Apunta Maillard: Las «cosas» no tienen límites. Los objetos, sí. Y, sin límites, las cosas son terribles. Su intensidad es terrible. Y, sin concepto, un objeto es una cosa. Un individuo, sin concepto, es terrible porque es infinito. [...] A este tipo de infinitud, que no es ni el Infinito metafísico de una realidad «verdadera» ni la no-finitud de la ausencia de designación es a lo que entiendo que apunta el poema. Una gota de agua sobre una hoja es infinita. Esa gota de agua, ahora, en este instante. Es la experiencia del haiku. Quien fuese capaz de mantenerse en esa inocencia del inicio, preguntando como aquel niño ¿cómo se llama esto?, viendo esto antes de que el concepto lo enturbie, lo vele, no recurrirá a grandes palabras en sus escritos.
Salud
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero.Meister Eckart