Las traducciones
Alberto Silva es un reputado poeta argentino residente en Japón, donde imparte clases en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto. A los que no sabemos japonés -o no lo suficiente- como para juzgar la corrección de las traducciones, habrían de bastarnos sus credenciales y las del trío de colaboradoras que ha acompañado al profesor Silva en esta aventura. Se trata de Tamiko Nakamura, Masako Kubo y Seiko Ota, que enseñan en distintas universidades de Hispanoamérica y Japón. La última de ellas figura, de hecho, como cotraductora de Selección de jaikus de Yosa Buson (Hiperión) junto a Justino Rodríguez y Kimi Nishio.
Aún así, el problema de la traducción es complicadísimo y puede abordarse desde muy distintos puntos de vista o de partida. Alberto Silva toma el suyo, criticable o no, que a mí me parece tan válido como cualquier otro (porque al fin y al cabo a los lectores nos toca disfrutar del texto en nuestra lengua) y lo expone del siguiente modo:
"Esta traducción de haikus, como cualquier otra emprendida desde la poesía, tiene que ver con las preocupaciones de quien la practica. Para decirlo con claridad, intenta producir poesía original y con esa vara serán juzgados sus aciertos y fallos. [...] ¿Se inventa o reinventa en esta traducción a los haikus japoneses? El lector dirá. [...] En ella se ha producido sin duda un 'transplante' del japonés al español. Lo que importa, de lo que se trata, es de que los haikus consigan resonar en nuestra lengua con una voz intensa, capaz de interesar y conmover a los lectores de nuestros tiempos."
Ahí queda, por tanto, el "órdago" de Silva. Esta ingente labor de traducción se merece en cualquier caso un aplauso de reconocimiento. Algunos haikus quedan en español muy bien y otros menos bien, pero dada la gran cantidad de haikus estimo que la media es muy aceptable. Lo único que no termino de entender es por qué se ha volcado a nuestro idioma una gran cantidad de ellos en 4 versos... No pretendo decir que todo original de 3 versos deba traducirse en 3 versos, pues supongo que siempre habrá ejemplos que justifiquen la inclusión de un cuarto, pero es que estamos hablando prácticamente de uno de cada cinco o seis haikus... En muchos de los casos, el poema, en tres versos, habría quedado de hecho mucho más natural. Un solo ejemplo (de Bashô):
kogarashi ya hôbare itamu hito no kao (5-7-5)
La racha de invierno:
se esconde entre cañas
de bambú pero luego
se calma
El estudio crítico
El profesor Silva fundamenta su análisis en un concepto muy hermoso e indisociablemente unido al propio haiku: la intemperie. Leemos en la contraportada del libro:
"Si queremos de verdad intimar con el haiku, hemos de aceptar que se mude de barrio. [...] Que emigre, si quiere, de los barrios con revistas de papel satinado y se instale en los suburbios donde impera el cartón, por decirlo de alguna manera [...]. Hemos de aceptar que el haijin incluso abandone las paredes tibias de una casa y se ponga, se exponga, a la cruda intemperie."
El punto de partida es prometedor y a la vez peligroso, pues habría que justificar también una multitud de haikus clásicos que no están formulados a la intemperie sino, muy al contrario, en el acogedor entorno del hogar, con su brasero, sus paredes de papel o su té caliente. Por otra parte, no termina de convencerme la propuesta del autor de centrar el ensayo en los autores de haiku, más que en el haiku en sí. Me pregunto (y os pregunto): ¿Es lógico sacar conclusiones del haiku analizando la figura y la vida de los más famosos haijin del Japón clásico? Este planteamiento le lleva en ocasiones a pisar arenas movedizas:
"El haiku viene a ser un instrumento expresivo mediante el cual el narrador nos hace saber, directa o indirectamente, lo que quiere que los demás sepan de él."
Independientemente del hecho de que conocemos a cualquier artista o creador por sus obras y por sus actos (y en el caso del poeta de haiku esto es muy importante, porque, más que ningún otro, escribe la poesía que vive), no es menos cierto que el haiku no es ningún medio -como sí lo serían el lenguaje o la poesía- ni algo que pueda instrumentalizarse, sino más bien un fin en sí mismo, o algo que, según el talento del poeta, se consigue o no. Se olvida muy a menudo que, rigurosamente hablando, los clásicos japoneses nunca escribieron haiku como tal, de forma consciente, por el sencillo hecho de que el propio término "haiku" no es compilado hasta Shiki a finales del siglo XIX, como el propio Silva apunta acertadamente en otro momento. Los autores anteriores a Shiki escribieron su propia poesía, sin más, siguiendo (eso sí) el camino que habían ido abriendo los anteriores. Por eso pongo en duda el método de analizar el concepto de haiku a través de los autores que pudieran haberlo practicado.
Aún así, lo cierto es que una buena parte de las conclusiones de Silva a lo largo del ensayo son bastante acertadas. Pero no quisiera extenderme ahora en analizar más aspectos del ensayo. El estudio crítico se divide en cuatro conceptos: "El Camino", "El Margen", "La Vida Heroica" y "El Juego". Espero que podamos debatirlo conforme vayáis conociendo el libro. Os dejo con un par de textos de Alberto Silva, que espero no haber sacado demasiado de contexto, y os animo una vez más a que consigáis un ejemplar de esta interesante antología.
- Camino:
"Oficio de caminar. ¿Para qué?: oficio de mirar. El ritmo de los pasos despeja la mirada y permite captar lo que sucede afuera. Es para no perderse la fiesta cotidiana de un universo en plena acción que el poeta decide dejarlo todo y echarse a caminar."
- Margen:
"Incluso después de haber obtenido, con el paso del tiempo, todo tipo de credenciales, fama, prestigio y un lugar privilegiado en el panteón literario japonés, el haiku aspira a seguir siendo una nota escrita al vuelo en un papel de arroz. Una hoja con pocos ideogramas. Sin creerse banal, tampoco imagina que dice últimas palabras sobre algo. Se cree lo que es: una serie de acotaciones caligrafiadas en el margen del texto de la propia vida. La grandeza del haiku está contenida en su simplicidad."
- La Vida Heroica:
"A falta de otros recursos, el héroe del haiku se apoya en su quehacer físico alternativo. [...] Toda su acción se orienta al derroche improductivo de la marcha, por senderos al borde de otro mundo. [...] El peregrinaje del haijin es paradójico. La marcha lo agota y va erosionando el soporte material de su condición heroica. Estamos ante un héroe con callos, con calambres, con reumatismo, con asma. Al mismo tiempo, viviendo en el camino se expone a la vista de todos, y así difunde la posibilidad de que otros reediten su condición heroica. Sabe que es el inventor de una idea que fascina a otra gente. [...]"
- El Juego:
"Para el haijin, el lenguaje constituye la totalidad de su juego. Un juego ambiguo, ya que el lenguaje contiene mucho equívoco: las palabras quieren decir muchas cosas, un mismo kanji o ideograma puede leerse con sonidos distintos e independientes, cada hablante puede asignar significado dispar a idénticos significantes. El lenguaje se presenta como un sistema de discontinuidades: entre las diferentes acepciones de una misma palabra (plurivocidad); y entre lo que cada término señala y lo que oculta (presencia y ausencia)."
Un saludo y feliz lectura,
Luis