tomillo

[JL.Vicent]

el niño brinca
detrás de un saltamontes -
florece el tomillo

[Rodolfo Langer]

Me gusta mucho JL.

Abrazo surero

[Mavi]

Qué fresco y qué bien fluye, JL, me gusta mucho

Abracicos y muchas gracias

[Gorka Arellano]

Parece una escena de película... Me gusta mucho


Abracicos y buena semana

[JL.Vicent]

Rodolfo, Mavi y Gorka: muchas gracias por vuestra apreciación y lectura.


Salud

[Benrû]

Vaivén armonioso el que se aprecia en esa interacción entre pequeñas criaturas, perfectamente ambientada con florecillas y aromas mediterráneos.

[Bibisan]

el niño brinca
detrás de un saltamontes -
florece el tomillo

JL


saludos

[JL.Vicent]

Gracias, Bibisan.


Salud

[JL.Vicent]

Vaivén armonioso el que se aprecia en esa interacción entre pequeñas criaturas, perfectamente ambientada con florecillas y aromas mediterráneos.

Muchas gracias, Benrû, por tu apreciación...


Salud

[Nicolás Gallego]

Redondo y aromado...

Una hermosura

[JL.Vicent]

Muchas gracias por tu lectura y valoración, Nicolás; redondo, aromado... y saltarín.

Salud

[Vanni Fucci]

el niño brinca
detrás de un saltamontes -
florece el tomillo

Como en todos los animales que son o han aprendido a ser depredadores, nuestros cachorros juegan a la caza. Esto ocurre pese a que las actividades de los adultos se han caracterizado en la modernidad como más y más alejadas del mundo natural. Los infantes, a veces tan concentrados que pierden de vista el mundo lo que los rodea, no obedecen en esto a la imitación directa de sus mayores si no a un instinto ancestral que nuestros antepasados potenciaron o desarrollaron en una situación de desesperada supervivencia. Es este instinto de supervivencia convertido en juego el que impulsa al niño a brincar como un depredador que imita la tactica de su presa. Esto no pasa desapercibido a los ojos del haijin, que al contemplar la manifestación de este ancestral juego cuya importancia es vital en la experiencia humana de la infancia, se maravilla de esta manifestación de la voluntad en la genética humana, que tantas pruebas hubo de superar hasta alcanzar el relativo bienestar de la manipulación de su entorno en base a su conveniencia. Para el poeta, que sabe que el mundo natural que le rodea posee algunas clases de conciencia, el niño que juega a atrapar saltamontes y el tomillo que florece podrían obedecer una misma representación; la planta que pronto dará fruto y dispersará sus semillas y el niño que, jugando, pronto aprendería, en estado natural, las vicisitudes de la caza y de la reproducción y, aun hoy día y sobretodo, del gran valor que tiene cada manifestación de la vida y del sagrado deber de protegerla en la medida de nuestras posibilidades.


Un haiku precioso, estimado José Luis

Abrazos

[JL.Vicent]

Muchas gracias, Vanni, por tu lectura y amable comentario...

Salud

[Hikari]

el niño brinca
detrás de un saltamontes -
florece el tomillo

Todos en este haiku haciendo según su naturaleza, sin nada más...y qué hermosa conjunción se da en este momento que traes, JL.Vicent.

Gracias!!

[JL.Vicent]

Muchas gracias por tu lectura y comentario, compañera Hikari.


Salud