Manglerojo escribió: ↑27/Sep/2020 00:48
Hola!
Hace unos días, en un grupo de WhatsApp creado para debatir y compartir haikus, se habló del Aware y de si compartirlo es una obligación, como le llama Haya, o un deber que podemos asumir o no, si no queremos, porque como para los japoneses es necesidad y no obligación, pues entonces no es obligatorio para los occidentales.
Como yo veo eso, desde mi poco conocimiento, es que sí hay una cierta obligación, para el haijin (occidental, porque sabemos que para el japonés es necesidad), pero nadie está obligado a ser haijin. Creo que los japoneses han concebido el haiku como algo que se recibe y se transmite, por lo que sea se transmite, entonces, si ellos lo hacen, po r qué no hacerlo nosotros? Es lo que me parece, no sé ustedes compañer@s qué creen
Abrazos a tod@s
Hola, compañero

. A ver: tu pregunta es equívoca en cuanto a que toma primeramente “lo que se recibe y se transmite” en términos de
aware y luego habla de “lo que se recibe y se transmite” en términos que suenan muy cercanos a la transmisión del
Dharma budista. Y te digo esto porque si te estuvieras refiriendo al
aware, tu pregunta sería finalmente absurda: es obvio que nosotros el
aware lo transmitimos -o lo intentamos

- en cada haiku que escribimos.
Te contaré un chiste-cuento que quizá te suene:
Una mujer que siempre intentó hacer el bien y que además era creyente, muere y va al Cielo. La recibe San Pedro deseándole que disfrute del Paraíso y de la compañía y la alegría de las otras almas. Al cabo de unos días, en sus paseos a solas, la mujer encuentra un muro muy alto, escondido por un bosque de árboles paradisíacos. Y se sorprende. Un tiempo más tarde, habiendo encontrado en sus caminatas varios muros camuflados y unas cuantas entradas a túneles aparentemente cegados, llega hasta una playa y le parece ver, muy a lo lejos, el perfil de una isla. Luego cree ver otras más, hacia levante y hacia poniente. Aquello también le intriga. Tanto que en cuanto ve a San Pedro desocupado, va y le dice: “Hermano Pedro: ¿Qué hay en las islas que creo ver a lo lejos? ¿Y tras esos muros altísimos que se esconden en la selva?”. Pedro baja mucho la voz y le dice: “Allí están los otros”. Y añade. “Se dieron unos litigios demenciales conforme fueron llegando ciertas almas buenas: las del Camino Santo, los Revolucionarios del Santo Cirio, La Contra-revolución del Nuevo Mesías, los Primitivos y los Nuevos Cristianos, y todos los otros. Entonces el Padre decidió que cada grupo estuviera en un Paraíso aparte donde creyeran ser los únicos que habían llegado al Cielo. Y que no supieran ni de los otros ni del lugar en el que estamos”.
En este lugar en el que estamos, aquí y ahora, ninguna orden, ninguna transmisión, ningún provecho, ninguna virtud, Lázaro. Pero el que necesite un Cielo aparte, que lo tenga. Un abracico fuerte
