Gracias, compañeros. No en vano mi abuela era valenciana... En Murcia, mi tierra natal, sí se usa popularmente.

Propuesta (eliminando la conjunción “y” que en cierto modo acota y acorta por tanto las sensaciones y múltiples significaciones):

Aroma a café.
Al sonido de la lluvia
se unen los trinos.

Pero tuyo es el Haiku de este hermoso aware que has experimentado. Gracias.

¡Qué belleza! Ese sutil recorrido hacia el mar del viento...y del alma... Gracias.

Gracias por comentar, haijines. Afuera, la lluvia (tan insólita como esperada en esta región del Levante); adentro, al calor del fuego, la silente y plácida labor del bordado...y mi éxtasis contemplativo.

Llega del mar
un negror de tormenta.
Cerezos en flor.

¡Me encanta! Qué sutil y hondo momento has captado. Gracias.

Gracias Piluca, J.L. Vicent, por vuestros comentarios.

La mujer borda
junto a la chimenea.
Sigue lloviendo.

(Por sujetarme a la métrica, escribo “la mujer”. Quizás mejor “una mujer”, por no decir “mi mujer” que sería lo más exacto. Ya me decís, haijines)

Es verdad, podrías afinar y potenciar tu aware con las sugerencias de Gorka. Añado un comentario que mis maestras de la Escuela Makoto me hicieron en alguna ocasión: procura no cerrar el campo de significados con la conjunción “y”. Déjalo abierto a la sugestión imaginativa del lector. Un haiabrazo.

Sí. Los carrizos movidos por el viento, la bandada de gorriones... Sí. Confieso que lo he vivido y revivido ahora en tu haiku. Gracias.

Tiene alma de haiku, sin duda. No sé bien explicarlo... Contemplativo. Hermoso. Gracias.

¡Qué recogimiento, qué armonía destila! La llovizna, el pájaro, el té de manzana... sonido, aroma, extática mirada... Me serena el alma. Gracias.

¡Me encanta este locus amoenus! Sagrada belleza. Gracias por transportarnos allí.

¡Muy emotivo! Parece que yo también la oigo. Gracias por el instante.

Dos águilas planean.
Las ramas del almendro
repletas de arzollas. (*)

(*) primera cáscara verde de la almendra.