"[...] Descubrirse en situación no es representar adecuadamente el mundo ni fundamentar la realidad desde principios universales. La filosofía es una reconquista del ser bruto o salvaje y su lenguaje, siempre indirecto, incompleto e interrogativo, expresa una ontogénesis de la que forma parte.
«La filosofía no descompone nuestra relación con el mundo en elementos reales o en referencias ideales que lo convertirían en un objeto ideal, sino que
que discierne en el mundo articulaciones, despierta en él relaciones reguladas de preposesión, de recapitulación, de encablagamiento que están ador-
mecidas en nuestro paisaje ontológico y que subsisten en él sólo bajo la forma de trazas aunque continúan funcionando, instituyendo novedad.»
(M. Merleau-Ponty, Le visible et l´invisible, p. 137)
Discernir articulaciones es hundirse en lo sensible, en el tiempo, en la historia, preguntar por la presencia del mundo en mí y de mí en el mundo. Podríamos decir que pensar el ser no es tener una representación adecuada sino «tomarle las medidas», y esto sólo puede hacerse en contacto con él, desde la experiencia concreta, parcial y en movimiento."
