Muchas gracias, compañero Juanfra
. Si, totalmente de acuerdo: esto es hosomi en una de sus formas.
La comunión entre los seres produce efectos que en ocasiones no pueden estar más lejos de la metodología aceptada y enseñada, de las reglas de composición o de la perspectiva. La "desaparición" del haijin puede ser tal que no quede ni su posición. Bashō habla de las encías heladas del besugo y parece estar en ninguna parte y dentro y fuera del pez. No toda composición de haiku es tan fría como aplicar el método, como ponerse enfrente de la escena y esbozar, componer. Un
aware puede hacer saltar en pedazos la convención de ser algo enfrente y la convención que tenemos de los sentidos (aceptamos que hay un sujeto que ve, oye, etc. gracias a unos sentidos con sede en órganos de su cuerpo y digo "con sede en" para que se entienda hasta qué punto el eje se sitúa en el cuerpo del haijin). Hosomi muestra intercambios instantáneos de posición, por ejemplo, en los que el sujeto que habla y el sujeto del que se habla parecen estar en el mismo punto o con las posiciones intercambiadas. Afloran aspectos que, estando ahí, no parecen accesibles. La vía de los sentidos, entendida rígidamente como "sentidos de un cuerpo", choca con
butsuga ichingo: tratamos de verbalizar algo sabiendo que, lo que pasa en la comunión entre los seres, es inconcebible desde la mente frontal. Por eso decía que habrá que ver hasta qué punto pueden darse haikus de este tipo en mitad de la deriva "santotomasiana" de la vía de los sentidos.
He recordado un haiku que Vicente Haya selecciona y comenta en su imprescindible "El espacio interior del haiku". Lo he "capturado" aquí abajo
Seguimos viendo lo que aportamos entre tod@s y al final dejaremos una versión definitiva para estas gaviotas que visitan cada día el vertedero de Cañada Hermosa. Abracicos desde Murcia
. Ensayo otra variante. No puedo decir "frente al mar" Bibi, porque la impresión del lector será que se ve muy cerca pero se me ha ocurrido algo para mostrar una distancia significativa aún entre las gaviotas y el mar:
todo el hilo del haiku, y sentí viva emoción con toda esa odisea, o más bien anabasis, que viven las gaviotas y, recordando La retirada de los diez mil y su felicidad al contemplar el mar desde las alturas, compuse un zappai: 
