Visten la tierra
- Luis Carril
- --------------------
- Mensajes: 1098
- Registrado: 11/Ene/2007 15:37
- Ubicación: Galicia
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Visten la tierra
Amigas y amigos que han participado en este interesantísimo debate. A manera de síntesis:
1. "Puede" que José Luis tenga la razón en torno a "Visten la tierra". Tengo mis dudas, pero esto mismo es una fuente de reflexión que me ayudará a comprender mejor lo que es el haiku.
2. El aquí y ahora, que es el objetivo del haiku, supone el lenguaje, sin lenguaje no hay haiku.
3. En este lenguaje propio de haiku, lo real es la chispa que enciende la mecha, si me permiten metaforizar. La mecha es el aquí y ahora convertido en haiku, al desnudar el núcleo duro de la palabra.
4. Se iluminan mutuamente la palabra y lo real.
5. La palabra, en el haiku, utiliza nexos gramaticales, no es sólo nominar: serían palabras sueltas, sin enlace. Es decir, no habría lenguaje.
6. La estética del haiku pide la desaparición del sujeto. Estoy de acuerdo como programa ideal. Sin duda la magia del haiku está en este decir libre de trabas subjetivas. Lo asumo como componente esencial del haiku, y José Luis me lo ha hecho saber en distintas oprtunidades, lo cual le agradezco, como también a todos los participantes de esta conversación, por sus aportes.
7. La desaparición absoluta del yo me parece una tarea imposible, porque el haijin vive una vida e historia personal, integra una comunidad lingüística que le impone ciertos moldes formales (gramaticales) y porque esta comunidad la da a las palabras el sello propio de cada pueblo. Una misma palabra no tiene la misma resonancia para las distintas comunidades lingüísticas. Como ejemplo, el canelo es sentido en la comunidad mapuche chilena como árbol mágico, la cordillera de los Andes no tiene la misma connotación para un pueblo que vive en un llano, el bambú es "algo más" en Japón, etc.
8. La creación de un haiku es un hecho irrepetible; sería una gran casualidad dos haiku idénticos de distintos autores. No podemos evadir la idea de "creación" al hacer un haiku. Es una creación humilde, y ese es un aspecto notable del haijin:
dejar que las palabras "resbalen" hacia lo real, dejando de lado todo artificio.
Un saludo fraternal para tod@s.
1. "Puede" que José Luis tenga la razón en torno a "Visten la tierra". Tengo mis dudas, pero esto mismo es una fuente de reflexión que me ayudará a comprender mejor lo que es el haiku.
2. El aquí y ahora, que es el objetivo del haiku, supone el lenguaje, sin lenguaje no hay haiku.
3. En este lenguaje propio de haiku, lo real es la chispa que enciende la mecha, si me permiten metaforizar. La mecha es el aquí y ahora convertido en haiku, al desnudar el núcleo duro de la palabra.
4. Se iluminan mutuamente la palabra y lo real.
5. La palabra, en el haiku, utiliza nexos gramaticales, no es sólo nominar: serían palabras sueltas, sin enlace. Es decir, no habría lenguaje.
6. La estética del haiku pide la desaparición del sujeto. Estoy de acuerdo como programa ideal. Sin duda la magia del haiku está en este decir libre de trabas subjetivas. Lo asumo como componente esencial del haiku, y José Luis me lo ha hecho saber en distintas oprtunidades, lo cual le agradezco, como también a todos los participantes de esta conversación, por sus aportes.
7. La desaparición absoluta del yo me parece una tarea imposible, porque el haijin vive una vida e historia personal, integra una comunidad lingüística que le impone ciertos moldes formales (gramaticales) y porque esta comunidad la da a las palabras el sello propio de cada pueblo. Una misma palabra no tiene la misma resonancia para las distintas comunidades lingüísticas. Como ejemplo, el canelo es sentido en la comunidad mapuche chilena como árbol mágico, la cordillera de los Andes no tiene la misma connotación para un pueblo que vive en un llano, el bambú es "algo más" en Japón, etc.
8. La creación de un haiku es un hecho irrepetible; sería una gran casualidad dos haiku idénticos de distintos autores. No podemos evadir la idea de "creación" al hacer un haiku. Es una creación humilde, y ese es un aspecto notable del haijin:
dejar que las palabras "resbalen" hacia lo real, dejando de lado todo artificio.
Un saludo fraternal para tod@s.
-
- --------------------
- Mensajes: 103
- Registrado: 12/Feb/2007 15:47
- Ubicación: Valencia, España
Si me dejáis aportaré mi opinión. Y antes que nada felicitar a Radoslav y Jose Luis por esta "tertulia online" tan interesante y fructifera.
Siempre me gusta decir que la diferencia entre un haiku y un terceto es como una fotografía y un cuadro, una pintura. El haiku es como una fotografia, el poeta le llama la atencíon algo, y la genialidad es darse cuenta, y efectua la instantánea sin querer decir más, empleando el lenguaje más cercano a lo que ve, y ahí vuelve a estar la genialidad. En el otro caso el poeta no fotografía, pinta con su paleta llena de lenguaje, de colores personales lo que está viendo, interpreta lo que ve y lo plasma con su color particular, que puede ser muy distinto a lo que realmente está sucediendo.
En este caso, no está sucediendo que la tierra se vista con las hojas, esa visión sale de la paleta del poeta.
Un saludo a todos.
Siempre me gusta decir que la diferencia entre un haiku y un terceto es como una fotografía y un cuadro, una pintura. El haiku es como una fotografia, el poeta le llama la atencíon algo, y la genialidad es darse cuenta, y efectua la instantánea sin querer decir más, empleando el lenguaje más cercano a lo que ve, y ahí vuelve a estar la genialidad. En el otro caso el poeta no fotografía, pinta con su paleta llena de lenguaje, de colores personales lo que está viendo, interpreta lo que ve y lo plasma con su color particular, que puede ser muy distinto a lo que realmente está sucediendo.
En este caso, no está sucediendo que la tierra se vista con las hojas, esa visión sale de la paleta del poeta.
Un saludo a todos.
Abusando ya de vuestra paciencia, amigos, y a partir de pensadores que no viene al caso mencionar (más que de un conocimiento exhaustivo de la tradición haikista japonesa), me permito una última intervención (de nuevo sin referirme a ningún haiku en concreto) para decir que comparto la idea de que el lenguaje es algo decisivo en el haiku. (Dejemos ahora al margen si es lo único que puede ser considerado así.)
Pero el problema para mí es cómo es pensado el lenguaje. Tendríamos que tener en cuenta no sólo que el haiku es lenguaje sino, además, que las diferentes maneras de abordar qué es un haiku también son lenguajes. Por ello cabe interpretar un haiku de manera psicológica, sociológica, historiográfica, etc. Incluso podríamos hacer una lectura política (como tantas veces se ha hecho del bambú como símbolo de resistencia en el arte chino de cierta época).
Estas lecturas (con independencia de si estaban conscientemente en el autor) no tienen por qué ser falsas; pero sí parece que albergan la voluntad de inscribirse, como lenguajes, en otros lenguajes que son modelos de pensamiento propios de una determinada tradición (sea sólo occidental o no). Otro tanto cabría decir del análisis lingüístico propenso a establecer como conceptos básicos la sustancia y los tipos de predicado, con sus consiguientes apreciaciones sobre atributo, connotación, etc., los cuales pueden llevarnos a pensar que sin gramática sólo hay términos.
Quizá quepa “aventurarse” en algo diferente y no situar la posible interrelación constitutiva de la lengua (empezando por la materna) dentro de una visión sustancialista que la restrinja al análisis del enunciado. (Acaso la gramática también sea un determinado lenguaje, no el espejo que refleja los espejos de la realidad.)
Y es que dar primacía a una consideración metodológica del lenguaje no es una opción neutral (por no decir “objetiva”), como no lo es ninguna. Y, además, nos sitúa en una red conceptual que podría impedirnos ver lo siguiente: un lenguaje que piensa a otro no puede garantizar que le sea posible mantenerse al margen de los cambios que van constituyendo lo que intenta estudiar, por lo que acaso convierta la aventura de su ser en un viaje de retorno a terreno ya urbanizado.
Vuestras dudas son también dudas para mí. Y, pues una aventura dudosa es la vida misma, permitidme decir para terminar aquello de “arriericos somos”. Pero dicho ahora para bien: que en el camino de disfrute de nuestros haikus sigamos, como hasta ahora, con respeto y afecto encontrándonos todos.
Muchos abrazos.
Raijo
Pero el problema para mí es cómo es pensado el lenguaje. Tendríamos que tener en cuenta no sólo que el haiku es lenguaje sino, además, que las diferentes maneras de abordar qué es un haiku también son lenguajes. Por ello cabe interpretar un haiku de manera psicológica, sociológica, historiográfica, etc. Incluso podríamos hacer una lectura política (como tantas veces se ha hecho del bambú como símbolo de resistencia en el arte chino de cierta época).
Estas lecturas (con independencia de si estaban conscientemente en el autor) no tienen por qué ser falsas; pero sí parece que albergan la voluntad de inscribirse, como lenguajes, en otros lenguajes que son modelos de pensamiento propios de una determinada tradición (sea sólo occidental o no). Otro tanto cabría decir del análisis lingüístico propenso a establecer como conceptos básicos la sustancia y los tipos de predicado, con sus consiguientes apreciaciones sobre atributo, connotación, etc., los cuales pueden llevarnos a pensar que sin gramática sólo hay términos.
Quizá quepa “aventurarse” en algo diferente y no situar la posible interrelación constitutiva de la lengua (empezando por la materna) dentro de una visión sustancialista que la restrinja al análisis del enunciado. (Acaso la gramática también sea un determinado lenguaje, no el espejo que refleja los espejos de la realidad.)
Y es que dar primacía a una consideración metodológica del lenguaje no es una opción neutral (por no decir “objetiva”), como no lo es ninguna. Y, además, nos sitúa en una red conceptual que podría impedirnos ver lo siguiente: un lenguaje que piensa a otro no puede garantizar que le sea posible mantenerse al margen de los cambios que van constituyendo lo que intenta estudiar, por lo que acaso convierta la aventura de su ser en un viaje de retorno a terreno ya urbanizado.
Vuestras dudas son también dudas para mí. Y, pues una aventura dudosa es la vida misma, permitidme decir para terminar aquello de “arriericos somos”. Pero dicho ahora para bien: que en el camino de disfrute de nuestros haikus sigamos, como hasta ahora, con respeto y afecto encontrándonos todos.
Muchos abrazos.
Raijo
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Visten la tierra
Enrique, excelente distinción. Quedo convencido. Saludos.