yo deseo plasmar lo inmediato. Y es lo que sé hacer. No hay más que eso, un templo donde alguien apaga velas. No hay más. Después, ahí, cada cual puede proyectar lo que quiera: miedo, soledad, dios, silencio... Pero el haiku, tal como yo lo concibo, es una pincelada, nunca está terminado. Para ti h...