abracico y buen domingo. Espero haber contestado, aunque sea en parte, a tu pregunta