ruidos del parque -
el perro trae de vuelta
la pelota de otro perro
la pelota de otro perro
Muy buenas, compañero.
Me han agradado mucho los dos últimos versos: respiran naturaleza, no sólo por el protagonista o sus acciones, que también lo vinculan con el mundo de lo humano, sino por esa decisión de superviviencia del perro que, a toda costa, quiere seguir jugando, aunque no sea su pelota.
Pero en el primer verso, me topo con ese ruido y me surgen un par de dudas, que sé que tendrán respuestas: ¿te refieres a la algarabía del parque en mitad de una gran ciudad como es México y al hecho de que surja de ese ruido esa naturalidad animal? ¿O querías desistir de la palabra "sonidos" u otra similar por algún motivo?
Me recordó al de Taigi:
ni una mala piedra
que tirarle al perro
Luna de invierno
(El espacio interior del haiku, pág. 53)
Me han agradado mucho los dos últimos versos: respiran naturaleza, no sólo por el protagonista o sus acciones, que también lo vinculan con el mundo de lo humano, sino por esa decisión de superviviencia del perro que, a toda costa, quiere seguir jugando, aunque no sea su pelota.
Pero en el primer verso, me topo con ese ruido y me surgen un par de dudas, que sé que tendrán respuestas: ¿te refieres a la algarabía del parque en mitad de una gran ciudad como es México y al hecho de que surja de ese ruido esa naturalidad animal? ¿O querías desistir de la palabra "sonidos" u otra similar por algún motivo?
Me recordó al de Taigi:
ni una mala piedra
que tirarle al perro
Luna de invierno
(El espacio interior del haiku, pág. 53)
me refiero a esa línea en que los sonidos del parque se transforman en ruidos: los niños que gritan, otros perros que ladran, el avión que pasaba cerca, etc. tal vez algo de eso distrajo al perro que lo llevo a confundir su pelota 
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Gorka Arellano
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