Gorka, Felisa, gracias por comentar.
Entiendo la propuesta, pero el caso es que no acaba de reflejar el momento. Lo viví como si me adentrara en el propio canto. Habitualmente, puedo oír un pito real cantando, aquí o allá. Ese día, bordeando un campo entre robledales, cantaban al mismo tiempo diría que tres, sino cuatro, pájaros a la vez. A ambos lados, por delante y por detrás, con el sol ganando terreno sobre la escarcha matinal.
No sé, le daré más vueltas.
Un abrazo
