BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Preguntas y discusiones sobre haikus concretos o sobre la teorí­a del haiku en general
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Mavi
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BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

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BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

La relación entre labores y estaciones está documentada desde la más remota antigüedad. El calendario egipcio ya observaba una separación agrícola de las estaciones, en relación a la fluctuación del Nilo: inundación, germinación, cosecha y sequía. También se conservan registros en las culturas griega y romana de las tareas en orden al ciclo natural. Es ya hacia el S. IX cuando se vuelve popular en la Europa medieval la representación del mensuario, un calendario de labores campesinas que aparece en manuscritos miniados y en la decoración de catedrales e iglesias: portadas, capiteles, predelas, etc. Estas imágenes profanas recuerdan a los siervos analfabetos la obligación divina de trabajar y refuerzan la jerarquía estamental, uniendo lo estacional con la visión lineal del tiempo en la tradición judeocristiana.

Su programa iconográfico comienza por el otoño, con la arada y la siembra, y recorre las labores agrícolas y ganaderas (montanera, matanza, poda, pastoreo, recolección, trilla...) hasta llegar a la vendimia, que los campesinos simultanean con la preparación de la siguiente siembra.

La fragilidad de esa subsistencia, expuesta siempre a la pérdida de las cosechas o el ganado, hizo pervivir -aun cuando el calendario se plagase de santos a los que rogar y días litúrgicos- una infinidad de ritos y creencias paganas respecto a la naturaleza, que dejaron su huella en la tradición oral ibérica:

El cuco rubiello comenzó a cantar
en los abesedos que hay por el llugar.
Si no canta el cuco en marzo o abril,
o el cuco está muerto, la fin va a venir.
Cuco del re, rabo de arau,
¿cuánto tiempo andaré con mío ganado?.
Cucú, cucú.
Cuco del re, rabo de fierro,
¿cuánto tiempo me queda pa d´ir al cielo?
Cucú, cucú.


Sobre el cuco - uno de los animales que más aparece en nuestros refranes, romances y cuentos populares- José Manuel Pedrosa cuenta que existe la costumbre de hacerle preguntas, a las que él responde con un número concreto de cucús. De esta práctica popular, hay registro también en tradiciones como la germana, la británica, la italiana o la portuguesa. El cuco se asocia a la floración de la coruja y su aparición -entre los últimos días del mes de marzo y los primeros del mes de abril- es celebradísima porque augura la llegada de la primavera y espanta “la fin del mundo” (el catastrofismo milenarista que recorrió Europa en torno al S.X). De igual modo -por ciertos hábitos, como el de parasitar los nidos ajenos- el cuco puede simbolizar aspectos menos amables, como la traición, el adulterio o la muerte.

Tal variedad de rasgos, tanto estacionales como simbólicos, nos recuerda la configuración cultural de un kigo: pero no deberemos olvidar que las configuraciones culturales son diferentes en cada tradición.



EL CANTO DEL CUCO QUE NO ERA CUCO

A menudo, en los haikus japoneses aparecen nombres de animales o plantas específicos del área geográfica, que tienen un valor particular en la cultura nipona y que resultan de difícil traducción. Este aspecto no es ni muchos menos exclusivo de la cultura japonesa, pues en todas las lenguas los traductores tienen que vérselas con el culturema, algo que la especialista Lucía Molina Martínez define como “elemento verbal o paraverbal que posee una carga cultural específica en una cultura y que al ser transferido a otra cultura, puede provocar una transferencia nula o distinta al original” (Análisis descriptivo de la traducción de los culturemas árabe-español, Universitat Autònoma de Barcelona, 2001).

Encontramos culturemas en las traducciones de haiku con cierta facilidad. Nuestro primaveral cuco, por ejemplo, no es el veraniego hototogisu (C. poliocephalus, distribuido por Asia y África). El kigo hototogisu nos sitúa entre mayo y julio en Japón y tiene sus propias asociaciones, muy distintas de las del cuco. Reproducimos un pasaje completo sobre el hototogisu de la tesis de Natalia Molodojen: “Es el ave que se menciona continuamente en la poesía clásica (153 menciones en la antología poética Man’yōshū (759), 42 en Kokinwakashū (922), 46 en Shinkokinwakashū (1205)). Su imagen se asocia con un amor misterioso o con el inicio de verano. Según las creencias populares, es el ave cuyo canto avisa la llegada de la temporada de la siembra del arroz y de la cosecha de la batata. También recibe el nombre de 魂迎え鳥 tamamukae-tori (ave que recibe los espíritus) o 冥土の鳥 meido-no-tori (ave del mundo de los muertos), lo que indica su estrecha relación con los difuntos. Según la leyenda china, el cuarto monarca del estado Shu (actual provincia de Sichuan), se convirtió en hototogisu tras su muerte y el canto del pájaro se asocia con su triste lamento por no poder volver. En la mitología japonesa también existen múltiples fábulas de reencarnación de los muertos prematuramente en hototogisu. Otra de las leyendas dice que el pico del hototogisu es rojo por dentro porque no para de cantar hasta escupir sangre por la boca.” Y sobre esta leyenda y su relación con el poeta Masaoka Shiki, añade: “Enfermo de tuberculosis, toma el nombre de Shiki escrito con los caracteres 子規 que representan una de las posibles grafías del nombre del ave. También funda la sociedad literaria Hototogisu y dirige la revista con el mismo nombre.”

Teniendo en cuenta todas las diferencias, quizá hototogisu no debería traducirse al español como cuco y quizá el cuco de un haiku en castellano, no debería traducirse como hototogisu al japonés. Dos ejemplos de Bashô:

hototogisu koe yokotau ya mizu no ue

hototogisu –
the shriek lies stretched
across the water
rrrrrrr (Traducción de Makoto Ueda)

hototogisu
el chillido se extiende
sobre el agua


hototogisu kie yuku kata ya shima hitotsu

A cuckoo–
far out where it disappears,
a lone island
rrrrrrr (Traducción de Makoto Ueda)

Un cuco –
muy lejos, donde desaparece,
una isla solitaria



Hemos encontrado traducciones de otro haiku de Bashô donde el desfase con el original es aún mayor al cambiar hototogisu por cuco y murasaki por lavanda (como hemos visto en versiones inglesas). La palabra murasaki incluso se ha traducido al español por violetas.

akebono wa mada murasaki ni hototogisu

Amanecer.
Aún en el murasaki
el hototogisu



Sobre murasaki (紫) nos cuenta el profesor C. Rubio que se trata de “(…) una pequeña flor de cinco blancos pétalos que brota en verano y que era emblema del amor constante.” (Con-des, Series ERDH, 2020). De su raíz se extrae un tinte magenta violáceo, razón por la cual la palabra también designa el murasaki iro (紫色), el color distintivo y exclusivo de la vestimenta de la Emperatriz y sus damas durante el periodo Heian. Es también el seudónimo de la autora del Genji Monogatari, Murasaki Shikibu. Puede ser interesante este link para ver el aspecto de la planta y el teñido: https://www.grandprismaticseed.com/dye-plants/murasaki

Los problemas de la traducción son prueba de que cada cultura va desarrollando su propia idiosincrasia; pero, mientras no pierden el contacto con la tierra, ayer y hoy todas las comunidades oyen la naturaleza:

canta el cucut
s'acosta la tempesta
des de ponent


canta el cuco
se acerca la tormenta
desde poniente



Señales del cielo y de la tierra, del día y de la noche. Dientes de león que sueltan sus vilanos, estrellas fugaces, pájaros de mejor o peor agüero como cornejas, grajos o cuervos. Golondrinas y lagartos que dicen la primavera. La voz del búho, el cárabo o el gallo y los aullidos o ladridos de perros, lobos y zorros que anuncian en la noche una muerte próxima. Jaguares que se enfrentan cada noche al poder de la oscuridad para que el sol renazca cada día, colibríes o zunzunes que traen buenas noticias de los difuntos: Seres que aparecen trayendo las cargas simbólicas que una cultura les ha ido construyendo y que son, en sus tradiciones, auténticos topoi poéticos similares en poder a muchos ejemplos japoneses.

Uno de los más bellos romances del Cancionero Viejo dice:

Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
¡déle Dios mal galardón!


Es un poema anónimo que no solo muestra la importancia de lo estacional. La avecilla dice el alba hasta que le dan muerte, entregando al prisionero al castigo más terrible: el de un tiempo sin ritmo, “(…) sin día, sin noche, sin vida” (José María Bermejo, Series ERDH, 2021).


*Todos los haikus de Bashô, excepto “canta el cucut”, que es de Joan Anton Mencos.


CUERVOS, NUBES Y CONSTELACIONES

Hay animales que han resultado significativos para muchas culturas. Cuenta, por ejemplo, González Grueso que el cuervo en Europa es heredero de una larga tradición pagana y que muchas veces es mensajero de noticias funestas, aunque no falten los casos en los que resulta un animal benéfico. El suyo es un importante topos poético con diferencias significativas según los lugares. Aparece asociado a las metamorfosis, a la guerra, a la fundación de ciudades, a los mensajes del más allá o a la compañía de unos dioses que lo mismo lo han preferido que lo han castigado. En la cultura k’iché de la Mesoamérica precolombina, es animal muy apreciado pues toma parte en la creación del hombre. Y en España, según el investigador José Manuel Pedrosa, no está asociado a las estaciones sino a la meteorología: la lluvia y la niebla. Respecto a China, los ejemplos de poemas con cuervos que hemos encontrado, transmiten desde duda y melancolía a franco mal agüero. El siguiente ejemplo es del príncipe Cao Zhi (192-232):

AL PRÍNCIPE BAO

Tras tu carruaje grazna un cuervo.
Hay lobos y chacales en los caminos.
Todo está manchado de moscas.
Los corazones destilan tu veneno.
rrrrrrr (Traducción de José Vicente Anaya)

Los cuervos eran considerados mensajeros de los dioses en el Japón antiguo. Y de su aparición en relación a sombras, niebla o humo en los poemas japoneses, González Grueso hace notar que se vuelven acompañantes en el viaje hacia la muerte, como en este poema de Onitsura:

yume kaese karasu no samasu kiri no tsuki

¡Devuélveme mi sueño
cuervo! La niebla empaña
la luna que veo al despertar.
rrr (Traducción de Eduardo Moga sobre la de Joel Hoffman)


O en este otro de Shukabo:

ware o yobu ka meido mo shimo no asagarasu

¿Es a mí a quien llama el cuervo
desde el mundo de las sombras
en esta mañana de escarcha?
rrr (Traducción de Eduardo Moga sobre la de Joel Hoffman)


Es también por eso que el siguiente haiku de Bashô es distinto, es atarashimi: el cuervo se muestra más allá del prejuicio cultural, saliendo de su tópico agorero.

ひごろ憎き 烏も雪の 朝哉
higoro nikuni karasu mo yuki no ashita kana

el cuervo horrible
¡qué hermoso esta mañana
sobre la nieve!
rrrrrrr (Traducción de José María Bermejo)


En todo tiempo y lugar, hay una naturaleza que, desde los albores de cada cultura, estamos aprendiendo a oír. Se aprecia esa escucha en nuestra tradición oral, por ejemplo, en el caso de las precipitaciones o los vientos. Si bien la climatología hace sus predicciones estudiando las nubes de manera científica, el refranero meteorológico parece llamativamente fiable en opinión del profesor de la UA Alfredo Ramón Morte, quIen ha estudiado más de 1.700 dichos de la provincia de Alicante. La atención a las señales admonitorias ha sido decisiva para la supervivencia de las comunidades humanas en todos los entornos del planeta, y el habla de los pueblos la transmite.

Alguna vez se producen escuchas muy similares en culturas muy distantes. Este haiku en castellano incluye una expresión aprendida de mi padre, un agricultor murciano:

Limón tardío.
Las nubes van tomando
color de lluvia



Ese color de las nubes lo ve también, a miles de kilómetros , el maya Umberto Ak’abal, el poeta jaguar que escribe en k’iché:

Ukayib`al re jab

Ri ik` kujaluj mayul
pa ri saqirisanik.
?Kape ri jab`, kape ri jab`!
Kakiraq kichi` ri ajtiko`n.
Are chi` kaqaj ri q`ij
ri sutz` ke` wachin ukayib` al re jab`.


Color de lluvia

La luna se vuelve neblina
en la madrugada.
- ¡Va a llover!
Gritan los sembradores.
Y en la tarde
las nubes tienen color de lluvia



Podemos sentir que aquello que habla en el haiku, lo hace desde siempre, su voz suena siempre, como en el poema del mapuche Erwin Quintupil:

(…)
y habló el amarillo de la tierra cansada
la blandura del camino.
El bosque dijo su verde esperanza.
El aire detuvo su incesante caminar.
Surgió un destello milenario
y luego
llegaron
a la luz del trigo
el tono claro de la madera
el calor de la ceniza
y el aroma de plantas:
todos hablaron por su voz.
(…)


Generación tras generación, los seres humanos han escuchado la naturaleza y han traído el fruto de esa escucha a sus culturas. La poesía de la naturaleza –a la que aspira Bashô- puede oírse en el habla del lugar, la que aprendemos desde niños escuchando a nuestra tribu. Y qué bien expresa la poeta zapoteca Irma Pineda la forma en que el habla familiar nos hace:


Jñaa bichiá neza lua’
ni rini’ ca beleguí ca
Gudaa ndaani’ diaga riuunda binnizá
Biluí’ naa ca lana ni ricá lu la’ya’
bisiidi naa guiquiiñe’ aju lu guendaró
cuaa bia’ya’ ni nanaxhi ne canela
qui gahua ni naí’ pa ca cayete ndaane’
qui guidxibe’ pa xidxilaa ique yoo dexa
ra gaca xu
(…)

Mi madre descifró para mis ojos
el lenguaje de las estrellas
Depositó en mis oídos los cantos de la gente nube
Me enseñó los signos de mi nombre
A usar el ajo en la comida
a medir el dulce y la canela
a evitar el limón cuando viene la regla
a no temer el crujido del techo de madera y teja
cuando la tierra tiembla
(…)




EL CANTO DEL RUISEÑOR QUE NO ERA RUISEÑOR

En su hermoso libro El canto del ruiseñor que no era ruiseñor, Estay Sepúlveda habla de la obsesión de Colón con que ha oído al ruiseñor en tierras americanas: “(…) y cantaba el ruiseñor y otros pájaros de mil maneras en el mes de Noviembre por allí donde yo andaba”. La explicación acerca de qué oían realmente tanto Colón como otros conquistadores, se la leemos a María Lourdes Navarijo Ornelas: no debía ser otro el pájaro que el cenzontle, el “ave de las cuatrocientas voces” de los náhuatl.

En la montaña
el eco de un cenzontle
Luna en los pinos



Colón estaba sordo al cenzontle porque estaba lleno de ruiseñores. Como nosotros, porque nuestras convenciones se saturan de lo que podemos interpretar con ellas. Será el habla del lugar lo que mejorará el oído de Colón. El habla le señalará al cenzontle –o sinsonte- y quizá entonces podrá escuchar mejor su trino.

En cualquier caso, el ruiseñor que creía haber oído el almirante, ha seguido cantando en la gran poesía en castellano. Aunque ahí nuestros ruiseñores no han cantado muy lejos del uguisu, el ruiseñor japonés, idealizado en el waka:

Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido…
(…)


De “El poema del ruiseñor”, Ricardo Miró (Panamá, 1883-1940)

(…)
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.


De “A Juan Ramón Jiménez”, Antonio Machado ((Sevilla, 1875-Colliure,1939))


Cantaban tan cerca unos de otros que cuando el uguisu cagó en el ciruelo** y en las tortas de arroz, también los hispanohablantes realmente lo vimos: ahí las cosas se mostraron. Y fue un éxito porque a día de hoy hacer caca es ya una de esas “cosas de ruiseñores”: es parte, pues, de lo que se activa en remoto cuando leemos en un haiku la palabra “ruiseñor”. Es significativo, en este caso concreto, cómo la traducción al castellano ha conseguido verter ese topos distintivo de la poesía japonesa: El uguisu, ruiseñor bastardo o curruca japonesa, no se conoce en nuestros lares, no canta de noche como nuestro ruiseñor, sus voces y plumajes son sensiblemente distintos… Pero los poderosos topoi poéticos de ruiseñor y uguisu resultan más similares entre sí que, por ejemplo, los del cuco y el hototogisu.

Que el kigo se estabiliza culturalmente en el tiempo incorporando los cambios exitosos, se ve muy claramente en este caso: si hoy leyéramos que el ruiseñor ha hecho caca en la parada del bus o en los papeles de la Renta, de inmediato veríamos al ruiseñor de los haikus, que tiene ya por costumbre hacer caca en lo que haya en los poemas desde entonces.

El ruiseñor
hace caca en un retrovisor
junto al Juzgado
rrrrrrr (Ejemplo inventado)

Y esto que puede parecer gracioso –y que incluso tiene visos de verismo- no es más que un poemita oportunista que utiliza un kigo, un ruiseñor haciendo lo que, desde Bashô y Onitsura, se puede esperar de él en un poema: cantar aquí o allá, posarse aquí o allá, limpiarse el piquito o hacer caca aquí o allá. El pajarico opera en el poema atado a la función de auto-referencialidad del código, lo está haciendo como lo haría en el waka: se cambian los personajes o el decorado pero él debe representar de nuevo la misma obra. Bashô nos habría recordado que la imitación, la recurrencia, es furui, es omoi, sabe a viejo; y es justamente aquello que nosotros deberíamos siempre tratar de evitar.

Nosotros diremos que la palabra es flujo incesante de naturaleza y cultura y que, cuando algo rebasa su tópico en el haiku, se muestra. Citamos al respecto a Chantal Maillard (Poesía y pensamiento, Minerva, IV época, nº 10, 2009): “El berebere es un nómada que pasa las fronteras llevando cosas de un lado a otro de las mismas. Así, la palabra berebere traspasa los cercos, importa y exporta (al fin y al cabo, la comprensión no es sino el resultado de la agitación de los materiales) y, de esta manera, procura comprensión al lector que sea, igualmente, de alguna manera, berebere”. Así entendemos el atarashimi del haiku: La palabra rebasa su previsión, removiendo a la vez el poso de la identidad cultural.

Aun con su pico
lleno de insectos rojos,
pía el ruiseñor


Las cosas se muestran rebasando el topos poético que tienen en cada momento.



*Autores de los haikus: Jaspe Uriel Martínez (“En la montaña”) y Gorka Arellano (“Aun con su pico”).

** 鶯が 梅の小枝に糞をして
uguisu ga ume no koeda ni fun wo shite
ONITSURA

El ruiseñor,
en lo alto del ciruelo
hace su caca. rrrrrrr (Traducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo)




LA ESPANTOSA LLAMADA DEL FAISÁN

En Bashô, lo que se dice y lo que es, palabras y cosas, no se pueden separar. No cabe un pelo entre ellas, ni entre ellas y quien las dice. Esto remite de otro modo al aspecto de butsuga-ichingo (ni sujeto ni objeto: ni sujeto que nombre ni objeto que sea nombrado). Es la naturaleza fluyendo quien hace poesía en el haiku, no nosotros; y en las palabras suena ese flujo y también los sedimentos culturales.

Días sin llover;
las huellas se han llenado
con flores de encina



Un aspecto que se aprecia en muchos haikus es la mezcla de sensaciones de todo tipo (sabores, sonidos, olores, colores…) muchas veces sin delimitaciones claras. Recordemos que los rasgos futoki mono son los que atribuimos convencionalmente a las cosas y que los contagios harán aparecer rasgos inesperados. En ese mismo sentido, los arrastres y transferencias dentro del haiku pueden resultar sinestésicos.

Levemente gris
canta un insecto
en la corteza



M. Ueda ha analizado detenidamente tanto la sinestesia como ciertos aspectos que Bashô comenta con sus discípulos en relación a las composiciones: fragancia, reverberación y reflexión. Los tres indican formas de relacionarse las imágenes del poema y hablan de contagios, ecos, diálogos y desplazamientos y, por ende, de la capacidad de producirse efectos muy superiores a la mera suma de las partes: de lo mínimo a lo imprevisible, de lo delicado a lo inmenso, de lo concreto a lo invisible…

No operará ningún código. El yojô –la antigua sugerencia de lo simbólico en el waka- cambiará hacia una forma de sugerencia distinta, sostenida por el enlace atmosférico e íntimamente ligada a ese sabor que comúnmente llamamos haimi.

campo de azafrán,
la lluvia empapando
las flores cerradas



Por eso, si encontramos un haiku indescifrable –un haiku que solo puede entenderse por mediación de hermeneutas, filólogos o historiadores-, entonces puede que valga para entender el renso del kigo (la asociación entre ideas próximas y remotas) pero no será otra cosa que un fósil cultural. Lo atarashimi, la impresión instantánea de novedad, es lo opuesto a eso: señala afuera del tópico y del exclusivismo, se muestra instantáneamente y es algo en lo que todas las lenguas pueden reconocerse vivas.

nubes pequeñas...
quieta en la flor de un haba
la mariposa



El haiku nace apartándose de la sofisticación y el personalismo. Sin embargo, ama el poso cultural de las comunidades que escuchan la naturaleza desde antaño. Se ve también en ejemplos actuales en castellano, donde la subsistencia humana está dentro de la armonía relacional del universo (wa):

Destella el pasto
El vaho de unos niños
que arrean ocas



La cotidianidad humana en la naturaleza se hace haiku en ejemplos de Bashô como estos:

kangiku ya ko nuka no kakaru usu no hata

winter chrysanthemums
covered with rice bran
near the hand mill
rrrrrrr (Traducción de Makoto Ueda)

crisantemos de invierno -
cubiertos de salvado de arroz
junto al molino de mano



hana wa shizu no me ni mo miekeri oni azami

Flowers are best seen
by the eyes of poor people –
devilish thistle!
rrrrrrr (Traducción de Sam Hamill)

flores que ven
los ojos de los pobres –
los cardos oni



Oni azami, según el WDC, es kigo de mediados de otoño. Es el Cirsium borealinipponense, un cardo nativo de Japón. Oni significa tanto “emplumado” como “demonio”. En el WDC se sugiere que en este haiku resuena la creencia del pueblo japonés en los oni, demonios del folklore que a veces ayudan a quienes están en apuros. Vemos la fusión de lo natural y lo cultural. Estos cardos demonio nos recuerdan la riqueza de los nombres de plantas o animales en castellano:

Noche sin nubes.
El temblor de la sombra
del cardo santo



Espinas de Cristo, aves o pájaros del paraíso, ninfas, arañas tigre o toro, mariposas cola de golondrina, la que se llama espejitos, la monarca o la sátiro, pájaros carpinteros, espulgabueyes, el chotacabras, el carbonero…. O ese bienteveo, a quien reconocemos en el siguiente ejemplo por la onomatopeya que en algunos lugares le da nombre:

en viernes santo,
"cristofué-cristofué"
un ave canta



El habla del haiku aúna lo natural y lo cultural, llegando alguna vez incluso a hacer visibles las creencias atávicas y los miedos enraizados en la naturaleza. Otro haiku de Bashô, nos hará sentir atarashimi, pero también un estupor ancestral. El faisán, saliendo de su pose aristocrática, se muestra espantosamente auténtico:

hebi kuu to kikeba osoroshi kiji no koe

“it eats snakes”—
hearing this, how ghastly
the call of the pheasant
rrrrrrr (Traducción de David Landis Barnhill)

"Come serpientes" -
oyendo esto, qué espantosa
la llamada del faisán




*Los autores de los haikus son, por este orden, Mercedes Pérez, Bibi Varela, Toñi Sánchez, Xaro Ortolá, Jaspe Uriel Martínez, Bashô (6 y 7), Jorge Moreno, Mirta Gili y Bashô (10).




UN PESCADOR DE PÉTALOS COLOR MAKOTO

Hagamos ahora un somero repaso de aspectos estéticos, leyendo otro haiku de Bashô donde se re-naturalizan tópicos de la tradición cortesana del waka. (No se trata de encontrar ningún significado oculto sino de notar la unión de los aspectos nuevos con los del sustrato de su tradición):

四方より花吹き入れて鳰の波
shihô yori hana fuki irete nio no umi

En traducción de Vicente Haya:

Pétalos que trae el viento
de todas partes y los sumerge
en el lago Nio


Y en traducción de Aurelio Asiain*:

De todos lados
trae las flores el viento:
olas del Biwa.


Enseguida notamos que el asombro (aware) y la presencia (futoki mono) vienen desde un ubicuo “de todas partes” (hosomi). Sentimos también que lo que se muestra no transmite el interés de alguien por impactar o intrigar, entonces hay autenticidad poética (makoto). El tiempo aparece como rasgo: empapamiento, ajamiento (sabi) y atenuación, tendencia a la disolución (shiori). Hay, al mismo tiempo, un caldo de complementariedades y valencias múltiples, de apariciones y desapariciones (flujo, Dao) y un movimiento que nos sumerge hacia el fondo nebuloso, haciéndonos sentir su presencia sin nombrarla. Se percibe eso que llamamos yûgen.

Para K. Shûzô, yûgen participa de cierta oscuridad informe (kuroshi) y se mueve entre lo visible y lo invisible, entre lo que aparece y lo que se escabulle. Junto con wabi y sabi, es un valor muy antiguo de la cultura japonesa (periodos Kamakura, Muromachi, Momoyama). Cuando Ônishi Yoshinori (1888-1959) comparó yûgen con el aspecto más similar de la estética occidental, lo sublime, dijo que no hablaban de lo mismo: Yûgen alude a la profundidad de una infinitud que apenas puede señalarse, que elude mostrarse, mientras que lo sublime muestra la confrontación entre la razón humana y las fuerzas que la superan. Uno se rehúye, el otro es conflicto. Uno es Oriente, el otro Occidente.

Atendamos ahora a esos pétalos arrancados y castigados por el viento, sumergidos en el oleaje de un lago. Sentimos aparecer el aspecto de wabi: austeridad, belleza de lo imperfecto que transmite autenticidad y pone en valor lo elemental, lo rústico, lo casual. El canon de belleza que opera en el arte clásico occidental no puede estar más lejos. Para K.Shûzô, wabi es siempre mono-no-aware (emoción que inicialmente pudo ser de soledad, de nostalgia, de alegría, de contrariedad, etc.). Se relaciona íntimamente con otro aspecto estético del periodo Heian: mujôkan, la impermanencia**.

Esos pétalos también pertenecen al mundo exquisito e ideal de la lírica japonesa pero este haiku subvierte la estilización. En su novedad (atarashimi), el impulso del cambio atraviesa la estabilidad de la tradición (fueki/ryûkô): El viento que sumerge esos pétalos es de verdad, los trae de todas partes para sumergirlos en el mayor lago de Japón, incansablemente evocado por la tradición. Sentimos la experiencia en este haiku, pero ¿podemos decir que los ojos de Bashô estaban exactamente ante lo que el haiku nos hace “ver”? No podemos responder a eso, no podemos saber por qué camino las cosas llegan a mostrarse así. Lo que podemos decir es que este lago que cantan los poemas y leyendas japoneses -y a cuya orilla está enterrado Bashô- está muy revuelto, está rebasando su topos, ese lugar común de las imágenes poetizadas del lago Biwa. Y que verdaderamente se muestra, y que asombra.




*Asiain añade que el poema de Bashô alude al de Fujiwara no Ietaka, poeta y cortesano (1158–1237):

にほの海や月の光のうつろへば波の花にも秋は見えけり
niho no umi ya tsuki no hikari no utsuroeba nami no hana ni mo aki wa miekeri

El lago Biwa:
a la luz de la luna
parecería
que a la flor de las olas
también llega el otoño.



** Leyendo a Peipei Qiu y a Toshitari Oseko nos asalta de repente una duda: ¿Ha podido ocurrir que se haya consagrado una lectura de la caducidad en Bashô en vez de hacer fuerte una lectura del flujo en Bashô? ¿Puede ser que tanto a budistas como a no budistas les haya convenido esa lectura? Al tratar de comprender lo que hace Bashô, sentimos cómo predomina el aspecto del flujo permanente: el Dao.
La verdad es una tierra sin senderos. Jiddu Krishnamurti
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Ajenjo »

Gracias por otra de estas maravillosas entregas, como dijera Hikari en la entrega anterior, hay muchas cosas que desconocemos del haiku. Gracias por tomarte el trabajo de explicarlas "Rogando" "Rogando" "Chino" "Chino"
Profundamente emocionado por seguir vivo, hora de remendar mis ropas.
Santôka
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Hikari
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Hikari »

Gracias de nuevo, Mavi. Maravillosa como siempre esta entrega. "Chino"

Para acompañar, dejo aquí algo que dijo Simone Weil sobre las palabras:
"El sabor de las palabras: que cada palabra tenga un sabor máximo entre el sentido que se le da y todos sus otros sentidos, un acorde y una oposición con el sonido de sus sílabas, acordes y oposiciones con las palabras de antes y después"

"La composición simultánea en distintos planos es la ley de la creación artística"
"Escribir -como traducir- negativamente: apartar esas dos palabras que encubren el modelo, la cosa muda que debe ser expresada" ... "dejar caer todo aquello que vela su esencia" .

Extraído del libro: Lectoras de Simone Weil. Fina Birulés y Rosa Rius Gatell (eds.)
Icaria editorial 2013

Gracias por la recomendación. El canto del ruiseñor que no era ruiseñor, de Estay Sepúlveda, no se donde encontrarlo.
Muy clarificador ese apartado del ruiseñor de tu entrega. También los otros. "Chino"

Abrazo, Mavi.
"Un poema puede sugerir un instante. Y en ese instante está el universo entero."
Chantal Maillard
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Mavi »

Muchas gracias, Ajenjo e Hikari, me alegra muchísimo que esto os siga siendo de interés "Chino" "Chino"

Muchas gracias también por las maravillosas frases de Simone Weil, compañera, una delicia "Aplausos" "Aplausos"

Te dejo aquí el enlace donde está completo el libro de Estay Sepúlveda:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=663475

Solo hay que hacer click en Texto Completo Libro (pdf). Si a alguien le interesan las tesis de Natalia Molodojen o Lucía Molina, también puedo pasar las direcciones por aquí. De todos modos, al final de este trabajo, añadiré una lista de fuentes, muchas con enlaces de descarga.

No quiero olvidarme de dar las gracias a Jaime Lorente, que tuvo la amabilidad de pasarme la parte que más me podía interesar del libro Basho's haiku del profesor Oseko. De otro modo, no lo hubiera podido tener en cuenta "Chino" También aprovecho para recomendaros lo último de Jaime, Bashô y el metro 5-7-5, un libro que es tan riguroso como ameno "Rogando"

Abracicos a los dos "Brindis"
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Hikari
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Hikari »

Muchas gracias por dejar el enlace y por las recomendación del libro de Jaime Lorente.

Un gran trabajo estas entregas, Mavi. "Chino" "Rogando"


Abrazos!!
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Juan Francisco »

Únicamente puedo expresar mi más sincero agradecimiento por compartir estos artículos con la comunidad, Mavi. Me parece un trabajo muy documentado, riguroso y útil.
Mil gracias, compañera "Chino"
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Jaime_Lorente »

Mavi escribió: 01/Sep/2021 20:46 Muchas gracias, Ajenjo e Hikari, me alegra muchísimo que esto os siga siendo de interés "Chino" "Chino"

Muchas gracias también por las maravillosas frases de Simone Weil, compañera, una delicia "Aplausos" "Aplausos"

Te dejo aquí el enlace donde está completo el libro de Estay Sepúlveda:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=663475

Solo hay que hacer click en Texto Completo Libro (pdf). Si a alguien le interesan las tesis de Natalia Molodojen o Lucía Molina, también puedo pasar las direcciones por aquí. De todos modos, al final de este trabajo, añadiré una lista de fuentes, muchas con enlaces de descarga.

No quiero olvidarme de dar las gracias a Jaime Lorente, que tuvo la amabilidad de pasarme la parte que más me podía interesar del libro Basho's haiku del profesor Oseko. De otro modo, no lo hubiera podido tener en cuenta "Chino" También aprovecho para recomendaros lo último de Jaime, Bashô y el metro 5-7-5, un libro que es tan riguroso como ameno "Rogando"

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Muchas gracias por la recomendación, estimada Mavi. Un abrazo y mi enhorabuena por tu excelente trabajo en el campo de la estética del hokku/haiku.
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Mavi
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Re: BASHÔ 9: NOVEDAD (II) ATARASHIMI-KIGO- YÛGEN- WABI- SABI

Mensaje por Mavi »

Queridos Hikari, Juanfra y Jaime: Muchísimas gracias por vuestras palabras y consideraciones. Me animan a seguir trabajando para proponer pronto un par de entregas más sobre cuestiones que afectan al fondo de la metodología.

Abracicos a los tres "Chino" "Rogando"
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