Mayo 2008

Haikus destacados por los participantes del foro
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Mavi
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Mayo 2008

Mensaje por Mavi »

Selección de mayo de 2008




Lluvia de Mayo.
En el barrizal los patos
quietos, sin graznar.


(De Carlos. Muy lograda la serie de este mes)



un charco verde
casi tocando el fondo,
dos renacuajos


(De Rodolfo Langer)



Serpenteando
la larva del mosquito
desaparece.


(De Feral. También muy hermoso “Entre los chopos”)


Los patos “quietos, sin graznar” en el barrizal bajo la lluvia. En este haiku, lo sagrado se manifiesta mudo. El haijin es un ser humano común y en general tiene bastante con la tarea de atender a la realidad manifestada (también como sonido) que lo circunda. No es de extrañar que el encuentro con lo-sagrado-mudo lo conmocione profundamente. Dentro de lo que sucede hay siempre una parte que se retrae, algo que, como ese gusarapo, desapareciendo se muestra. O incluso algo que está entre suceder y no hacerlo (casi tocan el fondo los renacuajos). Los tres autores de estos haikus han conseguido sugerir lo indecible.





tarde de verano
la gotita de leche
en tu pezón


(De Konstantin Dimitrov)


Si sostenemos la mirada un instante más, el mundo nos va a obligar a reconocernos involucrados en él. El haijin quiere que no tengamos más remedio que implicarnos en la visión de algo como él mismo lo está: como parte maravillada e inocente. Y escribe un haiku que no nos permite desviar (por pudor, por reparo, por discreción…) la vista. Si la gota de rocío refleja el universo entero, no lo refleja menos esa gota de leche que se ha formado en el pezón. Es el universo entero, con el “espectador” incluido, lo que se ve a sí mismo en el espejo de una gota de leche. Donde buscábamos meter el mundo en nuestra comprensión, nos vemos súbitamente comprendidos en él.




En el tejado
salta de una a otra teja
el gorrioncillo.


(De Pintura. Muy sugerentes “Domingo gris” y “Sólo una nube”)



Tarde de primavera
Vacas que cruzan
de prado a prado


(De María. También “Lavando platos”, “Domingo gris” y “Madre e hija”)



El árbol seco-
por su tronco y sus ramas
las madreselvas.


(De Radoslav Ivelic. También “El lago límpido”)



Se pone el sol
en la flor del granado.
Veleta roja


(De Palmira. Destaca también “Dentro del taxi”, un excelente haiku urbano)


Si no miramos con profundidad, difícilmente podremos imprimir profundidad a nuestros haikus. Esto vale igual para todo el espectro de la sensibilidad humana. Puede que no podamos decir lo que sentimos, pero tenemos elementos para reproducirlo y el haiku depende de que seamos capaces de ordenarlos. Estos haijines guían nuestra mirada de un plano a otro de la escena. De lado a lado, un gorrión en las tejas o unas vacas en el momento de cruzar…De abajo a arriba, una madreselva llega hasta las ramas… La mirada va desde la flor de granado encendida hasta la veleta. Aprender a escribir haiku pasa invariablemente por aprender a mirar.





en la oscuridad
después del miedo
las estrellas


(De Gustavo Scarone. Muy sugerente también “dando vueltas”)


La oscuridad nos sobrecoge. Los miedos adultos poco tienen ya que ver en sus manifestaciones con los de la infancia, aunque la materia de que están hechos es la misma. No sabemos qué siente otro animal cualquiera en la noche cuando consigue burlar el peligro que lo acechaba; pero el hombre, el hombre que estaba sobrecogido por el miedo, cuando espanta sus temores puede aún encontrar amparo en lo insondable. Así somos, así estamos hechos.





Contra el muro
las sombras oscilantes
de una morera




Cae de un pino
rozando su corteza:
una chicharra


(Ambos de José Luis Vicent. Toda la serie es excelente)



Sol en las ramas-
entre hilillos de seda
bichitos secos


(De Mercedes Pérez. También muy evocador “Vieja casona”)


Cuando el haijin desaparece por completo y vemos la luna sin ver el dedo que la señala… Cuando dejamos de experimentarnos a nosotros mismos en la experiencia… Cuando habla el sobrecogimiento sin nombrar lo sobrecogido… Ahí, el haiku: La forma en que hemos dejado de resistirnos a lo real.





un trueno
una suave brisa
y la tormenta


(De Cristian)



Viento de primavera:
brillando al sol
se posa una hoja.




Por todo el monte,
mires a donde mires,
jaras en flor.


(Ambos de Orzas. La serie completa es excelente)



Si he de vivir
que el olor de la tierra
me acompañe.


(De Miraalsur. También muy hermosos “Aún huele a leche” y “como esa cometa”)


El del haijin es un horizonte de realidad: un anhelo que puede mantener su esperanza en tanto que vayan cayendo los velos de la irrealidad, en tanto que aceptemos todas y cada una de las extinciones del yo. El proceso –que comienza renunciando a hacer de nuestros haikus creaciones personales- quizá sólo culmina con la muerte. Comprendemos, a veces con dolor, que si ese horizonte depende de nuestras ideas sobre la verdad entonces no puede manifestarse… Que hablar de lo que no tiene más realidad que la fantasía o el sueño, es poner en común nuestros autismos… Que concentrarnos sólo en lo bello y lo bueno es elaborar una moral o una estética, despreciando lo que- teniendo ser -carece a nuestro parecer de la suficiente bondad y belleza… El horizonte no es la realidad deseada o consensuada. No sabemos en qué consiste, ni si hay alguna manera de alcanzarlo. Pero es que eso hace ya tiempo que dejó de importarnos: El asunto es que sigan cayendo los velos. Y que el olor de algo primordial nos sostenga y nos acompañe hasta el final.





domingo en la tarde -
el camino de herradura
lleno de majada


(De Jorge Moreno Bulbarela. Magnífica toda la serie)


Si algo tiene ser, por desagradable que sea, tiene sentido o carece de sentido exactamente igual que lo que experimentamos como sublime. El haiku es com-pasión aunque no sea el camino de la compasión tal como lo enseña cualquiera de las religiones. El objeto de este haiku es un camino para las bestias cubierto de excrementos en la tarde de domingo. No hay forma de complacerse en él y, sin embargo, no podemos escapar al vívido misterio que entraña su profunda veracidad.





luz del alba -
interrumpe un bostezo
el sueño del cuervo


(De Jordi Climent. Destaca también especialmente “bosque invernal”)



De madrugada
Solo trinos de pájaros
entre ronquidos


(M. Asunción)



el rodar y el pararse de una hoja seca ... -
¡cómo se parece a mi vida!


(De Viento)


Para el ser humano que no conoce la humildad no hay más que actos humanos que son llevados a cabo con éxito o que son estorbados por lo intempestivo. De espaldas a la conciencia, nuestra sombra –tan larga- parece dar la razón a nuestros delirios de grandeza. La verdad desnuda es que nuestra vida entera se dice en una hoja seca; que somos el sobresalto de un cuervo, un ronquido entre los trinos del alba. Sólo eso; y sólo a condición de tener la suficiente humildad como para reconocerlo.





Lavando platos,
la sirena de un barco
alejándose


(De María)



lleva en la mano
lápices de colores
tarde de lluvia


(De Santiago Larreta Irisarri. También “una pared”, “en las manos”, “¡qué suave el musgo”)


El haijin es un testigo atento incluso de sus propios actos. Hacer de la tarea algo consciente nos vuelve más despiertos. El haiku nos ayuda a no proyectarnos mentalmente fuera del momento. No es que hayamos renunciado a pensar sino a que el acto de pensar nos haga sentir más separados de la existencia. La ocasión de despertar está siempre a la mano, en las manos. Un haijin que sabe dónde están sus manos ya no es un principiante.





Los adoquines
que llevan a la plaza...
tan desgastados


(De Anyon)



una pared ;
en medio del sembrado
una pared


(De Santiago Larreta Irisarri)



lluvia estival -
en el patio sin gente
columnas dóricas


(De il.Balan. También “un hombre cruza”)


Adoquines, ladrillos y columnas muestran la resistencia sometida al desgaste y a los cambios. El paso del tiempo se revela en el uso. Y también en el desuso: Cuando las cosas superan los límites de la utilidad, se nos niegan, se nos aparecen como enigmas. Pero incluso más allá del aspecto funcional de lo construido, a través de nuestra relación estética o religiosa con los elementos y espacios arquitectónicos heredados de los ancestros, convivimos con la experiencia del tiempo y la desaparición.


Gracias a todos. Mes a mes se va haciendo más difícil escoger entre tantos y tan buenos haikus.

Mavi
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