Visten la tierra
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Visten la tierra
Visten la tierra
las hojas del otoño-
desnudos, los árboles.
las hojas del otoño-
desnudos, los árboles.
Re: Visten la tierra
Sinceramente, amigo Radoslav, lo encuentro demasiado poético para un haiku.Radoslav Ivelic escribió:Visten la tierra
las hojas del otoño-
desnudos, los árboles.
Un saludo :wink:
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero. Meister Eckart
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Visten la tierra
No sé, José Luis. "Visten" y "desnudos", en el contexto, pertenecen al lenguaje habitual. Son tantas las palabras que fueron metáforas y que ahora son asimiladas a lo coloquial. Un ejemplo: lente viene del latín "lens"=lenteja. Saludos.
Sí, amigo Radoslav, las palabras tienen su etimología propia; pero esto es cuando atendemos a las palabras en sí y no a lo real. En el haiku, ha de primar la realidad, no las palabras. En el contexto del haiku, palabras como "visten" y "desnudos", aun siendo coloquiales, personifican a la naturaleza. Sólo las personas se visten y se desnudan.
Comenta Vicente Haya en uno de sus textos (Haiku: la vía de los sentidos), "sería un error que creyésemos que la belleza se elabora con un material diferente a la que construye la vida cotidiana. La belleza es la vida cotidiana y el haijin lo sabe. Se rehusa a las figuras literarias, a las expresiones complicadas, a las palabras relamidas. De materia basta construye su haiku."
Y sí, no creas que ignoro que hay materia de debate en esto de la poesía haiku. Gracias por comentar.
Un saludo
Comenta Vicente Haya en uno de sus textos (Haiku: la vía de los sentidos), "sería un error que creyésemos que la belleza se elabora con un material diferente a la que construye la vida cotidiana. La belleza es la vida cotidiana y el haijin lo sabe. Se rehusa a las figuras literarias, a las expresiones complicadas, a las palabras relamidas. De materia basta construye su haiku."
Y sí, no creas que ignoro que hay materia de debate en esto de la poesía haiku. Gracias por comentar.
Un saludo
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero. Meister Eckart
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Respuesta
Podríamos hablar horas y horas por el problema de la belleza que es un tema fundamental dentro de mi especialidad como profesor universitario. La belleza nunca es directa sino simbólica, ya se trate de la belleza "natural" o la artística. No hay espacio suficiente para debatir esto. Pero en la belleza artística es el medio de expresión el que se eleva a belleza: la palabra en la poesía, el sonido en la música, línea y color en la pintura, etc. No hay haiku sin palabras, no ha haiku que valga si la palabra no le pone un plus a la realidad, ya sea por el ritmo, por el sonido de las palabras, por la intensificación reiterativa, por las oposiciones de sentido, por la estructura sintáctica, etc, etc, sin que apelemos a las metáforas.Pero el haiku es una creación del lenguaje, aunque parezca que es solo realidad. La realidad es la materia, rica de posibilidades, con que el haijin hace haiku con las palabras.
JL.Vicent escribió:Sí, amigo Radoslav, las palabras tienen su etimología propia; pero esto es cuando atendemos a las palabras en sí y no a lo real. En el haiku, ha de primar la realidad, no las palabras. En el contexto del haiku, palabras como "visten" y "desnudos", aun siendo coloquiales, personifican a la naturaleza. Sólo las personas se visten y se desnudan.
Comenta Vicente Haya en uno de sus textos (Haiku: la vía de los sentidos), "sería un error que creyésemos que la belleza se elabora con un material diferente a la que construye la vida cotidiana. La belleza es la vida cotidiana y el haijin lo sabe. Se rehusa a las figuras literarias, a las expresiones complicadas, a las palabras relamidas. De materia basta construye su haiku."
Y sí, no creas que ignoro que hay materia de debate en esto de la poesía haiku. Gracias por comentar.
Un saludo
Amigo Radoslav, gracias por compartir; veo que por fín te decidiste a debatir... :wink:
Este es el tono y el carácter, respecto del haiku, al que me estoy refiriendo como haijin, no como poeta o literato; menos aún como teórico del arte. Te dejo el enlace en cuestión porque creo que no es mi concepción del arte contra la tuya ni la de nadie (puesto que existen demasiadas teorías estéticas desde que Baumgarten acuñase el término "estética" afirmando que los datos de de los sentidos son claros pero confusos, hasta llegar al esquizo-análisis de los pensadores como Guilles Deleuze o Félix Guattari por poner un límite a la contemporaneidad); la profunda experiencia de la que trata el haiku es más bien opuesta a toda disquisición formal. Va más allá del lenguaje; tiene que ver con lo real, y para aproximarse a esa clase de "estética" no teórica, tendríamos que aproximarnos a las de corte asiático, y a esos pensadores de la escuela de Kioto y de la filosofía de la nada.
http://blogs.periodistadigital.com/elal ... esta-fuera
Saludos
Este es el tono y el carácter, respecto del haiku, al que me estoy refiriendo como haijin, no como poeta o literato; menos aún como teórico del arte. Te dejo el enlace en cuestión porque creo que no es mi concepción del arte contra la tuya ni la de nadie (puesto que existen demasiadas teorías estéticas desde que Baumgarten acuñase el término "estética" afirmando que los datos de de los sentidos son claros pero confusos, hasta llegar al esquizo-análisis de los pensadores como Guilles Deleuze o Félix Guattari por poner un límite a la contemporaneidad); la profunda experiencia de la que trata el haiku es más bien opuesta a toda disquisición formal. Va más allá del lenguaje; tiene que ver con lo real, y para aproximarse a esa clase de "estética" no teórica, tendríamos que aproximarnos a las de corte asiático, y a esos pensadores de la escuela de Kioto y de la filosofía de la nada.
http://blogs.periodistadigital.com/elal ... esta-fuera
Saludos
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero. Meister Eckart
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Haiku y lenguaje.
Estimado José Luis, es inevitable que el haiku tenga su estética. El profundo estudio que citas, que realmente me encantó, lo prueba. Dicho estudio insiste también en cómo debe ser el lenguaje, para que el haijin lo use. En síntesis, la relación lenguaje-realidad es imposible soslayarla. Es un espejismo pensar que la esencia del haiku está fuera del lenguaje. Hay un modo de lenguaje propio del haiku, que filtra, por así decirlo, la realidad, para que la realidad nos HABLE. Creo, a pesar de que pareciera no ser así, que en el fondo estamos de acuerdo. Se trata de matices distintos, más que nada. Pongo mi acento en el modo de decir, para que la realidad se haga palabra, para que la palabra se haga realidad. El haiku refleja la idiosincrasia de cada pueblo, porque el lenguaje es moldeado por las razas y la condición social de sus componentes y por la persona misma de cada haijin. Y esto vale incluso aunque el haijin trate de evitar la proyección de su propio yo, que es una de las premisas del haiku. Tú no haces haiku como yo, yo no hago haiku como tú, a pesar de que hablamos el mismo idioma. Hay palabras que usamos que no tienen equivalencia en las demás lenguas y esto es un aspecto capital del problema. La “traducción” de un haiku a otro idioma empobrece el haiku o lo mata.
- Bibisan
- --------------------
- Mensajes: 5530
- Registrado: 05/Ago/2008 23:38
- Ubicación: Argentina-Córdoba
- Contactar:
Fascinada por este debate, por el grado de intelectualidad y de respeto
que vislumbro.
Gracias a los dos por brindarnos generosamente su sapiencia.
Esto es enseñanza, no aquellos que enmudecen y con su silencio
no aprendemos nada.
Felicitaciones maestros de Haikus!!!
Es un honor contar con ustedes.
Saludos
- Santiago Larreta Irisarri
- --------------------
- Mensajes: 2311
- Registrado: 07/Mar/2007 11:49
Amigo Radoslav, recientemente escribía un haijin cubano sus haiku aquí mismo y su lenguaje, exceptuando los nombres de la fauna y flora de su país, era sencillo pero preciso; se ve que sus haikus son como el de cualquier buen haijin en lengua hispana.
Decía Wittgenstein hablando de la filosofía en general, que lo que él hacía era traer las palabras desde su uso metafísico a su uso cotidiano. Pues bien, a mi me gusta releer no sólo al primer Wittgenstein sino al segundo, el que afirmaba que los problemas filosóficos surgen de una mala interpretación de nuestras formas de lenguaje; es decir, que son problemas "lingüísticos", de orden conceptual. Se quejaba de que los filósofos estaban confundidos con las cosas, y por eso concibió la filosofía como una acción terapéutica, como una batalla contra el hechizo de nuestra inteligencia por medio del lenguaje. Porque las palabras no son las cosas.
La meditación, pongamos por caso, es un modo de tratar con la realidad sin la mediación del lenguaje; esa es su característica fundamental. No trata de eliminar el "ruido mental"; la meditación no rechaza nada en principio sino más bien lo acepta todo por igual, incluso las palabras, pero algo así como despegando a las palabras de las cosas mismas que nombran cuando utilizamos el lenguaje.
Es el haiku la forma poética más breve que existe; y eso justamente es lo más significativo de su grandeza, pero no por su "estilo poético de forma breve y sintética", no lo creo así; sino por ser mínimo, justamente, en su empleo de las palabras; mínimo con respecto a eso que se llama "literatura"; porque la literatura, centra su interés precisamente en la palabra; y la literatura es el arte que emplea como instrumento la palabra
Dice Abdennur Prado en cierto epílogo de Haikus japoneses de vuelo mágico, que "La Literatura espejea sobre el mundo, es un reflejo de la realidad hecho obra de arte. Y el arte es artificio, destreza, habilidad, oficio. El literato centra su habilidad en la palabra, y perpetúa así el dominio que la palabra ejerce sobre los objetos. Sin embargo, el haiku representa justo lo inverso a esta operación que llamamos "literatura". Arranca los objetos de las palabras y los devuelve al mundo. No es un arte hecho de palabras, sino de imágenes. Ni siquiera de imágenes, sino de cosas. En el haiku no hay nada más que cosas.Al eliminar del texto la palabra, se elimina toda posibilidad de engaño." Hasta aquí Abdennur. Ahora escuchemos a J.M. Martín Portales (en otro epílogo a la misma obra) a propósito de lo que decías antes
La pregunta, entonces, es radical: ¿Por qué la Realidad deviene Palabra? No hay respuesta. Basta la pregunta. Sólo cabe intuir que la Realidad deviene Palabra porque acaso lo Real es un proceso de identidad, un proceso de sentido, que encuentra en la palabra la posibilidad de no encerrarse en pura facticidad. Lo Real no es fáctico. O, dicho de otra forma, lo Real se escapa de la facticidad y su forma de salir de la facticidad es la Palabra. La Palabra, por tanto, intuimos, es la forma que tiene lo Real de manifestar su inconcebible apertura hacia el sentido. Cuando la palabra cumple esta misión decimos que es palabra "poética". Por eso sería contradictorio sospechar que la palabra dice la Realidad a modo de clausurarla, a modo de definirla, a modo de encerrarla en algo que ya es como es. Al contrario, la Palabra (poética) dice que lo Real no es una cosa, algo que ya es, sino más bien que es algo en busca de sí mismo, en busca de un sentido. Un sentido que no adviene en el lenguaje sino más bien a través del lenguaje.
Y lo genuino del haiku, en nuestra opinión, es que es un decir de los sentidos, no un decir de la razón. Un decir nacido de la percusión de los sentidos en la puerta de la conciencia.Como si lo sentidos nos permitiesen colocarnos en el mismo orden de naturaleza de lo Real. Si la Realidad es puramente estratégica, los sentidos nos permiten la experiencia del origen permanente, que es el modo de ser de lo Real. Lo Real siempre está en el origen, siempre se está originando. La percepción de esa evidencia corresponde a los sentidos, por eso sólo desde los sentidos la conciencia puede nombrar, puede verbalizar el origen. Un origen que no es algo sido, sino algo siendo. Y su decir es un decir inútil, no estratégico. Precisamente la inutilidad del decir poético lo salva de ser manipulado. Sólo la inocencia conoce el camino del sentido. La palabra que no resuelve el sentido es la palabra poética. El poema no "tiene" sentido, no encierra el sentido de lo Real, sino que lo abre, poniendo en evidencia, en última instancia, que la Palabra no es la última "experiencia" que la Realidad tiene de sí misma. Ese vacío que queda abierto a un más allá de la palabra es lo que queda sobrecogedoramente expresado en la auténtica poesía."
Algo extenso pero sé que te (os) agradará leerlo o re-leerlo.
Y, en fin, cuánto me gustaría que otr@s alguna vez opinasen más a menudo sobre el tema en cuestión, cada cual a su modo y con sus herramientas. Y fuéramos elucidando de una vez qué uso del lenguaje haremos con el haiku en castellano. Estoy, digamos, off. Me sucede últimamente que creo que no voy a entender el haiku por el resto de mi vida.
Salud
Decía Wittgenstein hablando de la filosofía en general, que lo que él hacía era traer las palabras desde su uso metafísico a su uso cotidiano. Pues bien, a mi me gusta releer no sólo al primer Wittgenstein sino al segundo, el que afirmaba que los problemas filosóficos surgen de una mala interpretación de nuestras formas de lenguaje; es decir, que son problemas "lingüísticos", de orden conceptual. Se quejaba de que los filósofos estaban confundidos con las cosas, y por eso concibió la filosofía como una acción terapéutica, como una batalla contra el hechizo de nuestra inteligencia por medio del lenguaje. Porque las palabras no son las cosas.
La meditación, pongamos por caso, es un modo de tratar con la realidad sin la mediación del lenguaje; esa es su característica fundamental. No trata de eliminar el "ruido mental"; la meditación no rechaza nada en principio sino más bien lo acepta todo por igual, incluso las palabras, pero algo así como despegando a las palabras de las cosas mismas que nombran cuando utilizamos el lenguaje.
Es el haiku la forma poética más breve que existe; y eso justamente es lo más significativo de su grandeza, pero no por su "estilo poético de forma breve y sintética", no lo creo así; sino por ser mínimo, justamente, en su empleo de las palabras; mínimo con respecto a eso que se llama "literatura"; porque la literatura, centra su interés precisamente en la palabra; y la literatura es el arte que emplea como instrumento la palabra
Dice Abdennur Prado en cierto epílogo de Haikus japoneses de vuelo mágico, que "La Literatura espejea sobre el mundo, es un reflejo de la realidad hecho obra de arte. Y el arte es artificio, destreza, habilidad, oficio. El literato centra su habilidad en la palabra, y perpetúa así el dominio que la palabra ejerce sobre los objetos. Sin embargo, el haiku representa justo lo inverso a esta operación que llamamos "literatura". Arranca los objetos de las palabras y los devuelve al mundo. No es un arte hecho de palabras, sino de imágenes. Ni siquiera de imágenes, sino de cosas. En el haiku no hay nada más que cosas.Al eliminar del texto la palabra, se elimina toda posibilidad de engaño." Hasta aquí Abdennur. Ahora escuchemos a J.M. Martín Portales (en otro epílogo a la misma obra) a propósito de lo que decías antes
"El hombre no es más que la verificación existencial del acceso de la Realidad a la Palabra. No existe una Realidad y una palabra que la nombre. La Palabra nace de la propia Realidad.Hay un modo de lenguaje propio del haiku, que filtra, por así decirlo, la realidad, para que la realidad nos HABLE. Creo, a pesar de que pareciera no ser así, que en el fondo estamos de acuerdo. Se trata de matices distintos, más que nada. Pongo mi acento en el modo de decir, para que la realidad se haga palabra, para que la palabra se haga realidad.
La pregunta, entonces, es radical: ¿Por qué la Realidad deviene Palabra? No hay respuesta. Basta la pregunta. Sólo cabe intuir que la Realidad deviene Palabra porque acaso lo Real es un proceso de identidad, un proceso de sentido, que encuentra en la palabra la posibilidad de no encerrarse en pura facticidad. Lo Real no es fáctico. O, dicho de otra forma, lo Real se escapa de la facticidad y su forma de salir de la facticidad es la Palabra. La Palabra, por tanto, intuimos, es la forma que tiene lo Real de manifestar su inconcebible apertura hacia el sentido. Cuando la palabra cumple esta misión decimos que es palabra "poética". Por eso sería contradictorio sospechar que la palabra dice la Realidad a modo de clausurarla, a modo de definirla, a modo de encerrarla en algo que ya es como es. Al contrario, la Palabra (poética) dice que lo Real no es una cosa, algo que ya es, sino más bien que es algo en busca de sí mismo, en busca de un sentido. Un sentido que no adviene en el lenguaje sino más bien a través del lenguaje.
Y lo genuino del haiku, en nuestra opinión, es que es un decir de los sentidos, no un decir de la razón. Un decir nacido de la percusión de los sentidos en la puerta de la conciencia.Como si lo sentidos nos permitiesen colocarnos en el mismo orden de naturaleza de lo Real. Si la Realidad es puramente estratégica, los sentidos nos permiten la experiencia del origen permanente, que es el modo de ser de lo Real. Lo Real siempre está en el origen, siempre se está originando. La percepción de esa evidencia corresponde a los sentidos, por eso sólo desde los sentidos la conciencia puede nombrar, puede verbalizar el origen. Un origen que no es algo sido, sino algo siendo. Y su decir es un decir inútil, no estratégico. Precisamente la inutilidad del decir poético lo salva de ser manipulado. Sólo la inocencia conoce el camino del sentido. La palabra que no resuelve el sentido es la palabra poética. El poema no "tiene" sentido, no encierra el sentido de lo Real, sino que lo abre, poniendo en evidencia, en última instancia, que la Palabra no es la última "experiencia" que la Realidad tiene de sí misma. Ese vacío que queda abierto a un más allá de la palabra es lo que queda sobrecogedoramente expresado en la auténtica poesía."
Algo extenso pero sé que te (os) agradará leerlo o re-leerlo.
Y, en fin, cuánto me gustaría que otr@s alguna vez opinasen más a menudo sobre el tema en cuestión, cada cual a su modo y con sus herramientas. Y fuéramos elucidando de una vez qué uso del lenguaje haremos con el haiku en castellano. Estoy, digamos, off. Me sucede últimamente que creo que no voy a entender el haiku por el resto de mi vida.
Salud
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero. Meister Eckart
- Radoslav Ivelic
- --------------------
- Mensajes: 7633
- Registrado: 30/Abr/2007 00:15
- Ubicación: Santiago, Chile
Visten la tierra
Gracias, Bibi y Santiago, por sus conceptos, demasiado generosos, que quisiera que correspondieran a la realidad.
Estimado amigo José Luis,, cada vez me asombra más tu extensa y profunda cultura. Tu respuesta así lo ratifica al profundizar el problema central: ¿Qué pasa con la palabra, o mejor,con el habla, en el haiku. En tu respuesta citas a Abdennur: las palabras no son las cosas”- Cierto. Pero más adelante trataré de explicar, hasta donde pueda dentro de mis límites, que de algún modo misterioso, la palabra deja de ser instrumento, para convertirse en valor en sí.
Otra cita del mismo autor: El haiku no es un arte hecho de palabras, sino de imágenes. Ni siquiera de imágenes, sino de cosas. Respondo: Toda experiencia estética se manifiesta en imágenes. La palabra, como manifestación estética es imagen.
Por su parte, J.M. Martín Portales señala, acertadamente que “El poema no "tiene" sentido, no encierra el sentido de lo Real, sino que lo abre”. Me parece una afirmación esclarecedora, que me permite plantear lo medular de mi respuesta: el haiku, por su modo de decir, abre la realidad, cosa increíble, sin usar metáforas. El haijin, en una especie de alquimia, hace que las palabras, sin perderse a sí mismas, se abran a lo real, provocando nuestro asombro. Es una revelación que se manifiesta frente a las cosas que ocurren aquí y ahora, pero que han perdido su sentido oculto. El haijin nos abre a ese tesoro perdido que nos enriquece. El misterio del haiku está en eso. En recuperar el sentido profundo de las cosas, gracias al sentido profundo de las palabras. Es como si el haijin mondara la palabra, despojándola de todo artificio, de todo adorno, para abrir su núcleo oculto, gastado por el uso. Primavera, verano, otoño, invierno, ¡cuánto nos revelan en el haiku, gracias a la palabra humilde, sin retórica, del haijin. Debo decir que he descubierto, gracias al haiku, dimensiones de lo real que nunca había intuido Concluyo con el pensamiento tuyo, José Luis: el haiku nos desborda, gracias a Dios.
Estimado amigo José Luis,, cada vez me asombra más tu extensa y profunda cultura. Tu respuesta así lo ratifica al profundizar el problema central: ¿Qué pasa con la palabra, o mejor,con el habla, en el haiku. En tu respuesta citas a Abdennur: las palabras no son las cosas”- Cierto. Pero más adelante trataré de explicar, hasta donde pueda dentro de mis límites, que de algún modo misterioso, la palabra deja de ser instrumento, para convertirse en valor en sí.
Otra cita del mismo autor: El haiku no es un arte hecho de palabras, sino de imágenes. Ni siquiera de imágenes, sino de cosas. Respondo: Toda experiencia estética se manifiesta en imágenes. La palabra, como manifestación estética es imagen.
Por su parte, J.M. Martín Portales señala, acertadamente que “El poema no "tiene" sentido, no encierra el sentido de lo Real, sino que lo abre”. Me parece una afirmación esclarecedora, que me permite plantear lo medular de mi respuesta: el haiku, por su modo de decir, abre la realidad, cosa increíble, sin usar metáforas. El haijin, en una especie de alquimia, hace que las palabras, sin perderse a sí mismas, se abran a lo real, provocando nuestro asombro. Es una revelación que se manifiesta frente a las cosas que ocurren aquí y ahora, pero que han perdido su sentido oculto. El haijin nos abre a ese tesoro perdido que nos enriquece. El misterio del haiku está en eso. En recuperar el sentido profundo de las cosas, gracias al sentido profundo de las palabras. Es como si el haijin mondara la palabra, despojándola de todo artificio, de todo adorno, para abrir su núcleo oculto, gastado por el uso. Primavera, verano, otoño, invierno, ¡cuánto nos revelan en el haiku, gracias a la palabra humilde, sin retórica, del haijin. Debo decir que he descubierto, gracias al haiku, dimensiones de lo real que nunca había intuido Concluyo con el pensamiento tuyo, José Luis: el haiku nos desborda, gracias a Dios.
Gracias, Radoslav, por tu interés y participación. Hacía mucho que te invité a participar en los debates (desde la primera vez que me enviaste un mensaje privado al poco de darte a conocer) para que nos aportaras tus conocimientos estéticos sobre el debate del haiku que estaba teniendo lugar por entonces; y siempre, lamentablemente, o por modestia, te has mantenido en silencio. Voy a ser todo oídos. Ahora me toca a mí sólo escucharos con atención. Otros y otras dirán.
El tema del significado en el lenguaje, es lo que motivó en su día mi interés por el haiku. Se podría decir que el estudio de la filosofía de corte analítico me llevó a interesarme por esta modalidad. Pero con todos los agravantes que tiene el no conocer su idioma. Y la mezcolanza de criterios contrapuestos entre terceto vs haiku. Pero una cosa creo tenerla clara: que expresiones del tipo "visten la tierra" o expresiones semejantes, son ajenas al mundo del haiku tal y como lo entiendo hoy por hoy; y con ello, amigo Radoslav, no quiero decir que no escribas haiku. No soy quién para decretar algo así. Pero sí creo que es la línea general por la que nos regimos en los tres principales foros por los que me muevo. Y, como suele decir V. Haya, el haiku es una poesía primitiva, elemental, y que la mera introducción de una cierta palabra de más o de menos (oh malditas palabras) es suficiente para perder el haiku, aunque no el terceto poético. Por eso criticaba que la expresión "visten la tierra" aun siendo más o menos una expresión común (aunque nadie hable así por lo común en una conversación excepto en un poema) contiene más distracciones para el lector que otra cosa. Es claro que expresiones de ese tipo personifican a la naturaleza; pero ya no sólo eso, que en su cultura de origen sería un rastro de animismo, lo de la personificación; es que además hay demasiados elementos que se repiten y recargan el haiku en vez de aligerarlo, de vaciarlo; para que eso que narras, que afirmas como autor, (ese visten...)
Visten la tierra
las hojas del otoño-
desnudos, los árboles.
lo pueda hacer por sí solo el lector o no sin necesidad de edulcorárselo, o de imponérselo. Hay mucho del autor dentro de esas expresiones, y ese es el problema del haiku como me respondió en cierta ocasión V. Haya: "El problema del haiku es el "yo". El "yo" del poeta en primer lugar. Luego el "yo" del que lee el haiku. Más tarde el "yo" del que lo traduce. El "yo" del que lo comenta. Y hasta el "yo" del que lee al que lo comenta... Siempre el "yo" nos aleja de la realidad."
En fín, traigamos a las palabras a su uso cotidiano y preciso como decía Wittgenstein que había que hacer con la filosofía y su empleo de la terminología metafísica. Y por eso insisto en que decir en un poema haiku (que no es literatura) cosas como "visten la tierra" y "desnudos árboles" queda de manifiesto ese "yo" poético del que difícilmente somos capaces de desprendernos. Por eso y no por otra razón defiendo la postura de no poetizar el haiku. Pero no quiero enredarme más con las palabras; menos aún con las teorías.
Además, Radoslav, como casi siempre, faltarían más opiniones para debatir todo esto. Así como voces más acreditadas que las de un mero aficionado que naufraga en estas aguas la mayor parte del tiempo. He expuesto, apoyándome en textos de otros entendidos, lo que hoy por hoy creo captar de la filosofía del haiku. Y, por supuesto, que eso no me inmuniza contra el error.
Como hacen tantos otr@s, observaré en silencio cómo se va desarrollando el haiku en castellano y nada más.
Salud
Bueno, el caso es que la literatura no es fácil de clasificar dentro de las artes, como pueda serlo las artes auditivas o las visuales. Un poema puede sonar bien al leerlo en voz alta pero no es un arte visual; de hecho, un poema no necesita ser escrito; tampoco es un arte auditivo. Puede ocurrir que leído en voz alta aumente su efecto, pero su valor no disminuirá si no se lee en voz alta; el poema actuará como poema. Si la poesía fuera un arte auditivo pertenecería a la música, pero no es el caso. El efecto auditivo que atribuimos a la poesía, se debe en realidad al significado de las palabras . Es el significado de la palabra "mar" el que hace de esta palabra que sea poética, los pensamientos e imágenes de determinado mar. Es por tanto el significado, tanto el literal como el de las asociaciones, el que distingue a la literatura de todas las otras artes. El caso de la literatura es más bien catalogado de arte ideo-sensorial, tal y como a mí me lo enseñaron, por cierto. Pero quizá sí podría hablarse de cierta cualidad mixta en las artes, y así veríamos que la ópera por ejemplo emplea la música y la palabra y hasta imágenes entremezcladas, y el teatro combina la literatura con el arte escénico y también las imágenes visuales; la danza es lo visual junto a la música que le sirve de acompañamiento, hasta llegar al cine en el que están presentes todos los elementos artísticos reunidos en la misma obra.Toda experiencia estética se manifiesta en imágenes. La palabra, como manifestación estética es imagen.
El tema del significado en el lenguaje, es lo que motivó en su día mi interés por el haiku. Se podría decir que el estudio de la filosofía de corte analítico me llevó a interesarme por esta modalidad. Pero con todos los agravantes que tiene el no conocer su idioma. Y la mezcolanza de criterios contrapuestos entre terceto vs haiku. Pero una cosa creo tenerla clara: que expresiones del tipo "visten la tierra" o expresiones semejantes, son ajenas al mundo del haiku tal y como lo entiendo hoy por hoy; y con ello, amigo Radoslav, no quiero decir que no escribas haiku. No soy quién para decretar algo así. Pero sí creo que es la línea general por la que nos regimos en los tres principales foros por los que me muevo. Y, como suele decir V. Haya, el haiku es una poesía primitiva, elemental, y que la mera introducción de una cierta palabra de más o de menos (oh malditas palabras) es suficiente para perder el haiku, aunque no el terceto poético. Por eso criticaba que la expresión "visten la tierra" aun siendo más o menos una expresión común (aunque nadie hable así por lo común en una conversación excepto en un poema) contiene más distracciones para el lector que otra cosa. Es claro que expresiones de ese tipo personifican a la naturaleza; pero ya no sólo eso, que en su cultura de origen sería un rastro de animismo, lo de la personificación; es que además hay demasiados elementos que se repiten y recargan el haiku en vez de aligerarlo, de vaciarlo; para que eso que narras, que afirmas como autor, (ese visten...)
Visten la tierra
las hojas del otoño-
desnudos, los árboles.
lo pueda hacer por sí solo el lector o no sin necesidad de edulcorárselo, o de imponérselo. Hay mucho del autor dentro de esas expresiones, y ese es el problema del haiku como me respondió en cierta ocasión V. Haya: "El problema del haiku es el "yo". El "yo" del poeta en primer lugar. Luego el "yo" del que lee el haiku. Más tarde el "yo" del que lo traduce. El "yo" del que lo comenta. Y hasta el "yo" del que lee al que lo comenta... Siempre el "yo" nos aleja de la realidad."
En fín, traigamos a las palabras a su uso cotidiano y preciso como decía Wittgenstein que había que hacer con la filosofía y su empleo de la terminología metafísica. Y por eso insisto en que decir en un poema haiku (que no es literatura) cosas como "visten la tierra" y "desnudos árboles" queda de manifiesto ese "yo" poético del que difícilmente somos capaces de desprendernos. Por eso y no por otra razón defiendo la postura de no poetizar el haiku. Pero no quiero enredarme más con las palabras; menos aún con las teorías.
Además, Radoslav, como casi siempre, faltarían más opiniones para debatir todo esto. Así como voces más acreditadas que las de un mero aficionado que naufraga en estas aguas la mayor parte del tiempo. He expuesto, apoyándome en textos de otros entendidos, lo que hoy por hoy creo captar de la filosofía del haiku. Y, por supuesto, que eso no me inmuniza contra el error.
Como hacen tantos otr@s, observaré en silencio cómo se va desarrollando el haiku en castellano y nada más.
Salud
Solo la mano que borra puede escribir lo verdadero. Meister Eckart
Seguro que sabes, José Luis, cómo nos une a tantos de nosotros ese estar cada vez más en “off” cuando queremos tratar -tras nuestra llegada al haiku- la cuestión de la realidad. Porque con el haiku no se agotaron nuestras preguntas, sino que todo se hizo cada vez más insuficiente, teórica y deliciosamente insuficiente.
Quisiera aportar algo, y trataré de hacerlo a partir de una idea muy hermosa de la reflexión de Radoslav. Que las palabras han de ser rescatadas de la impenetrabilidad y el enquistamiento en el uso, que han de ser traídas al haiku desde su capacidad íntima y viva de convocar con la mayor pureza (desde su núcleo duro, ése que no es más que una forma de vacío). Todo eso lo comparto sin miedo. La necesidad de esa desnudez -necesidad de que las palabras nombren de verdad- es la razón por la que huimos de las dobles lecturas, de las metáforas, de los símbolos, del ingenio… Porque buscamos una expresión que no esté al servicio de provocar una reflexión (filosófica, teológica, sociológica…) ni un jugueteo poético en el intelecto y la sensibilidad que nos lleve de una referencia a otra, y nos traiga –intactos y contentos- de regreso a nuestro hábito de valorar lo que leemos por su capacidad de resonancia. No, el que queremos convocar no es el misterio de la capacidad resonante (por fonética o por semántica) de las palabras, sino el misterio que persiste en el límite mismo de su sordera, de su mínima significación. El haiku es –tiene que ser- un golpe seco en las tripas: Una conmoción tal que nos deje sintiendo sin que ninguna divagación sea posible. Se dirige al cuerpo (como kokoro, una totalidad de lo humano) y tiene que rebasar todas las trampas de la mente occidental.
Tratemos un ejemplo concreto: Incluso cuando ya no somos neófitos, tendemos a creer que el kire hay que “fabricarlo” por contraste, como si –al menos ahí- estuviese el haiku necesitado de la capacidad creativa del haijin. Sin embargo, el kire es íntimo al suceso, por mucho que nos empeñemos en tratarlo como datos a separar y confrontar. En el haiku de Elías “la compuerta”, es el momento en que una trayectoria se rompe en el agua. No hay capacidad artística que valga. No si el haiku es un camino para el ser humano en vez de un camino para el poeta.
Respecto a la deriva del panorama actual del haiku, cada vez más haijines en castellano están diciendo el despojamiento que ha supuesto este camino para quien así lo ha querido. El haiku es una vía, no es literatura, no es creación literaria para muchos de nosotros. No llamarlo “poesía” es una forma de preservarlo, por un lado, de lo que el lector occidental entiende por “poesía” y, por otro, de las expectativas de los poetas occidentales que aspiran a convertirlo en un género más de la literatura en verso.
Gracias por todo. Un abrazo a todos.
Mavi
Quisiera aportar algo, y trataré de hacerlo a partir de una idea muy hermosa de la reflexión de Radoslav. Que las palabras han de ser rescatadas de la impenetrabilidad y el enquistamiento en el uso, que han de ser traídas al haiku desde su capacidad íntima y viva de convocar con la mayor pureza (desde su núcleo duro, ése que no es más que una forma de vacío). Todo eso lo comparto sin miedo. La necesidad de esa desnudez -necesidad de que las palabras nombren de verdad- es la razón por la que huimos de las dobles lecturas, de las metáforas, de los símbolos, del ingenio… Porque buscamos una expresión que no esté al servicio de provocar una reflexión (filosófica, teológica, sociológica…) ni un jugueteo poético en el intelecto y la sensibilidad que nos lleve de una referencia a otra, y nos traiga –intactos y contentos- de regreso a nuestro hábito de valorar lo que leemos por su capacidad de resonancia. No, el que queremos convocar no es el misterio de la capacidad resonante (por fonética o por semántica) de las palabras, sino el misterio que persiste en el límite mismo de su sordera, de su mínima significación. El haiku es –tiene que ser- un golpe seco en las tripas: Una conmoción tal que nos deje sintiendo sin que ninguna divagación sea posible. Se dirige al cuerpo (como kokoro, una totalidad de lo humano) y tiene que rebasar todas las trampas de la mente occidental.
Tratemos un ejemplo concreto: Incluso cuando ya no somos neófitos, tendemos a creer que el kire hay que “fabricarlo” por contraste, como si –al menos ahí- estuviese el haiku necesitado de la capacidad creativa del haijin. Sin embargo, el kire es íntimo al suceso, por mucho que nos empeñemos en tratarlo como datos a separar y confrontar. En el haiku de Elías “la compuerta”, es el momento en que una trayectoria se rompe en el agua. No hay capacidad artística que valga. No si el haiku es un camino para el ser humano en vez de un camino para el poeta.
Respecto a la deriva del panorama actual del haiku, cada vez más haijines en castellano están diciendo el despojamiento que ha supuesto este camino para quien así lo ha querido. El haiku es una vía, no es literatura, no es creación literaria para muchos de nosotros. No llamarlo “poesía” es una forma de preservarlo, por un lado, de lo que el lector occidental entiende por “poesía” y, por otro, de las expectativas de los poetas occidentales que aspiran a convertirlo en un género más de la literatura en verso.
Gracias por todo. Un abrazo a todos.
Mavi
Atendiendo a la invitación explícita de José Luis a que participemos, ya que la supongo también implícita en Radoslav por su generosa manera de argumentar, me he animado a decir algo (en general, no sobre un haiku concreto) donde resuenan, como veréis, ideas de otros autores que creo que me orientan en mis intentos de comprender el haiku.
Recordando algo que sabemos, cabe decir que el problema de la relación entre lenguaje, percepción y realidad, viene siendo pensado en nuestra Época Moderna a partir de la dualidad sujeto-objeto, la cual nos ha precipitado en la escisión objetivo-subjetivo. Y el problema es que lo que llamamos “realidad” se restringe a lo que la tecno-ciencia pueda conocer mediante cuantificación, por lo que el arte queda reducido a ser mera “expresión”, expresión de un individuo, de un grupo o, ay, de un lenguaje. Con ello se aplica al arte un parámetro en el que queda recluido de antemano, de una u otra manera, en algo secundario mediante el concepto de “estilo”. Pero es que, además, al considerarlo así, se establece un criterio de “valoración” que se centra en considerarlo como “resultado”, como “obra”, como “producto”, y se deja franca la entrada a la consideración de su “método” como tipología de recursos específicos. Así pues, sujeto-subjetivo-expresión-estilo-valor-producto-método. Una secuencia que la lírica parece haber asumido, pero que quizá no sea la manera como cabe pensar el haiku.
Pues bien, ¿y si, desconfiando de la capacidad de tal tradición para decir la verdad (o la realidad, si lo preferís), intentáramos no hablar desde esa secuencia conceptual? Quizá pudiéramos decir, por resumirlo en un par de términos, que la alternativa a la “belleza” es el “misterio” (término que también es del gusto de Vicente Haya y espero que del vuestro), entendiendo que se refiere a la experiencia en la que se fusionan percepción y lenguaje de manera tal que se muestra el “escabullirse” de algo que no puede llegar a ser nombrado. Algo, pues, que no es meta ni ideal y que no puede ser reducido a consideraciones de método o producto. El misterio no cae del lado del sujeto ni del objeto ni de la imagen mediadora, sino que se da como experiencia de que algo acontece: se manifiesta escabulléndose. Ahí donde el haijin no se limita a decir tal experiencia puede desaparecer el misterio al ser suplantado por la imagen, los recursos estilísticos… la lírica. Si el arte rompe (mediante su labor constructiva) con el uso convencional de las palabras, la sencillez del haiku rompe (mediante depuración) incluso con la convencional manera de pensar el arte, la cual parece haberse convertido en la manera de mirar del propio arte. Quizá por eso el haiku evita tan frecuentemente el verbo “ser” (tan rebosante de “categorías cognitivas”), pues trata más bien del “estar”, con lo que nos muestra que, ante todo, es apertura, apertura a lo que llamamos misterio. Y por ello el haijin, más que artista, es mero mensajero.
Permitidme terminar diciendo que os agradezco, amigos José Luis y Radoslav, no sólo vuestros haikus, sino también el habernos hecho partícipes de vuestras reflexiones, dándonos con ello la oportunidad de aprender y de intentar clarificar las nuestras hasta donde nos sea posible.
Muchos abrazos.
Raijo
Recordando algo que sabemos, cabe decir que el problema de la relación entre lenguaje, percepción y realidad, viene siendo pensado en nuestra Época Moderna a partir de la dualidad sujeto-objeto, la cual nos ha precipitado en la escisión objetivo-subjetivo. Y el problema es que lo que llamamos “realidad” se restringe a lo que la tecno-ciencia pueda conocer mediante cuantificación, por lo que el arte queda reducido a ser mera “expresión”, expresión de un individuo, de un grupo o, ay, de un lenguaje. Con ello se aplica al arte un parámetro en el que queda recluido de antemano, de una u otra manera, en algo secundario mediante el concepto de “estilo”. Pero es que, además, al considerarlo así, se establece un criterio de “valoración” que se centra en considerarlo como “resultado”, como “obra”, como “producto”, y se deja franca la entrada a la consideración de su “método” como tipología de recursos específicos. Así pues, sujeto-subjetivo-expresión-estilo-valor-producto-método. Una secuencia que la lírica parece haber asumido, pero que quizá no sea la manera como cabe pensar el haiku.
Pues bien, ¿y si, desconfiando de la capacidad de tal tradición para decir la verdad (o la realidad, si lo preferís), intentáramos no hablar desde esa secuencia conceptual? Quizá pudiéramos decir, por resumirlo en un par de términos, que la alternativa a la “belleza” es el “misterio” (término que también es del gusto de Vicente Haya y espero que del vuestro), entendiendo que se refiere a la experiencia en la que se fusionan percepción y lenguaje de manera tal que se muestra el “escabullirse” de algo que no puede llegar a ser nombrado. Algo, pues, que no es meta ni ideal y que no puede ser reducido a consideraciones de método o producto. El misterio no cae del lado del sujeto ni del objeto ni de la imagen mediadora, sino que se da como experiencia de que algo acontece: se manifiesta escabulléndose. Ahí donde el haijin no se limita a decir tal experiencia puede desaparecer el misterio al ser suplantado por la imagen, los recursos estilísticos… la lírica. Si el arte rompe (mediante su labor constructiva) con el uso convencional de las palabras, la sencillez del haiku rompe (mediante depuración) incluso con la convencional manera de pensar el arte, la cual parece haberse convertido en la manera de mirar del propio arte. Quizá por eso el haiku evita tan frecuentemente el verbo “ser” (tan rebosante de “categorías cognitivas”), pues trata más bien del “estar”, con lo que nos muestra que, ante todo, es apertura, apertura a lo que llamamos misterio. Y por ello el haijin, más que artista, es mero mensajero.
Permitidme terminar diciendo que os agradezco, amigos José Luis y Radoslav, no sólo vuestros haikus, sino también el habernos hecho partícipes de vuestras reflexiones, dándonos con ello la oportunidad de aprender y de intentar clarificar las nuestras hasta donde nos sea posible.
Muchos abrazos.
Raijo
Última edición por Raijo el 29/Ene/2009 21:04, editado 2 veces en total.