Estos son los haikus que he elegido de marzo:
paisaje urbano -
de una chimenea
sale la luna
(Balán)
Aunque este haiku peque de “ingenioso”, tiene el
encanto de relacionar algo tan oscuro y pegado a la tierra
como la chimenea y el alto resplandor de la luna. Es una
buena combinación de contrarios : la boca oscura de la chimenea
y la esfera luminosa que flota sobre ella.
crece la sombra
de la tierra en la luna,
¡Mi último eclipse!
Este haiku de Maramín me recuerda a esos poemas que
solían escribir los japoneses para despedirse de la vida.
Tiene todo el sabor de un clásico.
tierra mojada -
presas en la alambrada
gotas de lluvia
Aunque he leído algunos haikus sobre este tema, este de
Jordi combina muy bien dos elementos, las gotas y la alambrada,
relacionándolas con el adjetivo “presas”. Tal vez sin ese adjetivo
el haiku no tendría su gracia. Esas gotas han quedado retenidas
en los alambres sin llegar a caer a la tierra mojada, donde fundirse.
las yemas del cerezo
se contienen
un día más
Me encanta este haiku contenido de Nanook. Y digo contenido
porque es capaz de expresar la contención de lo que va a
brotar con un lenguaje tan contenido como las mismas yemas,
encerrando en esas pocas palabras un gran mensaje: la fuerza de la vida.
Como ya comenté en el foro, este haiku de Viento me parece
muy logrado y me alegro de que lo haya modificado, porque
expresa en dos versos una profunda percepción.
un puñado de arena
¡qué fría está la luna!
También elijo este otro de Viento, por su belleza plástica y
la armónica relación entre los tres elementos: caballo (grande, pesado)
con la hierba (frágil) y el rocío (delicado).
pasta el caballo
el alba en el rocío
de la hierba
Cualquier cosa puede representar algo distinto
de lo que es, por humilde o desechable que sea, por
eso este haiku de Frutos me resulta conmovedor. Un
sencillo jirón de plástico, algo que ya no sirve para nada,
que alguien dejó caer desde lo alto, se detiene en una rama
en su camino al suelo y ondea al viento por encima de los
ojos que lo contemplan. En ese momento, deja de ser un jirón.
Es algo más.
jirón de plástico:
en la rama parece
una bandera
Esta tímida y tierna historia, me conmueve. En la caída
concluye un viaje ¿largo? ¿corto?. Eso es lo de menos.
antes de caer
sobrevoló el juncal...
patito muerto
(Dimitrov)
Este haiku me sedujo desde el primer momento en que lo
leí, sin prestar demasiado atención a otras posibles definiciones
acerca del perro. Uno no deja un lugar o una vivencia hasta
que no desaparecen las última sensaciones, en este caso el
sonido de los ladridos, la frontera entre el antes y el después.
perro sin raza
después de sus ladridos
se acaba el pueblo
(Carril)
JL Vicent es capaz de percibir en las huellas húmedas del
perro la frescura de la lluvia, la atmósfera del exterior
que entra en casa adherida al cuerpo del animal.
pisando charcos...
mi perra trae la lluvia
hasta el sofá
La luz es también una vibración y puede
percibirse como la huella de un sonido, su último destello.
Para mí ese eco queda sutilmente plasmado en este poema.
Oscuro cielo:
y el eco de una luz
entre las nubes
Es curioso este haiku. ¿Cerró la ventana
a causa del grillo?, ¿la abre precisamente para
escucharlo? Con un simple gesto alguien se
acerca a la naturaleza, la deja entrar en la casa.
Canto del grillo,
tras cerrar la ventana
la vuelve abrir
(Orzas)
Anoto aquí unos tercetos que me han parecido muy interesantes :
De R. Langer, escojo:
entre los juncos
como flores rosadas,
huevos de rana
entre cartones
los ojos colorados
de una rata
En ambos casos creo que Rodolfo logra ese detalle
que sorprende, que nos asombra cuando menos nos lo esperamos.
También me parece digno de llamarse haiku este tercero
de Larreta por la sugerencia de algo que no vemos, pero
que la luz y el olor delatan.
detrás del monte
se ve una luz distinta
y huele a mar
Saludos y ¡Felices Pascuas!