Que todo sea propicio


LA SOMBRA DE BASHÔ ES ALARGADA: HOSOMI, KARUMI, SHIORI (sabi, makoto…)
"El haiku se adelgaza hasta la pura y sola designación".
Roland Barthes, El imperio de los signos
Hosomi (delgado/trasparente)-karumi (ligero, sencillo)-shiori (flexible, lánguido)
LAS COSAS APARECEN
Hosomi/aware
La muchacha ya ha mirado tres veces dentro del bolso. Comprueba de nuevo que lleva las llaves. Un minuto después volverá a hacer la comprobación (La observación no es suficiente).
El chico ha apostado con su hermano a que puede inmovilizarlo sin tocarlo. Le ha dicho que trate de no pensar en un oso gris. Que si lo consigue, se mueva. El hermano no puede abandonar la silla. (La palabra es suficiente).
Bashô se alberga en una posada cerca del lago de Yogo. Escucha los sonidos de la noche. Quizá está a punto de dormirse cuando escribe:
Los patos salvajes
deben también estar dormidos
en el lago de Yogo*
oridomo mo
neirite iru ka
Yogo no umi
鳥どもも寝入りてゐるか余吾の湖
*Traducción de Federico Lanzaco
Sabemos que los ha visto ese día y que ya no los está viendo. Entonces, ese haiku ¿se lo está imaginando? No, un haiku no va de imaginaciones. Proviene de lo vivido, es experiencia de un asombro (aware): sin que fuéramos conscientes de ello, se ha hecho de noche. Los patos de la tarde se han vuelto patos de la noche.
Hosomi es la trasparencia del asombro: las cosas simplemente se muestran.
Para Bashô el observador y lo observado se funden en mu-shin (la no-mente budista) lo que en el aspecto práctico del asunto no tiene nada de espectacular: significa que las cosas aparecen. Nos resulta sencillo decir que el observador desaparece; lo que no parecerá tan fácil de asumir es que, si no hay observador, no hay observación.
Las cosas simplemente se muestran no es una afirmación sobre el ver o lo visto: es una afirmación sobre el aparecer.
UNO: EL OBSERVADOR DE PATOS SE DUERME
Hosomi/Aquí y ahora
Desde luego los patos han sido vistos pero ¿en qué aquí, en qué ahora? ¿Cómo llega al haiku lo que no estamos viendo en ese momento y lugar? Los patos estarán dormidos, dice… Allí y ahora. Empecemos por descolonizar la expresión Aquí y ahora. Aquí y ahora no significa ante los ojos: los patos no están ante los ojos de Bashô. Aquí y ahora no significa en este punto de la línea del tiempo: el tiempo no es lineal ni externo sino aspecto de lo que ha llegado a mostrarse. El día se hace noche, el tiempo se hace lugar: oscuridad. En la imposibilidad de ver, Bashô desaparece como el que ve. Los patos desaparecen como lo que es visto.
Un ejemplo propio:
Caen los membrillos
contra el suelo del huerto
resquebrajado
Este haiku se escribe antes de dormir. Nace del sonido de dos golpes en el exterior. Inmediatamente brota ese haiku lleno de cosas que no se están viendo: membrillos, caída, huerto, grietas. ¿Diremos que el haiku no es auténtico porque no se comprueba en ese momento que todo sigue ahí como horas antes? Al haiku de Bashô le ocurre lo mismo. A saber por qué llegan al haiku esos patos: quizá por el silencio del paisaje o por el grito de una rapaz o por un aleteo lejano. Sin darnos cuenta, los patos de la tarde se han hecho patos nocturnos y ahí están, en algún lugar de la noche que todo lo cubre.
Otro:
Noche de lluvia:
La rata que huyó a brincos
hasta el maizal
La rata se escondió en el maizal del vecino a última hora de la tarde. Al poco empezó a llover y ya no dejó de hacerlo en toda la noche. Ese haiku no se escribe ante la rata sino ante la oscuridad que está empapando todo lo que alberga.
La cuestión de si hay o no hay rata en el maizal, patos en el lago o membrillos en el suelo no es posible plantearla siquiera, porque estamos ante haikus: las cosas aparecen. Un japonés coetáneo de Bashô sólo plantearía esa cuestión (la pregunta por la existencia) como koan… y ya sabemos que los koan no son haikus ni tienen que ver con ellos.
Aquí y ahora no equivale necesariamente a la expresión "en este sitio y momento y ante mis ojos".
Incluso entre los expertos japoneses, la interpretación de aspectos como éste resulta muy occidental pero si queremos ver ese haiku desde donde lo vio Bashô, rehuiremos la idea de un sujeto decisivo: No diremos que su mente viaja al lago y penetra el sueño de los patos. No aludiremos a la memoria como lugar de donde salen. No diremos que es la compasión de Bashô, que empatiza, que se pone en su piel. Todo ello trata el asunto desde la preponderancia de un sujeto y sus emociones y ahora intentamos verlo como el hombre que decía butsuga ichingo, que sujeto y objeto no son dos cosas… o que la emoción del sujeto no es lo makoto. Cuesta, porque las explicaciones que acabamos de escribir son las habituales.
Conclusión: Que, en relación al aware no hablemos de observador ni de observación, no significa que el haiku sea una imaginación o una invención. El haiku se escribe pero no inventa nada: es experiencia “aquí y ahora” aunque no necesariamente equivalente a “en este lugar, en este momento y ante mis ojos”. Hosomi significa en la práctica que las cosas se muestran.