En la cocina, Antonia, la empleada observó el fogón. La luminosidad de las llamas chocó con las ollas de barro. Con manos temblorosas, movía la cuchara de palo en el sartén. La carne soltaba sus jugos, agua sanguinolenta. Rememoraba ver a sus padres morir. El fuego de los alimentos, no era el fuego que consumió su hogar. La humedad ayudó a que ardiera volcánicamente. Todo se perdió. El fuego consumió años de trabajo, achicharrando su existencia. La mujer retrocedió. Perdida en sus pensamientos, su nariz golpeo la realidad: todo se perdió.
Densa humedad
Escucho los lamentos de padres
Golondrina herida
Estaré al pendiente de sus comentarios
