Campos de Córdoba.5. De Córdoba a Cerro Muriano.

Prosa con gusto de haiku
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José Manuel Gómez
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Campos de Córdoba.5. De Córdoba a Cerro Muriano.

Mensaje por José Manuel Gómez »

En la pensión- bar X de Cerro Muriano, a 16 de Marzo de 2017.

Al final, la noche ha sido más silenciosa de lo que yo esperaba. Estando en un albergue juvenil me esperaba música y baile hasta altas horas de la noche, pero esto ha sido un remanso de paz y tranquilidad en mitad de Córdoba. He esperado hasta las ocho y cuarto a que abrieran el comedor, tenía el desayuno incluido en la habitación. La mayoría de la gente que ha desayunado conmigo son familias de origen árabe, creo que son refugiados de guerra, pero no me he atrevido a preguntar. Parecían hacer una vida normal, si no fuese por estar alojados en un albergue y desayunando en un bufete. Los pequeños tienen sus mochilas al lado para ir al colegio y sus madres les meten el desayuno dentro.
Salgo de Córdoba callejeando. Vuelvo a pasar por la iglesia de Santiago y callejeo un poco más, es la hora en la que los padres dejan los niños en el colegio y me ha llamado la atención ver colegios en el casco antiguo y los padres y los coches, todos apelotonados por las calles tan estrechas. Los turistas también se han levantado y supongo que muchos ya han abandonado la ciudad. Me cruzo con una pareja de jóvenes y me desean “buen camino”, me han calado, quizás nos veamos más adelante, pues la chica también llevaba un bastón de andar.

Poco a poco los barrios y avenidas se ensanchan y lo antiguo va dando paso a lo moderno, señales y más señales, me van sacando hacia el nordeste. Llego a las vías del tren y veo pasar en dirección opuesta un par de trenes AVE, esta es la primera vez que lo veo. Van rápidos, a pesar de estar llegando a la estación. Aparecen también las primeras chabolas, Córdoba es una gran ciudad y la miseria tampoco puede faltar.
Llego a un arroyo con un cartel que dice que la zona ha sido limpiada por los presos de la cárcel de Córdoba y la empresa dedicada a recoger basuras y me viene a la cabeza las playas de mi pueblo, tan llenas de basura, otra idea más, si se quiere, se puede. Hay un pequeño puente romano-árabe- restaurado, porque es bonito pero yo creo que ya nadie sabe lo que es.

Paso por debajo de una autovía, el camino sigue campo a través, en una senda peri-urbana, veo gente corriendo, en bicicleta y andando, pero ninguna como yo, con la mochila a cuestas, me adelanta un hombre de mediana edad con una bolsa en las manos, tiene prisa, un poco más adelante, cuando empiezo a subir por el monte, veo el por qué. Anda recogiendo espárragos trigueros y con unas tijeras los va podando y limpiando. Se me hace raro ahora que lo pienso, ver esparragueras por aquí, con todas las que hay en el campo de Níjar.

Sigo adelante, siempre hacia arriba. El paisaje ya nada tiene que ver con el de ayer. Estoy en una dehesa, por fin las encinas... Voy pasando cerca de la carretera general y cruzo por encima de la cinta transportadora de grava de una cantera de áridos que hay cerca, pero no la veo. Otra visión me viene a la cabeza, cuando trabajaba en el túnel del AVE de Sorbas y me pasaba las horas muertas viendo pasar la cinta transportadora con el materia excavado o subido a la estructura vigilando o reparando los rodillos...

Estoy llegando a una urbanización en mitad del monte, es una urbanización como las del norte de Madrid, metidas en la naturaleza, en las zonas verdes, se recrea el bosque mediterráneo, encinas, lentiscos, jaras, quizás sea la arboleda autóctona que estaba y se ha respetado. Se llama Paraíso Arenal y a modo de puerta de Carlos III , el promotor o dueño de los terrenos ha puesto su nombre para la inmortalidad. Es curioso querer ser recordado, las ansias de pasar a la historia...

Sigo mi camino y empiezo a subir de verdad, es la Sierra de Córdoba, un típico bosque mediterráneo. Me alegro de verdad de pasar por aquí y ver esto que tanto me recuerda a otras sierras, como la de Andujar o Despeñaperros, pero aquí la encina es más protagonista que el pino. Ya está en flor, con sus racimitos amarillos colgando.

El camino es muy pedregoso y lleno de esquistos, colocados casi en vertical.
Se abre un claro y aparece el santuario de Nuestra Señora de Linares. A sus pies, comienza la Cañada Soriana. Hay un cartel que dice que estoy en una de las siete cañadas principales de la Mesta y que esta servía para trasladar el ganado de Sevilla a Soria. Que tiempos aquellos en los que España entera era recorrida a pie o a caballo, llevando ganado de un sitio a otro.

Y sigo subiendo, esta cuesta arriba, esta sierra. Me adelantan un par de ciclistas y el terreno vuelve a cerrarse, que diferente de un día para otro! Me paro en una gran laja soleada a tomar algo. Por el camino bajan un grupo de, a todas luces, militares en equipación deportiva que corren hablando de pulsaciones y otros menesteres. Creo que subo demasiado despacio, pero hoy llevo la mochila muy cargada y el camino está muy cuesta arriba. Llego a la parte superior del monte, siempre paralelo a la carretera y descubro lo que fue un antiguo trazado de vía de ferrocarril y lo que parece un puerto de estación o de agujas.

Y sigo subiendo. De vez en cuando oigo el cacareo de las gallinas en las granjas, pero ni un balido, ya solo surcan estas cañadas los animales salvajes. Bueno, a decir verdad parece que también algún ganado vacuno suelto, pues he cruzado varias verjas, pero no he escuchado ni un solo cencerro, deben andar por otros lares hoy.
En un punto hay que cruzar la carretera. Bastante ancha y en curva, los carteles anuncian a los coches el paso de peregrinos pero yo corro por si las moscas...
He atravesado un bosquete de alcornoques, es la primera vez que los veo en este viaje y aunque son jóvenes ya les han quitado la corteza.

Comienzo a bajar por el otro lado de la sierra para divisar Cerro Muriano por fin, esta antigua explotación minera, lleva mucho tiempo siendo un enclave militar bastante importante en España. Conozco a mucha gente que le tocó hacer “la mili” aquí.
En el primer bar que me paro y que aconseja la guía, no tiene habitaciones. Sigo más adelante, todo está muy cerca y en el bar X, curioso nombre para un bar, gobernado por un ex-militar amable y diría que afectuoso, me da una habitación, la “suite peregrino” decorada con todo para que uno se sienta a gusto. El bar por otra parte, está decorado al estilo militar y con muchos recuerdos de cariño para el dueño. Comido y dormido, he salido para hacer la compra después de la colada y espero pasar una buena noche también. Me siento confortado en este pueblo tan pequeño y acogedor.
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Mavi
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Mensaje por Mavi »

Son muy bonicos estos diarios de viaje, José Manuel :wink: . De todos modos, quería comentarte que se echa de menos el haiku y que, en el caso de que quieras escribir haibun, la prosa debería ser más contenida.

En cualquier caso, los he disfrutado mucho. Gracias, compañero _()_
La verdad es una tierra sin senderos. Jiddu Krishnamurti
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José Manuel Gómez
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Mensaje por José Manuel Gómez »

[quote="Mavi"]Son muy bonicos estos diarios de viaje, José Manuel :wink: . De todos modos, quería comentarte que se echa de menos el haiku y que, en el caso de que quieras escribir [i]haibun[/i], la prosa debería ser más contenida.

En cualquier caso, los he disfrutado mucho. Gracias, compañero _()_[/quote]

Muchas gracias por tus palabras y apreciaciones te lo agradezco mucho y seguiré tus consejos.
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