Diciembre 2006

[Mavi]

Comienzo esta selección de diciembre con uno de los haikus que más me han impresionado a lo largo de todo el año pasado:

tarde de julio,
en la tienda se mete
una libélula

Lo firma José Luis Vicent. Un comentario sobre el mismo puede leerse en "Tercetos" (Tarde de julio).
Del mismo autor, otra muestra de su mejor estilo:

entre los cardos
la rueda de un tractor
es ya paisaje

De Barbarroja, destaca una composición cuya fuerza reside en el uso de la preposición "por":

Moscas y moscas
la mitad del marrajo
quedó por vender.

Alguien con una mirada menos entrenada quizá hubiera dicho "sin vender", asfixiando en buena parte el haiku.
Prosigo esta selección con Israel L. Balan:

recién barrido -
en el cemento quedaron
huellas de perro

Un trabajo excelente que es aún mejor sin la foto que lo acompañaba. En este caso, aunque la imagen es preciosa, recorta posibles recreaciones capaces incluso de provocar más conmoción.
El siguiente haiku es de Nanook:

noche sin luna
el olor de las olas
contra las rocas

Una conjunción poderosísima en la que todos los sentidos se han puesto en juego. Cada palabra está firme en su lugar y, sin embargo, no hay lugar propiamente dicho donde algo descanse.

Aunque no parezca un haiku muy logrado, el siguiente poema de Rojo transmite una sensibilidad tan elegante que emociona:

cielo al ocaso,
montes y nubes se unen
al horizonte

La sorpresa de "Tercetos" ha sido para mí Gustavo Scarone, cuyos poemas van entrando paulatinamente por el "ojo de aguja" del haiku. Destaco esta delicia:

sobre sus lomos,
mas blanco que su lana,
va la escarcha

Cierro mi selección con un haiku alegre y desenfadado de Eva Comas, del que llama la atención su autenticidad:

pedaleando
contra el viento del norte
olor a higuera

Hemos de ir aprendiendo a no desconfiar de nuestras impresiones, por extravagantes que éstas nos puedan parecer.

Feliz año 2007 a todos.