¿Todo lo que se le ocurre a un niño es haiku? Pues vamos a desmitificar un poco la infancia y a decir que lamentablemente no. Como no todo lo que dice un
haijin es haiku ni todo lo que sale de la boca de un jurista es ley.
Gracias, compañero Idalberto, por atraernos al debate con este poema que no llamaré haiku porque, como otros ñeros, tampoco yo creo que lo sea. Aquí lo que hay de Naturaleza es pura anécdota, no es asombro: otorga apenas un dato, ni siquiera interesa, para quien lo escribe, qué clase de animal es el que está siendo desmembrado. El asunto es otro: es la orden que se da (arráncale con cuidado)...
Establezcamos un paralelismo sencillo dejando de lado cualquier lectura moral tal como propone el compañero. Un hombre puede ordenar a otro que torture sin sentir por ello ningún escrúpulo o cargo de conciencia (igual que esos dos niños).
Con cuidado
dice un hombre a otro
arráncale sus uñas
Pongamos que viven en el piso contiguo. Que sabemos que se dedican a actividades delictivas. Aclaremos al respecto que ninguno de esos dos hombres parece pensar o sentir ningún dilema moral. Digamos que el
haijin no es quién tampoco para ponerse moral, para juzgar lo que está oyendo a través del delgado tabique. Así que, sencillamente veámonos a nosotros mismos como simples espectadores del suceso que, a condición de haber sido presenciado, nos permitimos llamar haiku. Nos sentaremos en nuestro escritorio y, con buena caligrafía, lo escribiremos. ¿Se entiende lo que quiero plantear?
"la única inocencia es no pensar", dice Pessoa. Y el asunto es que el
haijin piensa y que además tiene capacidad de decisión sobre lo que dice y sobre las palabras con las que lo contará... Oye y ve miles de cosas al cabo del día y no le parece necesario dejarlas todas por escrito. Pero volvamos sobre el asunto de los niños como protagonistas:
Con cuidado
dice un niño a otro
róbale sus colorines
*Lápices de colores
Con cuidado
dice un niño a otro
levántale la falda
*pollera
Cuando Vicente Haya dice que debemos mirar con inocencia ¿a qué nos invita? ¿A contemplar y recoger como testigos mudos actos o pensamientos destructivos de los niños sólo porque "son niños y son inconscientes"? Para nada. No todo lo que sale de la boca o de la mente de un niño es haiku. Y después de nuestra experiencia de años con la sección de caligrafías infantiles de la revista ERDH, podemos decir que son muchos los "haikus" de niños que Vicente no ha considerado buenos.
Mirar con inocencia no es inocentar ni inocentarnos: es limpiar los ojos para volver a ver asombros que, de adultos, ya no somos capaces de ver porque nos volvemos duros, vemos solo lo que esperamos ver... Es estar abiertos a esos asombros que nos pasan inadvertidos, que, incluso aunque introduzcan una desarmonía aparente, merecen ser conservados para que no se desvanezcan. Eso implica que no son -no pueden serlo- meros actos destructivos. Tenemos que poner ejemplos para que se entienda que, si es un haiku, siempre habrá un restablecimiento o una apertura. En el haiku, la desarmonía aparente de un instante natural no pone en jaque el flujo armonioso del universo, sino que se subsume en él porque en su apertura comienza y acaba la descortesía de lo que ha ocurrido:
Hotaru ete shônen no yubi midori nari
Atrapando luciérnagas,
los dedos del niño
se han tiznado de verde
Seishi
De sus colores
dejó en los dedos parte
la macaón
Gorka
燕啼いてをうつ小家かな
Tsubakurame naite ja o utsu koie kana
Las golondrinas piando –
La gente de la choza
golpeando a la serpiente
Buson
Flores silvestres.
La perra se tumba
sobre un gorrión muerto
Marya Jesús
Hebi yori mo ayameshi bô no toki nagare
Más veloz que la serpiente
fluía río abajo
el palo que la mató
Takaha Shugyo
Karikari to tôrô hachi no kao o hamu
Crunch-crunch
Una mantis masticando
la cara de una abeja
Seishi
Ja o kitte wataru tanima no wakaba kana
Partiendo en dos a una serpiente,
cruzo el espacio del valle
Las hojas recién brotadas
Buson
Que siga el debate. Que todo sea propicio.
Abracicos y muchas gracias
